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Al día siguiente, tuvimos una excursión en el colegio. Fuimos todos los de la clase de educación física. Hada sí compartía esa clase conmigo, por lo tanto, ahí estábamos. Ese día —sin esperármelo otra vez—, también sucedió algo extraño: "Osi" me regaló un caramelo de miel porque a mí se me había bajado la presión arterial y según él eso era bueno.

—Jeriss, toma un dulce, son buenos para la presión baja —dijo frente a un gran pelotón de compañeros.

—Gracias —le contesté.

—De nada —respondió—. Por cierto, ¿me puedes recomendar algún libro de suspenso?

Ese comentario me dejó perpleja, pero igual le respondí.

—La chica del tren. Es de suspenso, algo tenso y misterioso.

"Osi" me agradeció y se retiró de mi presencia.

El deseo de JerissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora