Capítulo 59 || No eres mi padre.

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Christian Grey


—¿Qué esperabas? —espeta Elliot furioso—. Te estás comportando como un maldito idiota.

—Bájales a tus insultos —le advierto sin despegar la mirada de la vista que deja mi oficina.

El dolor que se esparce por todo mi pecho me tiene en una especie de shock, inmóvil, con la mente casi en blanco, solamente meditando en el dolor tan fuerte que alberga mi alma a causa de mis actos.

—¿Qué le baje? —me grita. Lo miro enojado, pero parece no importarle—. Por tu jodida culpa no sé dónde mierda está Damon. No sabemos si ha cometido... —se detiene pasando las manos por su cabello, paralizado en medio de mi oficina bajo la penetrante mirada de Christopher, Taylor, Johan, e inclusive Max, que observa todo sin opinar—, alguna locura.

Inhalo profundamente buscando eliminar el temblor producto del pánico que recorre mi cuerpo. La idea de imaginarlo herido incrementa mi temor. Mi hermano tiene razón, no puedo ser un idiota y rechazar mi paternidad, cuando realmente amo todo de aquel joven, pero saber que ha embarazado a mi pequeña, la niña que vi crecer desde el vientre de su madre, me llena de ira.

No puedo, ni consigo imaginar a mi hija siendo madre. Esto ha sido un golpe tan fuerte que me ha dejado sin horizonte, nadando en un mar de emociones contradictorias e intensas al punto de nublar mis sentidos.

Es mi niña. Sigue siendo aquella pequeña que forjé, la misma que amo más que a mí mismo y no... no puedo asimilar esto. Me supera por completo.

—Es sensato —murmura Johan, sentado en su silla en una postura de hombre pensativo—. Pude estar con él en su primera crisis y estoy seguro que lo único que está haciendo es buscando encontrarse, dejar de lado el dolor. —Cierro los ojos con pesar.

Un dolor que yo, y únicamente yo, le he causado y ahora ha dividido por completo mi familia, ha roto mi matrimonio.

—¿Qué han investigado de su mano derecha? —Sawyer exhala ruidosamente aire.

—Ha sido muy cauteloso —responde ofuscado—. Sam ha intentado por todos los medios sacarle información, pero no ha conseguido nada.

—Ni lo harán —comenta Taylor, quien se había mantenido en silencio desde el sofá oscuro—. ¿Qué le dirás cuando lo encuentres? —me pregunta directamente.

Es lo mismo que me he preguntado desde que mamá me gritó furiosa por rechazar a mi hijo y me informó, entre sollozos y lágrimas, que Damon había abandonado la casa para nunca más volver. Peor fueron los reclamos de Mía, tuve que soportar sus gritos a lo poco que pude antes de alejarme ignorando su berrinche, todos me señalan y culpan de la tensión y tristeza que cubre nuestra casa.

—El momento lo dirá. —Me pongo de pie inhalando profundamente.

—¿Gritos y reclamos? —cuestiona Elliot—. ¿Quieres que te recuerde las palabras que le dijo a su hermano antes de desaparecer? —Lo fulmino con la mirada.

—Deja de joder, ya bastante tengo con la separación de mi esposa, como para recibir tus malditos reclamos. —Me aniquila con la mirada.

—¿Qué dices tú, Christopher? —Le pregunta Taylor.

Mi hijo lo mira imperturbable, en la misma posición, sin mover nada más que sus ojos para verlo. Podría afirmar que fue escalofriante la forma en que lo hizo.

Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora