Capítulo 49 || Muy cerca de la verdad.

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—¿Qué pasará ahora? —pregunta mi princesa acurrucada entre mis brazos. Acaricio sus brazos suavemente. Dejo un suave beso en su cabeza que la hace suspirar ruidosamente antes de enredar sus brazos sobre mi cuerpo con más fuerza.

Me rindo.

Estar lejos de ella es completamente imposible. Phoebe tiene dominio completo sobre mi cuerpo y mis malditas emociones. Todo en mi mundo se resume a ella y me aterra. No puedo simplemente resistirme, estar frente a ella me doblega al punto de verme como un completo idiota.

—No lo sé —susurro absorbiendo el aroma de su cabello, cierro los ojos al disfrute de ese exquisito aroma—. Lo único que sé, es que no puedo estar lejos de ti. —Se gira a besar mi pecho desnudo.

El tacto cálido de sus labios sobre mi piel eriza cada vello y deja un cosquilleo delicioso que desciende por mi columna hasta centrarse en mi entrepierna que reacciona instantáneamente.

Levanta la cabeza dejándome ver sus preciosos ojos color plata que me observan con ese brillo peculiar que me cautiva.

—Te amo, Damon. —Su mano asciende por mi pecho desnudo. Sí, nuestro beso nos llevó a despojarnos de las prendas superiores. Sus manos ansiosas por sentir mi piel me desvistieron y como un completo sumiso no pude negarme, ansiaba sentir sus manos en mi cuerpo sin prenda que se interpusiera. —Te amo más que a nada.

No miente. Sus ojos jamás me mienten y ahora lo veo tan claro que me siento por un segundo abrumado por la forma tan intensa en que se han desarrollado nuestros sentimientos.

Coloco la mano en su nuca y la acerco nuevamente a mis labios. Gimo extasiado al sentir la suavidad de sus labios, la calidez que desprenden y el dulce inagotable que los cubre. Se remueve hasta quedar sobre mí. No la detengo, he ansiado sentirnos, entregarnos nuevamente y la espera me está matando.

Me suspendo por completo sobre el sofá negro de cuerpo, permitiendo que su pequeño cuerpo se acomode sobre el mío. Sus pechos cubiertos por un sostén color rojo sangre juegan a tentarme, se rozan con mi pecho que desea sentirlos al desnudo y lo hago. Abro el cierre liberando su cuerpo de la prenda.

Se incorpora hasta sentarse sobre mí. Dejándome ver su cuerpo cubierto únicamente por sus bragas a juego con el sostén que hace en el suelo.

—Eres hermosa —digo acariciando sus brazos, asciendo a su hombro y luego desciendo lentamente por sus pechos, los cuales amaso suavemente ganándome un gemido, y termino en su vientre—. Malditamente hermosa.

Mis dedos rozan su coño sobre la delgada tela de encaje. Mueve su cadera en respuesta, un vaivén sobre mi pene completamente erecto que me obliga a impulsar mis caderas haciéndole sentir lo que provoca.

—Oh, joder, Damon. —Sonrío complacido por su juego de palabras. Me encanta que sea tan expresiva, que no se cohíba por lo que le hago sentir.

—Sí, preciosa. —Tomo sus caderas ayudándola en ese movimiento rítmico que poco a poco me descontrola. —Me encantas, nena —le susurro, nublado totalmente por las sensaciones que provoca—, me fascinas.

Me incorporo quedando a su altura, tomo sus labios con ímpetu, saboreándolos con fuerza, deseando poder saciarme de ella sin conseguirlo, su sabor es adictivo, es como un manantial de agua cristalina en medio de un caluroso desierto.

Coloco la mano en su cintura y con un movimiento calculado la recargo en el sofá. Me arrodillo frente a ella y retiro sus bragas. Palpo la humedad que expulsa logrando que mi pene vibre fuertemente al punto de sentir mi corrida muy cerca.

Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora