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Y desde ese momento decidí olvidar todo lo acontecido con el tema de Gabe y Jeremy. También decidí contarle a mis padres lo de los obsequios, simplemente que omití decirles que el obsequiador era un desconocido. Ellos no me regañaron, solo me dijeron que no debía permitir que personas desconocidas me hicieran obsequios. (¡Touché!)

Las cosas iban bien sin la fatiga ni la presencia de Gabe en mis pensamientos, sin embargo, eso cambió cuando el chico de las encomiendas llegó con algo para mí.

Se trataba de, igual que siempre, un cartón rectangular. Lo recibí y enseguida lo abrí. No fue lo que esperaba. Fue algo diferente.

El deseo de JerissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora