7.

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Un nuevo día de escuela, un día de sufrimiento y terror para gran parte de la comunidad estudiantil.

Millie muerde su manzana, a la vez que lee la nomenclatura de una estúpida sal haloidea, la noche anterior no pudo dormir, extraños pensamientos pasaban por su mente, Edward le había generado mucha duda respecto a su conversación por Whatsapp, ¿El en verdad se había enamorado de Sadie? ¿En que momento? ¿Qué hay de Iris? Se encontró divagando por décima vez en el día .

—Dios, ya perdí este examen—exclama exaltada, cerrando su libro de química de un solo golpe.

—Dile a Finn Wolfhard que te pase la copia—Sadie le lanza una mirada pícara, no había dejado de molestarla y presentarle insinuaciones sobre el chico de rizos desde el día del partido. Millie rueda sus ojos, sin embargo, tiene una sonrisa inexplicable en su rostro.

—Muy graciosa, ya veo, amaneciste comediante, lamento decepcionarte pero... Sin duda, eso no pasará—le saca la lengua y vuelve a abrir su libro, intentando fijarse en la nomenclatura de fórmulas químicas de una vez por todas. Sadie suelta un suspiro y su atención vuelve a la mesa donde se encuentra el equipo de fútbol, igual de revoltosos y ruidosos como siempre.

Sadie Sink nunca había estado enamorada, y odiaba estarlo, si en especial hablamos del típico cliché de toda chica.

Estúpido y enfermizo amor.

Sus ojos no se separan de aquella sonrisa, aquella hermosa sonrisa brillante, el jugador de fútbol es, sin duda alguna, todo un bombón.

El sonido de la campana saca a las dos chicas de su ensoñación, Millie se levanta de inmediato y junta todas sus cosas algo afanada mientras tararea una tonta canción con el objetivo de no colapsar ante los nervios del examen.

—Te veo en la salida rojita, tengo que correr si no quiero quedarme afuera del examen, sabes como es de puntual la señora Baker—Sadie simplemente le regala un asentimiento y con esto Millie Brown mueve sus pequeñas piernitas de pollo hacia el aula.

Y Sadie Sink vuelve a encontrarse en el armario del conserje.

Millie se apoya en su asiento algo fatigada, la profesora hace presencia segundos después y comienza a repartir las pruebas a los alumnos que llegaron puntualmente.

—Suerte—Finn Wolfhard le desea desde el asiento delantero y Millie le sonríe agradecida y le murmura un suave "Igualmente para ti" de vuelta.

💫

Al salir de la escuela, Millie se queda esperando a su mejor amiga por lo menos por unos 15 minutos, la cual nunca llega para sorpresa de la castaña, resignada y algo confundida, decide tomar camino hacia su casa... Algo aburrida, logra escuchar la conversación de unas chicas a sus espaldas.

—Dios mío ¿Viste lo que publicó Iris Apatow en su cuenta de Instagram? Al parecer se aburrió de los chicos de esta escuela y ahora corre a los brazos de aquel chico de Williams, pobre Edward, no me imagino como la estará pasando—y Jesucristo, ella jura que la mayoría del tiempo ha intentado mejorar aquellos hábitos de chismorreo, pero no puede evitarlo, su instinto de vecina entrometida puede más que la razón, no sabe en que momento ha cambiado de dirección y ahora se dirige a aquel lugar que se ha hecho tan habitual para ella.

La cafetería Vitale no está tan llena de gente, así que no le es difícil hallar una mesa disponible, Finn ya se encuentra allí, lo sabe ya que observó como el chico corría apresuradamente hacia la salida de su escuela.

Y, oh mierda, como era de esperarse, llevaba consigo muy poco dinero.

Como ya se le esta haciendo costumbre, toma su teléfono e ingresa a la red social, esperando a que el lento WiFi funcione, se tarda un poco pero finalmente logra teclear "Iris Apatow" en la búsqueda de usuarios.

—Bienvenida a la cafetería Vitale ¿Ya se decidió por que ordenar?—Finn Wolfhard no la atiende esta vez, Millie jamás admitiría el sentimiento de decepción que sintió al ver al delgado chico de ojos azules al frente de ella.

—Uh, yo...—el chico de ojos azules, levantó una de sus cejas, impaciente—. Un vaso de agua—le sonríe inocentemente, Jaeden la mira entornando sus ojos por unos segundos, después solo lleva una de sus manos al tabique de su nariz, como si tuviera que lidiar con asuntos como este día a día.

—Tenemos botellas de agua con el precio de un dolar—el chico anota en su agenda y después eleva su mirada, esperando alguna objeción de la chica.

—Un vaso de agua, del grifo—Millie se queja, retando con la mirada al chico, que después de leer en la etiqueta de su camisa, supo que se llamaba Jaeden. El recién nombrado no duda en devolverle la mirada desafiante.

—¿Pasa algo malo?—los dos se sobresaltan al escuchar la profunda voz de Finn Wolfhard, que se encuentra a las espaldas de Jaeden, con sus cejas elevadas en señal de confusión.

—Finnie, solo ha pedido un vaso de agua, esta abusando de la hospitalidad de la cafetería—Jaeden se queja con un puchero en sus labios, cruzandose de brazos.

—Sigo detrás tuyo—Millie le responde, rodando sus ojos marrones. Jaeden parece ignorarla por completo, y solo se queda esperando la respuesta de su compañero de trabajo.

—Bueno, iré a traer ese vaso de agua—Finn se encoge de hombros y cuando esta por irse, Jaeden lo agarra del brazo.

—Finn, el jefe se molestará si se entera de esto—Jaeden le susurra, por supuesto que no echaría al agua a su amigo, pero de verdad, no quería que este terminara en la calle por una cara bonita, sabía perfectamente que Finn podía llegar a ser algo ingenuo y que su nobleza podía llegar a ser un defecto.

—Nunca se enterará.

Y por primera vez en su vida, Finn Wolfhard se pasó las reglas por el trasero.

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Gracias por leer ❤

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