—No me vas a negar que se ven lindos —pregunta mi princesa con una sonrisa.
La miro fijamente quitarse la toalla para colocarse su camisón de dormir.
Ya no hay rastro de la mujer embarazada que se sentía tímida por el bulto de su vientre. En estos cortos meses le he demostrado cuán fascinado me encuentro al verla en esta etapa tan mágica. Los cambios que ha presentado su cuerpo han intensificado mi obsesión por ella, y ahora he sumado en ese delirio a mis hijos.
—Sí, solo espero que esto no termine en una catástrofe. —Niega con esa espectacular sonrisa que me deja embobado.
—Podría ser, o, quizás no. Ted es... bipolar igual a papá. —Sin poderlo evitar me carcajeo.
Eso es muy cierto. Los cambios bruscos de Ted se me hacen tan comunes en este tiempo. En un momento está enojado por algo, y a los segundos se carcajea por lo mismo como si nada hubiera pasado.
Ni él mismo se entiende.
—Doy fe de ello. Ven aquí, pequeña. —Le tiendo la mano que toma sin dudar.
Se acuesta junto a mí. El calor de su cuerpo me calienta, evapora el frío propio del mes. Cierro los ojos disfrutando de su aroma, su cercanía, su simple presencia. Phoebe se ha convertido en un punto de obsesión que no quiero curar, prescindir de ella, es robarme el alma por completo y no quiero que pase.
Acaricio su vientre abultado esperando un movimiento de mis pequeños que no llega. Seguramente están agotados igual que su madre. Suelen arrancarle sonrisas con sus continuos movimientos en todo el día.
Sonrío por lo increíble que me resulta ver que he asimilado mi paternidad, aceptado a mi familia biológica y perdonado a la vida misma por cada una de las sombras que impuso sobre mi vida.
Fue difícil, muy difícil. Han sido años y meses perdidos por temas ajenos a mí, pero ahora veo todo diferente. El tiempo ha sido el indicado. Sin ese tiempo, no hubiera conocido a Phoebe, no conocería a los Grey, viviría amando a mi madre biológica, idolatrando su control, y, posiblemente, estaría en brazos de otra.
Eso último es lo que más me aterra. Mi amor por Phoebe no me permite imaginarme con alguien más. No hay "qué pasaría si", todo es un ahora, en el momento exacto, en el tiempo preciso y, es este, justo con ella en mis brazos y mis pequeños a días de nacer.
—Te amo —le susurro volcando en esa pequeña, pero significativa palabra, todos mis sentimientos.
Se gira hasta quedar frente a frente. Sus preciosos ojos color plata se ven oscuros por la tenue luz que ilumina nuestra habitación.
No voy a negar que me encuentro ansioso por todo el tema de la remodelación de la casa que nos regaló papá. Experimentar esta unión, conviviendo solos, será algo completamente nuevo. Me aterra fracasar, pero mamá asegura que mientras haya amor nada puede fallar. Habrá desacuerdos como en cualquier matrimonio, pero está en mí, como responsable de esa familia, poder buscar un punto de paz y control. No puedo permitir que todo se vaya por el inodoro, como les sucedió a ellos meses atrás.
Todavía no es algo que he asimilado. Que ambos estuvieran en un punto muerto, como para solicitar un divorcio de mutuo acuerdo, fue un golpe directo a mi ideal de familia. Por un segundo me vi perdido, sin un horizonte y entré en pánico. No supe que hacer, hasta que Ted, como cabeza de este cuarteto de hermandad, tomó el mando y habló con mamá. Fue ella quien en un momento le pidió el divorcio creyendo que era la solución a sus problemas.
No sé qué habló con ella. No sé qué hizo, pero logró hacer entrar en razón a aquella mujer testaruda. Phoebe asegura que Ted y mamá son idénticos en eso, no solamente en físico, también en su personalidad, aunque por mucho resalta el temple de papá. Es por eso que se entienden perfectamente.
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Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)
Fiksi PenggemarPrimer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptación o reproducción.