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El celular suena a las ocho de la noche. La llamada es de mi amiga. Despierto frunciendo el ceño. No me percaté de que me quedé dormido después de tanto llorar. Contesto su llamada y me dice que ya está afuera. Me pongo las chanclas y bajo para recibirla y dejar que entre a mi mundo donde es un desastre.

Tomo aire antes de abrir la puerta.

—Ho... —no termina de saludarme y me mira horrorizado— ¿Qué diablos te paso?

—Entra.

Cierro la puerta y le digo donde es mi habitación. Cuando se pone en la puerta, también mira con horror todo el desastre que tengo tirado. Yo la ignoro y me vuelvo a sentar en la cama. Con la cabeza le digo que cierre la puerta.

—Cuéntame de una maldita vez que ha pasado —grita exaltada y sentándose en la cama.

Asiento y le platico todo lo que Alex me dijo hace un rato. No puedo evitar llorar, otra maldita vez. Es que las lágrimas son infinitas... oh... esa palabra...

Rocío hace muchas caras extrañas, que no sé si está enojada, preocupada o no sé qué carajo piense.

—¿En serio paso todo eso?

—Sí.

Fija la mirada en sus manos y juega un poco sus dedos. Su expresión es muy rara. Está como meditando todo lo que le dije por segunda vez. Levanta la vista y me ira a los ojos.

—¿Y si de verdad te estaba diciendo la verdad?

—¿Por qué lo dices?

—Julián. Alex te busco ese mismo día que pasó el beso y ahora vino a verte para poder arreglar su relación. Te súper juro que no lo beso porque quería, si no, porque lo obligo a besarlo. ¿Conoces al chico esté que lo beso?

—Sí y nunca le quita los ojos de encima. Desde que lo vi, ve a Alex con ojos de lujuria y creo amor.

—Ahí está. Alex te está diciendo la verdad, Julián. Él te ama demasiado y tú por tú orgullo no te das cuenta. Solo eres egoísta.

Pienso muchas cosas en mi mente. Recuerdo su cara de dolor antes de que se fuera. Todo lo que me dijo era verdad. Alex nunca me mintió entonces. Yo no le quise creer. Y ahora se fue, se ha ido, pero aun así tengo que pensarlo un poco más. Sigo confundido y no quiero hacer cosas que después me pueda arrepentir.

—No lo sé. Tengo en la cabeza muchas cosas que seguir pensando.

—Piénsalo bien, Jul —toma su bolsa y se levanta—. Me tengo que ir. Mañana quiero verte en el trabajo, no quiero verte aquí tirado en la cama todo el día. Debes distraer tu mente y así pensaras mejor las cosas. Pero piensa bien lo que va a pasar.

—Gracias.

Me levanto para abrazarla y darle las gracias otra vez. La acompaño hasta la puerta para que se vaya a casa.

De regreso en el cuarto. Me vuelvo a acostar a escuchar música y perderme en el sueño con los audífonos y la letra de cada canción.


---❤️---


Una semana ha pasado. Segué el consejo de Rocío. Ir al trabajo y despejarme de todo esto que tenía en la cabeza. Yo seguía pensándolo, pero también lo extrañaba. Extrañaba tenerlo en mi casa, besarlo, abrazarlo, acariciarlo, ver su sonrisa, extrañaba muchas cosas de él, incluso hacer el amor, pero toda vía seguí dudando un poco y mi orgullo no me dejaba avanzar.

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