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Despierto a las 7:20 para ir a casa de Alex. Su padre se va a esa hora a trabajar, así que podremos estar un par de tiempo solos él y yo. Estoy muy emocionado por llevarlo a la escuela, espero que también pueda recogerlo.

Toco el timbre de su casa y la puerta se abre. Lleva el pijama puesto y su cabello está un poco alborotado. Se ve algo chistoso, es la primera vez que lo veo así. Me sonríe desde la puerta y yo hago lo mismo.

—Buenos días, bebé.

—Buenos días, gordito.

Se acerca y me besa. Sus labios se sienten un poco secos, pero con el beso se le hidrataran.

Me siento en el sillón mientras el sube rápido a su cuarto por una cobija. La verdad es que hace un poco de frío. Vengo muy bien abrigado y la cobija me va a proporcionar un poco más de calor.

Vemos televisión un rato. Se recarga en mi pecho, yo lo rodeo con los brazos.

Estamos viendo una serie. American Horror Story: Freakshow. Se escucha un ruido proveniente del estómago de infinito.

—¿Ya quieres desayunar?

—Sí, por favor.

Me levanto del sillón para ir a la cocina y prepararle algo de desayunar. ¿Qué haré? Mmm, se me ocurre hacerle enchiladas suizas. Busco en el refrigerador todos los ingredientes. Preparo el sartén, los platos y los cubiertos. Me hundo en mi mundo de la gastronomía, las haré como mi imaginación lo quiera hacer.

Termino de emplatar. Salgo de la cocina para ir por infinito.

—Ya está listo, bebé.

Se pone de pie. Corre hasta quedarse frente la mesa boquiabierto. Sí, esto es lo que he preparado para ti, solo para ti bebé.

Tomo asiento en una de las sillas mientras saca jugo de naranja y sirve en los vasos.

Corta un pequeño pedazo y se lo lleva a la boca. Mastica y espero a ver su reacción.

—Te quedo riquísimo.

—No es cierto —miento para poder tener una pequeña discusión por la comida.

Pone sus ojos en blanco. Ya es de esperarse.

—Para mí sí y te callas —se lleva otra porción a la boca.

No puedo evitar sonreír. Me hace feliz saber que la comida que le preparo le encanta. Lo hago con amor, para mi esposo.

—Me alegra que te guste mi comida.

—Como no hacerlo si para mí eres el mejor chef del mundo.

Su comentario hace que me sonroje. Me siento alagado y con ganas de prepararle muchos más platillos.

—Ay, bebé, mejor come.

Son las once de la mañana. No sé a qué hora pretende irse a la escuela. Bueno, para empezar no sé a qué hora entra.

—¿Te bañas conmigo?

—Sí.

En el baño, llegamos a un acuerdo que primero me lavo el cabello mientras él se enjabona el cuerpo y luego al revés. Yo me enjabono el cuerpo y él el cabello.

Bañarme con él me produce algo de morbo, pero también ternura. Ver su cuerpo bajo el agua me hacer querer poseerlo aquí, y algún día lo haré. Pero también se ve muy dulce limpiándose todo el cuerpo.

BETTER US | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora