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—Hola —su voz le tiembla por los nervios. Bueno, al menos ya dijo algo y no se quedó callado.

Por instinto quiero abrazarlo y besarlo, pero no es lo correcto, aun no es el momento adecuado. Necesito aguantar un poco más. Necesito sanar todo el dolor que me dejo aquella ocasión.

Le hago una seña para que tome asiento y no sé caiga. Nos sentamos y estamos a unos centímetros uno del otro. Huele bien. Se ha perfumado y el olor de su ropa me invade las fosas nasales. Huele a bebé, ah virgen.

Primero le explicaré por qué accedí a verlo. Creo que ya estoy más tranquilo, y ahora, si podemos hablar bien sobre lo que paso esa noche. Estoy dispuesto a escucharlo. Dejare el orgullo y el dolor a un lado. Necesito escucharlo otra vez. Soy muy terco, eso ya me lo explico, pero quiero que me lo vuelva a explicar.

—Quise verte para platicar contigo, sobre todo lo que pasó aquella noche en la fiesta. Creo que ya es momento de dejar mi orgullo a un lado y escucharte —no me mira, si n que, mira para otro lado.

—Pero si yo ya te dije todo lo que pasó. Yo no quería besarlo, él fue el que me beso. ¿Por qué no me crees?

—Es que... ya te explique que me dolió mucho verte besándote con otro.

—Y yo ya te explique que a mí me dolió que no me creyeras, eso fue lo que más me rompió el corazón. Todo pasó porque estaba muy borracho, yo quise zafarme, pero no pude por más que lo intentará. Entiende que sólo te amo a ti, no te cambiaría por nada ni nadie. Tú eres toda mi vida, eres mi esposo y no perdería un año de noviazgo con otra persona que ni siquiera quiero.

Sus palabras son tan mágicas y curativas, que mi corazón se siente vivo de nuevo. Es como si sus palabras eran lo único que necesitaba escuchar. Siento alivio y puedo respirar un poco mejor, pero creo que mi aspecto sigue siendo igual, pero no me importa. Infinito empieza a llorar. Creo que ahora si es momento de perdonarlo. Mi inmadurez hizo que también lo dañara. Quiero decirle cuanto lo amo, cuanto lo extrañe, cuanto lo necesite, quiero que sepa lo mucho que lo amo también.

—Alex...

—Yo sólo quiero que me creas. Te extraño muchísimo, no quiero perderte, no sé qué haría sin ti. Te necesito y te a...

Sin previo aviso pego mis labios con los suyos. Sus labios son tan suaves y salados a causa de las lágrimas. Lo he extrañado tanto. Tomo su mejilla entre mi mano. El beso es muy dulce y tierno. Mi corazón no deja de latir con fuerza.

—Mi flaco —me abraza y se aferra a mi chamarra.

—Mi gordo —dice mientras se limpia la nariz con su mano.

—Perdóname, bebé, perdóname —acaricio sus mejillas—. Soy un estúpido por no creerte.

—No, no lo eres.

Sí lo soy. Soy un estúpido porque perdí al amor de mi vida, lo creí perderlo todo. Perder lo que más amo en esta vida.

Paso mi antebrazo por mis ojos para secarme las pocas lagrimas que tengo acumuladas. Agacho la mirada pero infinito me la levanta para besarme.

—Te amo, bebé, te amo con todo mi corazón —tomo su mano para ponerla en mi pecho para que sienta mis pulsaciones. Cierra los ojos disfrutando cada latido. Sí, eso es lo que mi corazón hace por ti. Latir—. Regresa conmigo— le pido.

—¿No terminamos o sí?

—Ah... yo pensé que si... pensé que tú ya no querías nada.

BETTER US | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora