Capítulo 67 || Anais.

4.7K 449 56
                                    



Todo mi cuerpo permanece igual.

—¿Qu-é? —pregunta Phoebe casi sin voz.

La pequeña observa la pantalla con tanta alegría. La sonrisa que plasman sus labios es tan tierna y dulce, una sonrisa semejante a la de Ted. Incluso tiene los mismos hoyuelos.

—¡Hola, tía! —Vuelve a saludar efusiva, ahora hondeando su pequeña manito.

Dios.

Esto... esto... no puede ser verdad.

—Hola —susurra mi pequeña con la voz ahogada.

Salgo de mi estado de shock obligatorio al sentir el temblor del cuerpo de mi pequeña.

—Ariadna... ¿qué es esto? —Las perlas de lágrimas descienden a raudales por su mejilla, dejando tonos oscuros en su camisón de dormir.

—Mamá, ¿es el tío Damon? —le pregunta la pequeña.

Asiente sin despegar sus ojos de la pantalla.

¿Nos conoce a todos? ¡¿Le ha hablado a la niña de todos?!

—Ann, ve al cuarto, por favor —le pide con la voz ahogada.

—¿Por qué lloras, mamá? —Desvía la mirada a la pequeña.

—Por nada, princesa. —Acaricia su mejilla suavemente. —Ve al cuarto, mamá va enseguida a leerte un cuento, ¿está bien? —Solo la veo asentir. —Despídete de tus tíos. —Se gira hacia la computadora nuevamente.

Vuelvo a quedar sin aliento por la ternura que alberga aquella dulce mirada azulada. Sonríe ampliamente como si vernos es tan importante para ella.

—Hasta mañana tía Phoebe, tío Damon. —Tira un beso a la cámara con su manito.

El sollozo de mi princesa es ahogado, pero su cuerpo no lo puede controlar.

—Hasta mañana, princesa. —Se aleja de la misma manera que llegó. Dejando el sonido de la puerta al ser cerrada cortando el silencio que precedía a su salida. —Quiero una maldita explicación de esto, Ariadna —le exijo.

—Es hija de Ted —susurra mi pequeña sin dudar. Ariadna baja la cabeza limpiando sus lágrimas—. ¿Cómo? ¿Cómo nos has engañado a todos? Se supone que soy tu amiga, Ariadna. ¡Me has visto la cara todo este tiempo! —le grita.

—Pequeña, cálmate. Eso le hace daño a los bebés. —Niega frenéticamente removiéndose entre mis brazos.

—No me voy a calmar —gruñe, tomándome por sorpresa—. ¿Cómo has podido ocultar algo como eso?

—Sé que he hecho mal al ocultarles mi secreto, pero si hay algo que tengo claro de todo esto, es que no me arrepiento. —Adquiere una postura a la defensiva que me obliga a fruncir el ceño.

—¿No te arrepientes? —le cuestiona Phoebe.

—No —le asegura con firmeza—. Anais es mi hija, solamente mía. Por más que tu hermano sea su padre, no tiene derechos sobre ella, y no me refiero a los legales y sanguíneo. Me refiero a los derechos morales. ¿Se te olvida quién es? ¿Lo que fue? Un adolescente nublado por los lujos que le entregaba su padre a manos llenas, el mujeriego que se aprovechaba de su atractivo para seducir a cualquier mujer que quisiera y llevársela a la cama. —Se acerca a la cámara amenazante. —Sé que sabes la pregunta que define esto. ¿Por qué no me recuerda, Phoebe? ¿Por qué no recuerda que estuvo conmigo? —Joder. No es porque sea mi hermana, pero tiene mucha razón.

Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora