Robert Brown los excrudiñaba minuciosamente, como si los dos jóvenes fueran los testigos de uno de los mayores crímenes de la historia de la humanidad. Una de sus manos sostenía él teléfono en contra de su oreja y la otra una copa de vino. Lucía sin duda como todo un mafioso.
Millie agarraba la mano de su novio con una sonrisita nerviosa, su padre había decidido tener una grata conversación con Eric Wolfhard sobre lo sucedido en la cocina.
La conversación perdió la seriedad de una manera bastante rápida cuando los dos hombres se dieron cuenta que apoyaban al mismo equipo de fútbol.
Robert hablaba sin cesar sobre las jugadas del ultimo partido, Finn le lanzó a la menor una mirada extrañada y la anteriormente mencionada tan solo se encogió de hombros.
Después de unos largos minutos de conversación, su padre descolgó la llamada.
—No crean que se han salvado de lo que pasó—los señala entornando sus ojos.
—Oh vamos, Robert, dejalos tranquilos ¿Acaso no recuerdas aquella vez que a su edad entramos a tu piscina en ropa interior y tu ma—
—No es momento de hablar sobre aquello, Kelly. —Su padre la interrumpe de inmediato entre dientes y con su mejor expresión de vergüenza. Millie hace todo lo posible para evitar que aquella carcajada se escape de sus labios—. Tendremos una larga charla después, señorita, no me cabe duda de que el asunto de que tu enamorado haya terminado sin su camiseta es obra tuya,— su padre niega con su cabeza fingiendo decepción, esta vez la menor no puede evitar reír, su padre la conoce tan bien.
—Ya sabes... Todo fue gracias a mis desaciertos con la cuchara—responde de manera simple, encogiéndose de hombros.
—No lo dudo... Bien, tortolitos. Pueden despedirse, creo que ya han abusado mucho de la hospitalidad de la casa Brown—su padre suelta con ironía mientras le da una seña a su hija para que acompañe a su novio a la puerta.
—Lamento haberle dado la peor primera impresión, señor Brown—Finn limpia sus manos sudorosas en su propio pantalón, mientras le sonríe con vergüenza al hombre delante de el.
—Supongo que exagere un poco... Después de todo olvidé lo que se siente ser un adolescente—el hombre suelta una pequeña risa mientras le extiende su mano al jovel él cual la estrecha de inmediato —. Sin embargo, ni se te ocurra lastimar a mi hija o de lo contrario, conocerás las consecuencias.
—¡Papá! —Millie grita avergonzada tomando de la mano a su novio alejándolo de su padre de un solo jalón.
—Solo bromeaba—el señor Brown suelta una carcajada—. Luces como un buen chico, Finn. Por favor, sé que mi hija puede ser algo terca aveces pero después te acostumbras ¿Te contó alguna vez que cuando pequeña comió jabón ya que el empaque decía "delicioso aroma a chocolate"? Toda la familia se lo advirtió, todo un día en el hospital. —su padre se vuelve a reír mientras su hija tiembla de la rabia.
—Ya es suficiente, después te quejas de por qué nunca te presento a algún chico—la castaña no para de arrastrar a su novio hacia la puerta sin embargo este parece muy entretenido con las absurdas historias de su padre.
—¿Ah si? La verdad es que hasta este momento me entero de que conocías chicos, los únicos hombres en tu vida solíamos ser tu hermano, yo... Y el profesor de cálculo—su padre se burla de nuevo, fingiendo limpiarse una lágrima de su mejilla, la chica logra finalmente arrastrar a su novio él cual esta muy ocupado burlándose.
—Estas castigado, papá. No quiero que salgas de esta casa por dos meses—su hija le reprende, esto solo causa más risas por parte de los presentes, incluso alcanza a escuchar la risa burlona de su madre desde la cocina.
—¡Fue un placer conocerlo, señor Brown!—el pecoso grita una vez que se encuentra cerca a la puerta.
—¡Vuelve pronto, tengo muchas historias más acerca de la gran Millie Bobby Brown que muero por sacar a la luz!—su padre exclama a tan solo unos metros.
—Ni lo sueñes—Millie rueda sus ojos hacia el ruloso que no para de reír mientras ella lo saca de su casa.
—El es bastante divertido—el pecoso suelta, y la chica tiene cientos de comentarios con los cuales puede objetar el anterior comentario mencionado por su novio.
—Lamento aquello, hace mucho no interactúa con adolescentes que no sean solo sus hijos —le explica entrecerrando sus ojos. Finn vuelve a reír.
—Yo lamento lo que sucedió, espero que no termines con un castigo peor al del internet—el chico la codea sonriendo apenado.
—No es tu culpa, estaré bien. Después de todo... Dudo que mi padre encuentre un peor castigo que aquel asunto del Wifi—le devuelve la sonrisa mientras ella misma se encarga de peinar un poco los rizos del chico el cual sonríe, tan adorable.
—Odio las despedidas—el pelinegro se queja después de un tiempo de intenso silencio— Nunca se como actuar o que hacer—los dos jóvenes recargan sus frentes una contra otra.
—Es realmente fácil —los dos dan un salto de sorpresa ante la infantil voz de Ava Brown que los observa de manera atenta—. Se dicen un simple "Adios, te veré el lunes", se dan un romántico y desagradable beso de despedida y tú te vas—les explica con voz obvia, mientras rodea a la pareja con la intención de entrar a su casa— Un placer conocerte, Finn Wolfhard—murmura con una sorpresiva voz sospechosa y cierra la puerta en las narices de su hermana.
—Mi familia es tan inoportuna—se queja la castaña rodando sus ojos. Su novio vuelve a reír.
—Entonces... Te veré el lunes —Finn imita las palabras de su hermana de manera encantadora.
—Mmm bien —la chica tararea sobre los labios del chico, el cual se inclina hacia adelante para darle un suave beso, se alejan por unos segundos sonriendo como idiotas.
Finn se sube a su auto y desaparece por la calle.
Millie ingresa a su casa dando saltos de alegría, la cual cesa en el momento en el que entra a su habitación y su padre está allí de brazos cruzados.
—No creas que te has salvado, jovencita. Tu y yo tenemos una conversación pendiente.
En pocas palabras, su padre le habló sobre los adolescentes y todas las estupideces que suelen cometer gracias a sus alocadas hormonas, le mencionó que tal vez podría llevar su relación con Finn algo más despacio, o de lo contrario los dos podrían terminar lastimados, le dijo que no dudara en confiar tanto en el como en su madre, o que podía llamar a su hermana Paige. Sin embargo, dejó muy en claro que apoyaba la relación entre los dos y les daba su completa bendición. Sin excederse, claramente.
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Entonces... ¿Empezamos con el maratón?
Gracias por leer ❤.
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Free Wifi |Fillie|
Novela JuvenilMillie solo asiste a aquella cafetería por el servicio de WIFI gratis.