14.

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Millie Booby Brown caminaba por el pasillo con algo de pereza, la noche anterior había intentado conseguir algo de Wifi por parte de su vecina, tuvo muy en claro que debía detener sus intentos desesperados en el momento en el cual casi se cae por la ventana.

La castaña abre su casillero soltando algunos gruñidos de molestia cuando la puerta de este se traba por unos segundos, un pequeño papel cae a sus pies y la chica algo confindida lo recoge, es un mensaje.

"Lamento no haberte llevado casa ayer :(

Te compensaré

Finn"

X.

Instantaneamente, una sonrisa se forma en su rostro, su día ya no parece tan malo después de todo. Evitando dar pequeños saltos de felicidad se dirige a su primera clase del día, literatura suena increíble, en especial porque aquella clase la comparte con el pecoso.

Al llegar al aula se sienta en su lugar de siempre con una sonrisa de oreja a oreja, la cual parece ir en aumento en el momento en el cual Finn Wolfhard se acerca a ella con una sonrisa tímida en su rostro.

—¿Si viste mi mensaje?—el chico no pide permiso al momento de tomar la silla a su lado y aplastar su trasero allí, de todos modos no es como si el tuviera que preguntar, Millie habría aceptado sin dudar un solo segundo. Después de todo, Sadie era la pasada dueña de aquel asiento y desde lo de ayer, podía irse a Plutón y a la menor le daría igual, o eso trataba de convencerse a su misma. Los largos años de amistad hacían que el calido corazón de Millie intentará con todas sus fuerzas el no congelarse... Los años y la encantadora sonrisa de Finn Wolfhard que la hacía sudar cada vez más.

Millie nota que los labios de Finn se estan moviendo... Parece estar diciéndole algo.

—Uh-Mm ¿Qué?—suelta una risa nerviosa ante la mirada expectante del chico, el cual no tarda en reír burlonamente.

—Te pregunté por tercera vez si habías recibido mi mensaje, ¿En qué planeta estas hoy, Brownie?—el pecoso se ríe de manera encantadora. Finnlandia, Millie se encontraba allí.

—Um, si. No hay nada que perdonar, supongo que era algo importante—la castaña se ríe algo nerviosa mientras desvía su mirada, recuerdos de la manera en la cual Iris se colgaba de los hombros de Finn la hacen formar una mueca de disgusto.

—¿Hay algún problema? Pensé que este sabor te encantaba—Finn ahora se encuentra haciendo un puchero mientras mira algo que hay entre sus manos, la mirada aterrorizada de la castaña aterriza en las manos del chico donde se encontraba un pastel cubierto de crema rosada. No se había fijado, ahora de seguro Finn pensaba que el rostro de disgusto era hacia el pequeño obsequio y no hacia el gran problema que denominaban Iris Apatow.

—¡No no no! Se ve delicioso Finnlard, aquella mueca no era para ti—se excusa de inmediato mientras toma con suavidad el empalagoso pero delicioso postre entre sus manos.

—Oh, genial. Me había asustado un poco, Jaeden siempre ha dicho que apesto en pastelería—Finn suelta un bufido, la castaña prueba tan solo un poco y ya esta caminando en las nubes mientras escucha un melódico coro de ángeles a la distancia.

—Dios mío, Jaeden esta completamente equivocado, es más, tiene envidia. Esto es delicioso—la chica saborea la crema rosada con una gran sonrisa en su rostro.

—Que bueno que te guste—el pecoso la mira directo a los ojos, detallando de cerca cada delicada facción que la chica poseía.

—¡Es momento de empezar la clase, jovenes!—la maestra ingresa al salón dando un fuerte puertazo que arruina el momento de los dos adolecentes—Espero que ya estén listos, hoy realizaremos algo diferente—la maestra tiene de nuevo aquella sonrisa cínica que hace temblar a los estudiantes—¡Leeremos poemas latinoamericanos!—la alegría de esa mujer era inalcanzable, y la idea de estar toda una hora leyendo y analizando algunos escritos no era algo por lo cual un adolescente se emocionaría, por lo tanto no gie raro que todos en el aula soltaran gruñidos o pequeñas y bajas maldiciones—Vamos chicos, será en parejas, pueden hacerse con quien quieran—la maestra intenta animarlos, su brillante tecnica da frutos cuabdo todos comienzan a gritar el nombre de sus amigos más cercanos y se ríen abiertamente.

—Brownie, ¿Quieres hacerte conmigo?—Finn Wolfhard la cuestiona tímidamente, sin esperar tan solo unos segungos, la sonrisa de gato aparece en los labios de la chica.

—Vamos a hacer el trabajo juntas ¿Verdad, Millie?—Sadie llega a su puesto con una sonrisa alegre. Por alguna extraña razón, la castaña no desea realizar el trabajo con su amiga de toda la vida, la idea de abandonar a Finn en este proyecto la atormenta, le disgusta por completo.

—Entiendo, yo iré a hacerm-

—No, espera—Millie agarra de la mano al pelinegro antes de que a este se le ocurra escapar del momento incomodo que se había formado en aquel lugar—. Lo siento Sadie, pero Finn me preguntó antes—la castaña le sonríe con amabilidad.

—Oh, esta bien... Supongo que iré a sentarme con otra persona—la pelirroja baja la mirada algo desilusionada, aunque en el fondo sabía que Millie había elegido de manera correcta, después de todo Finn había estado para ella todos estos días mientras ella no. Y todo por un estúpido chico que no valía la pena, ese encantador hombre que parecía ser hijo de algún Dios, pero el estaba con alguien más.

—No tenías que hacer esto, no me habría molestado si me hubieras dejado de lado—Finn Wolfhard le dedica una pequeña sonrisa avergonzada.

—Las cosas entre Sadie y yo no estan precisamente en buen estado—la menor suelta un suspiro algo dramático que le causa intriga al pelinegro.

—Eso está mal, pudieron solucionar las cosas. Después de todo, ustedes son mejores amigas ¿No?—el chico se recarga en la palma de su mano mientras la observa curioso.

—Para cada cosa hay un tiempo. Y decidí que este iba a ser tu tiempo, Finnie—la castaña no sabía quien era ese extraño ser que se encontraba hablando en su lugar, pero ciertamente le encantaba.

—Nuestro tiempo, Millie Bobby Brown—el chico resalta la primera palabra y una sonrisa instantánea se forma en el rostro de la menor.

—Nuestro tiempo, Finn Wolfhard.

🎀🎀🎀🎀🎀🎀🎀🎀

Segunda parte del maratón.




Free Wifi |Fillie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora