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Una mañana desperté con una gran sonrisa en mi rostro. Ya era momento de abrir mi corazón una vez más. No tenía por qué amargarme, porque sí, me han lastimado, pero eso no me iba a impedir amar a otra persona, no me iba a impedir entregar todo de nuevo, y si me lastiman al menos me quedaré con el recuerdo de que al menos lo intente de nuevo.

Salgo de la cama. Me froto los ojos aclarando la vista. Levantó la cortina, el sol está muy brillante y el cielo muy despejado, sin duda hoy será un gran día.

No tengo ganas de salir. Hoy tengo ganas de quedarme en casa y hacer lo que más me gusta, que es dibujar y leer, pero primero tomaré una ducha rápida.

Salgo del baño cuando mi celular suena.

—Hola, Diana.

—Hola, Jul, quería invitarte a que fuéramos por un helado ¿Vienes?

—No quiero sonar grosero, pero hoy no tengo ganas de salir, mejor vamos otro día ¿Te parece?

—Está bien, me parece bien.

—Cuídate.

—Tú igual. Adiós Jul.

—Adiós, Diana.

Cuelgo y me terminó de vestir. Me pongo ropa que ya no uso tanto, para no manchar la ropa que si uso.

Tomo un lienzo, saco mi caja con los lápices de colores y los de grafito.

En mi celular pongo música de Hardwell. Porque amo la electrónica, es mi vida y más a Hardwell.

Pongo la música en aleatorio y comienzo a trazar con lápiz el dibujo.

Así me la pase casi todo el día, dibujando con acuarelas, lápices de colores, en lienzo, el papel, etc.

En la noche, antes de acostarme mi celular vibro, pero no le tome mucha importancia. Tal vez era un mensaje de mis amigas, porque ya casi es día de muertos y de seguro quieren que salgamos a divertirnos un rato.

Me quito la ropa sucia y me pongo una playera negra y un short negro. El negro es mi color favorito, me gusta como se ve en la ropa.

Desbloqueo mi celular y veo una notificación de Facebook, de inmediato la abro y es una solicitud de amistad de un tal Alex. Antes de aceptar su petición de amistad, miro su perfil para ver sus fotos, pero todo lo tiene bloqueado, así que sin pensarlo dos veces la acepto. Su perfil carga y me aparece casi toda su información. Pero me enfoco más en ver sus fotos. Reviso cada una de ellas, en todas sale bien, no es feo, es guapo. Chico de tez morena clara, ojos cafés muy oscuros, pelo casi color negro, cejas pobladas y labios carnosos y bien marcados.

Ahora es momento de revisar su información.

Tiene diecisiete años y vive en la Ciudad de México, está algo lejos, pero nunca creo que lleguemos a hablar porque siempre que alguien te agrega jamás te habla. Pero es momento de retractarme de lo que dije, porque en mis notificaciones tengo un mensaje de él. Supongo que solo quiere hablar conmigo porque esta aburrido o algo parecido.

Abro su mensaje y lo leo.

Alex: Hola.

Julián: Hola.

Su respuesta es muy rápida, tal vez si este aburrido.

Alex: ¿Cómo estás?

Julián: Cansado, ¿y tú?

Alex: Bien. ¿De dónde eres?

Julián: De Oaxaca, ¿y tú?

Era más que obvio que yo ya sabía de donde era, pero no quiero que me tome por acosador.

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