(Este sí es el final, disculpen si no es lo que esperaban. Ah y es un poquis largo).
AÑOS DESPUÉS...
Estaba sentada en el parque central de la ciudad esperando a Benjamín. Me encontraba con un libro que recién me había obsequiado él; otro más de mis favoritos: El perfume de Patrick Süskind.
De repente, recibí una llamada del mismo en WhatsApp. Contesté.
—¿Estás allí ya?
—Sí —respondí.
—Okay. Ya voy.
Me dediqué a esperar mientras leía un capítulo más de El perfume.
Cuando llegó se acercó por mi espalda y me tapó los ojos.
—Tengo una sorpresa para ti —susurró.
De inmediato intenté deshacerme de sus manos sobre mis ojos para saber de qué se trataba.
—No, señorita, primero di que sí.
—¿A qué?
—Solo dilo.
Me lo pensé unos segundos...
—Sí.
Y me destapó los ojos y se puso frente a mí indicándome dos entradas en primera fila para una obra de teatro de El retrato de Dorian Gray... Di grititos y saltos de felicidad. ¡Eso sí que no me lo esperaba jamás!
La obra de teatro se la realizaría en dos semanas. Hasta eso tenía suficiente tiempo para releer el libro.
DIA DE LA OBRA DE TEATRO.
Benjamín estaba extraño y sospechoso. La función había comenzado y en serio no sé a qué se debía pero él estaba lleno de nervios.
Duró dos horas y media la obra y la disfruté muchísimo. Antes de que los actores hicieran su beña de despedida Benjamín salió al baño. No quiso esperar cinco minutos más a que todo culmine.
Los actores se fueron, se bajó el telón y de repente me llamaron a mí al escenario. No sé qué tipo de mala broma era esta, pero no había motivo alguno para que me llamasen.
—Señorita, Jeriss Sulliver, suba al escenario por favor.
No esperé más y fui en seguida por las gradas. Estando allí subida no me sentía tan incómoda porque las luces estaban apagadas y no se veía al público, solo al escenario.
—Usted, está a punto de presenciar lo mejor de su vida —dijeron por los altavoces.
Me puse nerviosa y solo me quedé parada.
El telón se expandió y un grupo de varias personas salieron cogidas de las manos. En los altavoces comenzó a sonar Perfect de Ed Sheeran y dichas personas formaron parejas y comenzaron a bailar dejándome a mí en medio. En una pantalla gigante a mis espaldas se reproducían fotos de Benjamín y yo durante todo nuestro noviazgo mientras el elenco de la obra de teatro bailaba un vals a mi al rededor. Tuve muchas ganas de llorar sin importarme si se arruinaba o no mi maquillaje, pero apareció Benjamín usando un traje y sombrero tipo Dorian Gray que me dejó deslumbrada y me tomó de las manos para bailar junto a los demás.
—No me sé la coreografía —dije reprimiendo mis lágrimas.
—Pero yo sí, solo déjate llevar.
—¿Por qué no me avisaste? —cuestioné mientras trataba de imitar el baile de los demás.
—Si hubiese hecho eso no hubiese sido sorpresa.
—Me hubiese puesto un vestido más lindo.
—¿Acaso la letra de la música no te dice nada?
Callé unos segundos. Lo miré directamente a los ojos como si no hubiera un mañana y lo atraje hacia a mí para besarlo.
—¡¡Es la mejor noche de mi vida!! —exclamé a oídos de toda la audiencia.
—Falta lo mejor.
La música terminó y las luces nos enfocaron específicamente a mí y a Benjamín.
Él se hincó frente a mí y saco una pequeña cajita de gamuza de su chaqueta.
Por mi mente pasaron muchas ideas.
Alguien le pasó un micrófono a Benjamín.
¡Por Dios!
—Jeriss Sulliver, llevamos cinco años juntos y tengo la certeza de que te mereces esto.
Abrió la cajita y se trataba de un anillo de compromiso.
—¿Te quieres casar conmigo?
Todos en la audiencia hacían murmullos y comentarios que responda un sí rápido.
Y yo no necesitaba dejarme llevar por ellos. Yo sabía lo que quería.
—Sí quiero, Benjamín. Quiero casarme contigo.
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El deseo de Jeriss
Historia CortaJeriss Sulliver ha recibido siempre los mismos regalos de cumpleaños durante sus 16 años. Estando cansada de que nadie le cumple su deseo más preciado, decide hacer algo que parece loco e inusual: suelta varios globos llenos helio en el aire, los cu...