Puedo sentir la sangre correr por mis venas a una temperatura insoportable, el sonido fuerte que ejecuta el bombeo desenfrenado de mi corazón, el aire atascarse entre los conductos obstaculizados por el nudo agudo que se ha instalado en mi garganta.
—¿Ma...? —Dos simples letras salen a regañadientes y queman.
—¿Damon, que pasa? —pregunta alguno de mis hermanos. Cada uno de mis sentidos han dejado de funcionar, dejando a mi mente sumida en el recuerdo de esa voz y las cortas palabras que se repiten una y otra vez.
—Hijo, no me cuelgues, por favor. —Trago saliva con dificultad e inhalo profundamente al sentir que mis pulmones exigen con una fuerza contundente el paso de aire.
La voz de aquella mujer es dulce, pero está amortiguada por el llanto que no logra controlar. Sus palabras son un ruego que no me doblega, me llena de pánico.
—No —susurro sin saber a qué.
—Damon, ¡joder! ¿quién es? —el bramido de Ted me saca de mi estado de shock.
Está frente a mí con el cuerpo tenso y los ojos nublados por la preocupación.
—Necesitamos hablar, hijo. Por favor, te lo ruego. —Parpadeo para borrar esa sensación de ardor en mis ojos.
—Usted no... —Intento hablar, pero me interrumpe.
—Lo soy, soy tu madre, aunque te niegues a aceptarlo. —Ted retrocede captando de qué va todo.
Inhalo y exhalo con mayor rapidez.
—Señora...—Vuelve a interrumpirme y siento como la ira se empieza a generar en mi cuerpo.
—Amanda. Me llamo Amanda, Damon. —Cierro los ojos con fuerza e intento controlar el mar de sensaciones que cubre mi cuerpo.
—Damon. —Abro los ojos al sentir el tacto de Christopher en mi hombro. —Habla con ella. —Frunzo el ceño por sus palabras. —Sé lo que sientes, recuerda que estuve en tu situación. Ella no tiene la culpa de todo lo que ha sucedido, es víctima al igual que tú y lo normal es querer conocerte. —Niego con la cabeza.
—Christopher tiene razón —asegura Ted—. No te cierres a recibir el cariño de los que te quieren. Dale la oportunidad de conocerte y que tú los conozcas. Si entonces sientes que no puedes, regresa, aléjate y te puedo asegurar que siempre, sin importar la situación, estaremos contigo.
¡Joder!
Nunca había sentido que mi mente estuviera en desacuerdo con mi corazón con tanta firmeza. El temor estaba. La sensación de incompatibilidad había construido un muro desde el primer segundo que supe la verdad. Mantenía mi mente centrada en la familia que me ha acogido todo este tiempo, ellos me habían dado el amor y cariño que necesitaba. Veía innecesario la presencia de ellos, pero ahí radica todo. Existía una chispa de curiosidad instalada en mi interior. De alguna manera su repentina aparición me llenó de intriga y como el maldito curioso que soy, deseo saber a dónde llega.
Cierro los ojos intentando evaporar el temblor que ha cubierto mi cuerpo. Auto analizando mi condición y centrando mi mente a lo que dice mi corazón y así evaporar ese pánico que tengo a mi presente incierto.
—Está bien. —Abro los ojos dejando que el azul de los ojos de Christopher me mire con eso que todo este tiempo necesité, comprensión. —¿Dónde? —El silencio al otro lado es escalofriante.
Escucho la dirección y agradezco que sea en un restaurante abierto a una posible huida sin complicaciones.
Cuelgo y me dejo caer en el sofá de tres plazas.
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Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)
Fiksi PenggemarPrimer libro de los hermanos Grey en La sombra de mi ángel. Historia Registrada. Está prohibida su adaptación o reproducción.