Despierto por una lenta caricia en mi rostro. El tacto suave de un dedo pasearse por mi mejilla, descender a mi mentón y luego ascender a mis labios me hace abrir los ojos, para ver dos orbes gris plata brillar acompañados de una tierna sonrisa de los deliciosos labios de mi princesa.
—Buenos días, mi gigante. —La observo fijamente. Su dulce voz es como música para mis oídos.
—Buenos días, hermosa. —Acerca sus labios a los míos, dejando un casto beso. —Si es así como iniciaré todos mis días junto a ti, con gusto te ataría a mí de por vida. —Sus pálidas mejillas adquieren ese tono carmín que tanto me fascina.
Su rubor cambiar su rostro de uno sensual, a otro dulce, tierna, tímida. Como una niña.
—Tan tentadoras y románticas tus sutiles palabras. —Ríe.
Me giro hacia ella y la atraigo a mí hasta pegar nuestros cuerpos. Bueno, su vientre abultado, pegado a mi cuerpo.
—Hablo muy serio, princesa. —La sonrisa se borra de sus labios. —Comprendo que somos muy jóvenes, pero si hay algo que he pensado desde que volví es en el papel que tienes en mi vida, en lo feliz que me haces y quiero que esa felicidad perdure siempre. Te quiero junto a mí el resto de mi vida, te quiero siendo en algún momento mi esposa. —Me observa sorprendida.
—Estás loco, Damon. —Niego inclinándome hasta rozar sus labios con los míos.
—Por ti, Phoebe. Completo, sin remedio, y absolutamente loco por ti, y ahora por mis hijos. ¿No ves lo que yo veo? Soy lo que querías, Phoebe. Un hombre cargado de esperanzas y la mía ahora radica en una sola cosa, que te unas a mí de todas las maneras humanamente posibles. —Intenta hablar, pero lo que sale es un balbuceo ininteligible. Vuelve a abrir los labios y los cierra. —Me encanta dejarte sin palabras. —Sin darle tiempo a contestar tomo sus labios en un beso para nada suave. Como una sumisa abre los labios correspondiendo a los míos demandantes.
—Te amo —balbucea entre besos.
La revolución que desatan esas palabras en mi cuerpo es un estimulante a la llama de la pasión que me cubre repentinamente. Su lengua busca la mía. El sabor de la pasta dental se cuela en mi boca, se esparce por sus labios y llena mis sentidos.
—También te amo, princesa —susurro sobre sus labios hinchados, una vez nos separamos por la falta de aire.
Inhala y exhala frenéticamente con los ojos cerrados. Puedo sentir sobre mis dedos la piel de su cuerpo erizarse por completo.
Su mano en mi mejilla desciende por mi pecho en dirección a mi abdomen, y... detengo el recorrido de su mano antes que llegue a mi miembro.
—¿Qué? —pregunta sin comprender mi acción.
—Sabes que no podemos, pequeña. La ginecóloga fue clara...
—Llevas mucho tiempo sin liberarte. —Niego. —Damon, déjate consentir. —Acerca sus labios a los míos, chupa el labio inferior para luego morderlo haciendo que mi pene se tense al punto de doler.
Joder, la deseo como un loco.
—Phoebe, este juego puede resultar molesto para los dos. —Vuelve a negar sonriendo de esa manera que me desarma.
—No, porque me da placer complacerte y lo sabes. —Libera su mano de mi agarre para posarla sobre mi miembro que tiembla con su tacto.
Mis ojos se cierran sin que lo pueda controlar. Han sido tantas semanas sin esta conexión, que me resulta imposible negarme a recibirla. Mueve su mano en una lenta caricia que expulsa todo el aire de mis pulmones. Mis caderas se mueven por instinto. La sensación es tan malditamente placentera que pego mis labios a los suyos disfrutado de su caricia.
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Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)
FanficPrimer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptación o reproducción.