21.

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PRECAUCIÓN (la escritora no se hace responsable de los efectos secundarios al leer este capítulo tales como: Vomitar arcoíris, paros cardiacos o respiratorios, entre otros) 

Millie nunca había llorado tanto con una película, exceptuando aquella en la que aquel bonito perro esperaba a su amo en aquella estación de tren, la desgracia aumentó para ella al darse cuenta que estaba inspirada en hechos reales, hasta su padre había llorado un río con la historia del canino.

Finn no había llorado, pero si se había encargado de reconfortarla abrazandola en contra de su pecho y dejándole mensajes de cariño.

Después de que se calmó, Finn la llevó a la cocina colgada en su hombro mientras los dos reían, había tenido un aterrizaje perfecto en una de las alacenas, Finn sacó el tarro de helado con una sonrisa de lado.

—Cierra los ojos y abre la boca—tararea mientras se acerca a la chica, Millie eleva una de sus cejas y lo mira dudosa, Finn suelta una risa mientras toma las mejillas de la chica y la vuelve a besar— cierralos—insiste, Millie rueda sus ojos y finalmente hace lo que le pide, en su boca termina el frío postre que saborea.

—Vainilla... —responde después de unos segundos con una sonrisa victoriosa, abre sus ojos para encontrarse a Finn sonriendo en grande— ¿Sabes que le daría el toque perfecto? —Millie se baja de un salto, vuelve a atacar la bolsa que Finn había traído.

No fue difícil encontrar los M&M's, las galletas oreo y los brownies, después de todo habían arrasado con la mayoría de comida chatarra hace un momento. Los dos chicos se hicieron cargo de realizar la mezcla más empalagosa posible con el helado, se ayudaron un poco con un jarabe de chocolate que la familia Brown guardaba.

Compartieron una gran parte de la mezcla entre conversaciones tontas y sin sentido, además de unos cuantos besos inocentes. Se acomodaron de tal manera en la cual Millie se encontraba de nuevo sentada en la alacena y Finn entre sus piernas.

Finn se alejó de los labios de la castaña con una idea algo descabellada, decide no pensarlo mucho y tan solo decirlo de una vez por todas.

—Me gustaría... Hablar sobre nosotros, cariño—traga duro, la castaña obtiene su atención de manera inmediata.

—Uh, ¿Tengo que asustarme?—Millie sonríe algo dudosa después de escuchar las palabras del chico.

—No, no es nada malo, linda—aquel apodo la hace sonrojar, era la primera vez que la llamaba de aquella mirada, el pelinegro acaricia si mejilla de manera suave intentando eliminar sus nervios... Aunque no debería, después de todo, Millie había dejado muy en claro que gustaba de el la otra noche ¿Verdad?

—Uh, te escucho—murmura mientras lleva una cucharada de helado a su boca.

—Sé mi novia, Millie Bobby Brown—le suelta a una velocidad inigualable. La castaña parece atragantarse con el helado ante sus palabras sorpresivas. No se lo esperaba, no en ese momento.

—¿Qué?—exclama una vez que su respiración se regula.

—¿Podrías por favor ser mi novia?—el pecoso no sabe de donde sacó la valentía de soltarlo de manera tan repentina. La observa a los ojos esperando una respuesta, la castaña aún parece impactada ante sus palabras.

—Me encantaría... —murmura después de un tiempo con una sonrisa inmensa en sus labios.

Los dos chicos se vuelven a besar, sintiendo los malditos camiones rodando y estrellándose entre sí en sus estómagos. Vuelven a lo suyo al deleitarse con su dulce creación.

—¿Quieres más?—Millie le pregunta al chico una vez que su boca ya no está repleta de helado.

—Claro—le responde con sencillez, la castaña acerca la cucharada de helado de una manera rápida a su boca, provocando que parte del helado caiga en la camiseta blanca de Finn.

—¡Lo siento!—la chica exclama tratando de no soltar una risa ante su torpeza, el primero en reírse es Finn, el cual algo incómodo se retira su camisa y en el lavavajillas que esta a tan solo unos pasos de distancia intenta arreglar el pequeño error de su novia.  Su novia.  Suena bien, en especial si Millie Bobby Brown llevaba aquel apodo de su parte.

Sonríe una vez que logra retirar la mancha un 80%. La castaña no puede separar sus ojos curiosos del cuerpo de su novio que se pasea de un lado a otro por su cocina sin camisa. Juraba que no lo había hecho intencional. Pero no se arrepentía en absoluto. Finn Wolf hard era de contextura delgada, tenía una bonita piel blanca cubierta de lunares y pecas. Sus brazos podían ser delegados pero...

—¿Admirando la vista?—Finn eleva una de sus cejas mientras le sonríe algo tímido.

—La verdad... Si—la castaña atrae a su novio con una sonrisa de lado el cual aprovecha para esconder su rostro avergonzado en el cuello de Millie, no quería que ella notara la manera en que lo convertía con unas simples miradas. No quería que la castaña se diera cuenta que en realidad solo era un tonto más y lo dejara. Millie era especial.

—Tus malvadas intenciones se han cumplido. El helado era una trampa—la mira a los ojos mientras los entrecierra. Su novia suelta una carcajada involuntaria mientras pasa sus manos por sus brazos

—Juro que no, sin embargo es una de mis mejores torpezas—le sonríe pícara. El pecoso niega con su cabeza avergonzado— Eres tan lindo—Millie suspira enamoradiza mientras junta su frente con la del chico.

Finn suelta una carcajada al aire mientras niega una vez más—. No digas eso, Mills.

—¿Por qué no? —hace un pequeño puchero mientras busca su mirada.

—No soy lindo.

Millie sonríe enternecida, su novio estaba actuando como una adolescente insegura de nuevo. Le parecía tierno.

Lo tomó de la parte trasera de su cabeza y lo acercó a sus labios robándole un beso largo e intenso, el chico le correspondió con algo de sorpresa.

—Eres perfecto, Finn—murmura sobre sus labios con una sonrisita— Tus ojos son inspiradores—le da un beso rápido— Tu sonrisa encantadora—otro beso más— ¿Y acaso no has visto tus pecas?—esta vez es Finn el cual inicia el beso.

Pasaron un par de minutos así, se alejaban de vez en cuando para tomar aire y después regresaban a lo mismo.

—Amo tener la casa sola—Millie dice en contra de sus labios soltando una risa.

—No lo dudo. —aquella voz no era la de Finn... Se separan de inmediato y observan hacia la puerta de la cocina, su padre estaba allí, de brazos cruzados y mirada fulminante.

—Papá... —Millie puede apostar que la escena no se veía precisamente inocente, después de todo... Finn estaba sin camiseta.

—Señor Brown... Es un gusto conocerlo—podrían jurar que aquella era la peor primera impresión.

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Si si, admito que casi vómito arcoiris escribiendo esto.

Gracias por leer.

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