—Debes calmarte —Mis ojos no se han apartado del idiota que se encuentra con Sam y Mateo. Ambos parecen enviarle una advertencia que lo toma por sorpresa y asiente a regañadientes.
Mis manos pican por golpearlo. Su expresión al hablar de nuestro parentesco dejó un gesto repulsivo que quiero cobrarle, pero me controlo por la castaña que me obliga a desviar la mirada y centrarla en sus ojos.
—Estoy bien. —Bebo de la copa que prácticamente le arrebate a un mesero.
—No lo estas, Damon y el alcohol está bloqueando tu lado razonable. —Bufo. Me mira reprobatoriamente. Se acerca mucho más, retira la copa de mi mano dejando ambas en nuestra mesa. Coloca sus manos en mis mejillas. —No importa lo que diga el mundo, gigante. —Sonrío por la forma graciosa como me llama, y lo más sorprendente es que me gusta, me hace sentir especial y querido por más infantil que se escuche. Rodeo su cintura buscando acortar la distancia, pegando nuestros cuerpos sin importar que todos nos estén viendo. —Te amo, ¿lo sabes?
Pego mis labios a los suyos como una respuesta fehaciente de mis sentimientos recíprocos. Sus labios me corresponden tímidamente, sé que la cohíbe levemente estar a vista de todos y corresponder a la intensidad que piden mis labios.
—Quiero regresar a casa y hacerte mía —susurro sobre sus labios.
La siento sonreír.
—Tendrás que esperar mucho. —Se separa levemente. —Disfrutemos aquí, y luego prometo compensarte en casa. —Su mirada pícara logra encenderme, distraerme de ese idiota.
—Lo estoy deseando. —Beso castamente sus labios.
Observo a lo lejos como se acerca Sam, Mateo y mi hermana con su detestable novio.
—Hijo. —No vale discutir con él por llamarme de esa manera. No me siento con ánimos de bajarle las esperanzas. —Justin quiere pedirte disculpas a ti y tu novia. —El imbécil me mira fijamente.
—Lamento que mi comentario te hiciera sentir mal. No fue esa mi intensión. —Sonrío levemente.
Más falsa que su arrepentimiento es mi sonrisa y todos pueden verlo.
—Tranquilo, no hay problema. No acepto tus disculpas. —Borra la sonrisa que empezaba a surcar su rostro.
—Damon —Miro a Ariadna que intercede por él. —Está siendo sincero. —Sus ojos me suplían bajar la guardia.
—Yo también, y mucho. Te quiero, enana. He empezado a quererte mucho, pero de ahí a que acepte a este imbécil, patán y presumido hijo de papi, es mucho trecho. —Suelta pesadamente el aire, sus mejillas se tornan rojas y mira a su novio con vergüenza. Miro al idiota que la mira, y podría decir que en sus ojos hay algo que no me gusta. —Escúchame muy bien. —Vuelve la mirada a mí. Su mirada sigue igual y entonces lo comprendo. Es una mirada que le busca infringir temor, control y me enfurece. —No acepto tus disculpas porque al igual que yo dijiste lo que pensaste con la más clara de las intenciones. No nos llevaremos bien y lo sabes. No puedo prohibirle a mi hermana que esté contigo, porque respeto su vida sentimental, y soy un recién aparecido. Pero si puedo advertirte que donde le hagas algo, o vuelvas a exponer tus chistes desagradables, olvidaré que quiero llevar la fiesta en paz por ambas familias, y te partiré cada hueso de tu cuerpo. —Traga saliva con dificultad. Miro a Sam y el tío Mateo. —Las disculpas continuas no son lo mío. —Sam entiende perfectamente a lo que me refiero.
—Olvidemos esto, y vamos a disfrutar la noche. —Giro para ver a Samuel con una chica a su costado. —Damon, el abuelo quiere hablar contigo. —Me despido de mi pequeña, me acerco al hombre de ojos ámbar que me observa con una sonrisa agradable.
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Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)
Fiksi PenggemarPrimer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptación o reproducción.