*Déjenme saber si ahora se lee, please.*
Siento sus manos en mi mejilla cuando mis pulmones exigen aire.
Odio ser mortal. Quiero besarla sin límite de tiempo, sin preocuparme por recargar mis pulmones.
—Estás vivo —susurra con la voz ronca y agitada—. Vivo. —Cierro los ojos degustando su caricia. La suavidad de su mano eriza cada vello de mi piel. Un mar de sensaciones cubre mi cuerpo haciendo que me estremezca al pensar en cuanto la amo.
—Te amo, pequeña —susurro sobre sus labios—. No te imaginas la falta que me hiciste. —Abro los ojos para empaparme de su belleza.
Los días lejos de ella fueron un maldito infierno. El recuerdo que albergaba de su rostro no le hace juicio a la belleza que tengo frente a mí. Es en una sola palabra perfecta.
—Yo también te amo, Damon. —Besa mis labios con una delicadeza que me conmueve. —¿Dónde estuviste? Me estaba muriendo del dolor. Pensé que... —Su cuerpo se estremece.
Niego con la cabeza antes de atraerla a mis brazos. Su cuerpo menudo encaja perfectamente entre mis brazos. Mi corazón logra obtener la calma. Mi alma recupera su estabilidad al tenerla junto a mí.
—Fue difícil, pequeña, pero aquí estoy. Estoy nuevamente en casa, contigo. —Absorbo el aroma de su cabello.
Es una mezcla floral, dulce, totalmente adictiva. Soy adicto a ella. Soy un maldito enfermo por su amor y jamás quiero encontrar la cura. Ella es mi bien. Solamente ella puede darme lo que necesito. Ella logra evaporar todo mal que aqueja mi cuerpo e interior.
—¿Qué sucedió? ¿Por qué viene contigo? —pregunta Ted—. Creímos que estabas en nueva York. —Se dirige a papá.
Sé que empezaran los cuestionamientos hacia su actuar. El mayor dilema será mi madre ya que ambos habían establecido, junto a nosotros, un acuerdo de sinceridad que estamos a pasos de bebé, rompiendo.
Giro para verlos a todos.
Ted se acerca y me abraza con fuerza. Un dolor inquietante se desarrolla en la parte derecha de mis costillas que me hace alejarme.
—¡Mierda! —me quejo llevando la mano al lugar que me duele.
—¿Qué pasa? —pregunta alarmado.
—Damon, toma asiento —pide papá con el rostro serio.
Lo hago a regañadientes. Todos tienen su mirada puesta sobre mí y me incomoda. No es agradable ser el centro de atención cuando la tensión es palpable en el lugar.
—Mis costillas —me excuso—. Nada preocupante. —Ted arquea una ceja sin abandonar esa mirada de preocupación.
—Sé que es una sorpresa para todos verlo, pero así lo dispuse por seguridad. —Todos observan a mi padre.
Phoebe toma asiento a mi lado. Sus manos se mantienen temblorosas y me complace ver que sus lágrimas han cesado.
—¿Qué fue lo que sucedió? —pregunta el abuelo.
Todos vuelven la mirada a la entrada del salón ver a Taylor entrar junto a Johan. Tío Elliot se acerca a ayudarlo. Taylor le dice algo cuando lo abraza que lo hace sonreír a carcajadas a los tres.
Todos lo reciben con euforia y envían por Gail y Álex. Mi cuerpo se tensa al escuchar ese nombre. Mi pequeña capta mi sentir y me apacigua tomando mis manos. Las llevo a mis labios y dejo un beso absorbiendo el olor de su piel.
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Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)
Hayran KurguPrimer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptación o reproducción.