—¿Por qué? —pregunto, con mucho interés.
Sam me observa con intensidad.
—Por ti, por tus hermanos, pero principalmente por mí. —Eso último me sorprende más que todo. —He soportado a Amanda por mucho tiempo. Fingiendo ante el mundo un amor que no existe por venderle la imagen de una familia unida, ejemplar, modelo, cuando estamos muy lejos de serlo. —Se pone de pie sofocado, muy perturbado. —Ya no soporto ver cómo quiere moldear mis hijos a su manera, como finge ser frente a ti la mujer que no es, y peor, ver cómo ignora a tu novia.
—Papá tiene razón, Damon —dice ahora Samuel—. Todos la conocemos menos tú, y lo que pasó en mi apartamento, rebasó los límites. Estamos consciente que eres nuestro hermano, aceptamos tu decisión de vivir con quien te sientas mejor, estamos felices que a pesar de la distancia permitas que nos acerquemos, compartir a diario contigo, bueno, mis hermanas más que yo o papá. —Eso arranca una sonrisa de mis hermanas y Sam. —Además, repudiamos su trato hacia tu novia y tu familia. No es así como queremos llevar nuestra relación, con su odio contaminando cada encuentro. —Suspiro profundamente.
Estoy seguro que esta decisión traerá repercusiones. Amanda es una mujer que no se controla en momentos de iras. He podido conocer esa parte de ella y para mi maldita desgracia me identifico, me he visto reflejado en esas acciones.
—No sé qué decir —digo, siento un poco de incomodidad por la recreación instantánea de mi mente a la reacción de Amada.
Nada alentador.
—No hay mucho que decir —deja ver mi melliza, sentada en la esquina del sofá. Sus ojos idénticos a los míos me observan con mucho interés—. Papá se quiere divorciar y ella debe acceder.
—Lo dudo —espeta Ariadna con la mirada en un punto sin importancia de la mesa—. Mamá no cede jamás a la primera.
Levanta la mirada hacia su padre. Hay un deje de tristeza en sus ojos. Realmente le afecta que sus padres se separen. Por momentos se me olvida que Ariadna ha vivido muchos años con el ideal de una familia unida, donde quizás no hay demostraciones de amor constantemente como en la nuestra, pero se conformaba con ver que sus padres permanecían unidos.
—No quiero que tomes esta decisión pensando en mí. —Me inquieta que esto suceda ahora. —¿Estás seguro? ¿Tu matrimonio está irremediablemente roto independiente de lo que suceda conmigo?
Sam bufa antes de asentir.
—Esta decisión la tomé hace siete años. Me detuvo cada pista de tu paradero. —Vuelve a tomar asiento.
—Ahora comprendo la discusión en el cumpleaños de la abuela hace cinco años. Los reclamos —comenta Ariadna mirándolo con el ceño fruncido.
—A mi realmente no me extraña —dice Samuel—. Lo percibí muchos años atrás. Discutían en silencio —Hace un gesto de comillas con los dedos en su última palabra.
—Deben comprender que mamá tampoco la ha tenido fácil. ¿Creen que es fácil perder un hijo? Comprendo que su actitud en parte se debe a los sucesos dolorosos que ha soportado todos estos años. Busca que seamos perfectos, salvar lo único que le queda, a su manera.
—¿Defiendes su actitud? —le reclama Ariadna a Liss, con el ceño fruncido como si no pudiera creerlo, y es que a mí también me toma por sorpresa.
Ella siempre ha permanecido ajena, en su propio mundo sin importar si Amanda cambia los rumbos de su vida. Una que otra vez se ha enojado, pero hasta ahí, no da un pie a favor ni en contra de su propia madre.
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Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)
FanficPrimer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptación o reproducción.