Fruncí el ceño. Esa voz no era la de Osi, sin embargo, ¿quién más podía ser?
—Necesito ponerte una venda en los ojos antes de que voltees.
—Osi, ¿qué pretendes? Déjame verte y asegurarme de que eres tú. Si no lo haces, le diré a Chloe de todos los libros obsequiados que me has estado enviando.
Sentí claramente que se acercó a mí. Estaba detrás de mí. Podía sentir su respiración casi rozar con mi cuello. Tuve ganas intensas de voltearme, pero miedo a la vez.
—Cierra los ojos y déjame ponerte la venda, Jeriss. Por favor.
Definitivamente no era Osi. Esa voz no era de él. Está voz era más misteriosa y ronca.
Accedí a su pedido.
—Ponme la venda, Gabe. —Pedí olvidándome del miedo.
Gabe me puso la venda y luego se paró frente a mí. Él tomó mis manos entre las suyas y dijo algo muy revelador.
—Tú sí me conoces, Jeriss. Me conoces desde hace mucho tiempo. Es solo que no me recuerdas.
Después de haber dicho eso me dio beso en la mejilla, me entregó una bolsa plástica y se marchó. No me saqué la venda hasta que ya no escuché sus pasos entre las hojas secas del suelo.
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El deseo de Jeriss
Short StoryJeriss Sulliver ha recibido siempre los mismos regalos de cumpleaños durante sus 16 años. Estando cansada de que nadie le cumple su deseo más preciado, decide hacer algo que parece loco e inusual: suelta varios globos llenos helio en el aire, los cu...