Despierto sofocado por esa maldita pesadilla. Recordar ese accidente llena mi cuerpo de un miedo atroz. La imagen de Taylor bañado en sangre, Keyra colgada y los pilotos muertos es horrible. Un escenario que quiero olvidar, pero ha quedado grabado como un recordatorio constante de lo que pude haber perdido, más que todo de lo que el odio puede generar.
Una lenta caricia en mi abdomen me hace desviar la vista hacia la mujer que duerme junto a mí, pero el dolor en el cuello me obliga a volver la cabeza con mirada al frente.
¡Joder!
Con cuidado me incorporo, procurando no despertarla. Me encamino al baño para hacer mis necesidades y tomar una ducha sin ese molesto collarín. Me detengo frente al espejo analizando mi cuerpo. El golpe en mi mejilla ya está próximo a desvanecerse.
Sonrío al recordar como mi pequeña cuidó de cada uno de mis golpes. Sus dedos aplicando la crema hicieron la tarea equivocada. Mi cuerpo reaccionó inmediatamente a sus caricias, su tacto fue como esa brasa que aviva el fuego que guarda mi interior.
Su sonrisa de suficiencia por primera vez me hizo sonrojarme. Me sentía avergonzado por verme como un maldito loco al excitarme en medio del dolor.
Eso solamente lo provoca ella.
Salgo con una toalla enrollada en mi cuerpo. La observo boca abajo con su mano estirada hacia donde hace unos minutos dormía. Me acerco tomando asiento en el borde de la cama. Retiro las hebras de cabello que adornan su rostro cuando abre sus ojos.
—Buenos días —susurra con la voz ronca somnolienta. Tallando dulcemente sus ojos, como si fuese una pequeña.
—Eres hermosa. —Sus mejillas empiezan a tomar ese tono rosa que me encanta. —Buenos días, princesa. —Con extremo cuidado me inclino y beso sus labios castamente.
—Te has duchado. —Su mirada recorre mi pecho y desciende lentamente por mi abdomen, hasta detenerse en mi entrepierna. —Pudimos habernos bañado juntos. —Arqueo una ceja.
Mi jodido miembro vibra debajo de la molesta toalla.
—No empieces —le advierto.
Ríe. Es una risa tan melodiosa que me encanta.
—Te ayudaré. —Se pone de pie. Contengo el impulso de irme sobre ella al verla con ese camisón de satén en tono piel. Sus pechos se alzan sobre él dejando que su pezón se marque con intensidad.
¡Maldición!
La falta de sexo ya me está afectando.
—No hace falta, princesa. Estoy bien. —Rodea la cama.
—No dudo que lo estés. —Me tiende su mano para que me levante. Lo hago sin pensarlo. —Hay que curar la herida de tu cabeza. —La miro completamente embelesado.
Es hermosa.
Jodidamente hermosa y mía.
—Todavía no puedo creer que te tengo frente a mí. —Acaricio su mejilla suavemente.
Inclina la cabeza en busca de mi caricia. Sus ojos brillan con intensidad.
—Lo estoy y no pretendo separarme de ti. No volveré a pasar por esto más nunca, Damon. —Sonrío por su tono autoritario.
—Como usted diga, jefa. —Se inclina dejando un beso casi fugaz en mis labios.
—Dame un segundo. —Se adentra en mi armario, para luego salir con unos Jeans oscuros, bóxer y franela blanca. —Vístete mientras cepillo mis dientes y tomo una ducha. Vendré en unos segundos a curar esa herida. —Señala la venda de mi cabeza. —Te amo. —Vuelve a besar fugazmente mis labios para luego salir apresurada.
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Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)
FanfictionPrimer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptación o reproducción.