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Mi cuerpo siente el frío que hace por la mañana. Me cubro el cuerpo con la cobija, pero mis ojos se abren. Reviso la hora en mi celular. Vaya, la una de la tarde. Es muy tarde. Me siento mientras me estiro. Alex se está vistiendo. Su celular suena, debe ser su mamá. Contesta mientras yo reviso bajo las cobijas si llevo algo puesto, pero no, estoy desnudo completamente. Recuerdo lo que paso anoche, tuvimos sexo, mucho sexo, mi pecho tiene varias marchas de pequeños hematomas.

—Bueno —su voz suena un poco rara—... Con Julián... Sí... Vale —no sé de qué tanto están hablando.

Salgo de mi dichosa cama que tengo como suelo. Ya debería juntar para la cama, eso de dormir en el suelo es incómodo. Me acerco a infinito para darle su beso de buenos días y abrazarlo. Paso un poco de saliva y aun siento el asqueroso alcohol en mi boca.

—Toda vía tengo el sabor del alcohol.

—Pero ayer bien que te pusiste borracho y caliente.

Sonrío al volver a recordarlo. Escucharlo gritar mi nombre me prende aún más y me hace sentir tan especial, saber que yo soy la primera persona que lo hace gozar y lo hace sentir en la gloria.

—Es que ya te traía ganas —me rio admitiendo lo que era obvio—. Desde que bailaste en la fiesta, me imaginé muchas cosas...

Me golpea el brazo.

—Eres un sucio.

—¿Yo que? Tú que te mueves tan bien —volver a recordar eso me llega a la mente y a mi parte intima que quiero hacerlo otra vez.

Pone los ojos en blanco.

—Tenemos que ir a mi casa a comer.

Hoy no abra sexo. Buuuu. Asiento y me pongo mi ropa limpia.

En su casa sus padres están en la cocina haciendo el almuerzo porque el desayuno ya nos lo perdimos. El desayuno es muy callado, nadie dice una sola palabra, que extraño en ellos, siempre están platicando. Que extraño es esto.

—Ayer estuvo padre la fiesta de Karla —interrumpe por fin.

—¿Si? —su voz suena muy rara, como si hubiera llorado.

—Ah... sí.

Su padre se levanta de la mesa, sale de la cocina sin decir alguna palabra. Alex me mira sin comprender. Si tú no comprendes, menos yo. Levanto los hombros diciendo que no sé qué es lo que pasa.

Levantamos los platos y Alex me hace una seña con los ojos para que salgamos de este ambiente tan tenso.

—Qué raro fue la comida, ¿no?

La verdad es que sí, pero n osé que responderle. Tal vez pelearon y por eso estaban así. Pero no le voy a decir eso. No quiero arruinar nada que no estoy seguro de si paso o no.

—Pues... sí —mis facciones cambian al pensar que si pelearon.

—Bueno, ayer casi no recuerdo que paso después de tener esa noche de pasión —cambia de tema y estoy agradecido de que lo haga.

—Lo que recuerdo es que no dejabas de gritar mi nombre y de decirme lo mucho que me amas y me deseabas —sonrío con una sonrisa triunfal.

Nos quedamos hablando más sobre la fiesta, de que sus amigas son muy graciosas y nada mamonas. Nos metemos muy en la conversación que pierdo la noción del tiempo hasta que Alex me dice que ya es tarde. Quiero dormir, necesito descansar más, sigo agotado por lo de ayer. El alcohol sí que te fatiga bastante.

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