19.

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Un año antes

Finn Wolfhard siempre había sido un prodigio en las matemáticas, el mejor en su clase desde pequeño. Por eso, en aquel examen de cálculo no le bastó más que 25 minutos para terminar. Algo aburrido, se dedicó a tararear suaves letras en una de las hojas libres una vez que entregó su examen.

Su tranquilidad es interrumpida con el suspiro lamentable de la silla de al lado. Se trataba de Millie Bobby Brown, una chica de cabello castaño muy corto, ojos marrones, una bonita nariz respingada y labios rosados. Eran compañeros en la clase de español, habían intercambiado palabras un par de veces. La desesperación se notaba en los ojos de la castaña, la cual observaba la hoja como si estuviera en chino. Normalmente, Finn habría ignorado la situación, pero un vacío en el pecho que relacionó con la lastima no lo dejó ignorarla, aún algo indeciso, tomó la hoja que le había sobrado y volvió a realizar todos los ejercicios de manera rápida, una vez terminados los desplazó sobre la mesa hacia la castaña que lo miraba atónita, a el y a la hoja. Solo bastó una ceja elevada de manera expectante y así Millie pudo finalmente tomar la copia y pasarlo todo a su respectivo  exámen.

La hora terminó justo a tiempo para que Millie Brown terminara su examen, todos los estudiantes recogían sus cosas mientras murmuraban quejas sobre el examen que recién habían presentado.

—Gracias por eso, Wolfhard. Te debo una—la castaña le dedica una pequeña sonrisa amable cuando van saliendo de clases.

—No hay problema, Brown. Ahora estamos a mano, después de todo, has tenido que escuchar mis empalagosos poemas por todo este semestre—el pecoso luce algo avergonzado al decir estas palabras. Millie abre su boca para alegar algo pero es interrumpida.

—¡Finnie!—Iris Apatow se cuelga del cuello de su mejor amigo con una sonrisa gigante, nadie imaginaria que después de esa misma noche los dos jóvenes intentarían no volver a cruzar palabra.

—Hola rubia ¿Qué tal estuvo el exámen para ti?—los dos jóvenes inician una conversación sobre lo fácil que estaba el examen y como sus respuestas eran iguales. Millie rueda sus ojos con molestia y se va arrastrando los pies.

—Finnie, dime que irás al cumpleaños de Nataliala rubia realiza aquel pequeño puchero al cual nunca se puede negar.

—Bueno... Hoy le dije a Jaeden que iríamos a jugar videojuegos. Pero lo puedo convencer—Finn suelta un pequeño suspiro, la sonrisa de Iris cae por unos segundos, su relación con Jaeden, el otro mejor amigo de Finn, era terrible. No le sorprendería encontrar al chico tirándole dardos a una de sus fotos.

—Uh, bien, allí nos vemos—le responde después de unos segundos.

—Espera, necesito contarte algo... Es importante—Finn suspira, era ahora o nunca, tenía que sincerarse acerca de sus sentimientos con la rubia de una vez por todas.

¡Hey Iris! Te. estamos esperando—una chica del equipo de animación que se encuentra a tan solo unos metros pega un grito reprendiendo a su mejor amiga.

—En la fiesta, Finnie—le guiña uno de sus ojos y se va de inmediato. El pecoso suelta un suspiro, ahora tendría que lidiar con el genio de Jaeden en la cafetería.

Por alguna extraña razón, esta vez no tuvo que ponerse de rodillas para lograr que Jaeden lo acompañara, bueno, tenía que confesar que tal vez había rogado solo un poco. Tiene que agregar que ahora le debía una rebanada de pizza al castaño.

Se había cambiado de ropa, por algo sencillo y cómodo, tan solo unos jeans ajustados negros, una camiseta blanca y unos comodos tenis negros. Observó su reflejo en el espejo por un par de segundos, y se apresuró para ir a recoger a su amigo.

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