Capítulo 33 || Decisión radical

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—¿Qué sucedió? —pregunta mi princesa totalmente sorprendida—. Nunca había visto a Ted de esa manera.

Mamá limpia sus lágrimas.

—Le pedí asistir a consulta médica para que se pueda operar. Se rehúsa a buscarle solución a su dificultad. —Me entristece verla llorar con tanta aflicción.

—Ted es un idiota cuando se lo propone —masculla mi princesa enojada.

—¿Por qué no quiere operarse? —pregunto sin comprender.

—Miedo —dice papá acariciando los brazos de mamá, qe poco a poco empieza a serenarse—. Se operó y ya vez como quedó, seguramente piensa que de hacerlo quedará igual o peor. —Asiento comprendiendo.

Mamá se disculpa, la veo caminar hacia su habitación bajo la atenta mirada de todos. Mi teléfono suena interrumpiendo el tenso momento.


—Hola, hermanito. —Aquí vamos nuevamente.

Pongo los ojos en blanco. Phoebe me mira fijamente, la intensidad por un segundo me abruma.

—Hola, enana. —Su risa resuena por todo el auricular, y como siempre sucede me arrastra a la misma. —¿Cómo estás?

—Bien, camino a una sesión de fotos. Estoy llamando a mi cuñada y no contesta, ¿está contigo? —Me acerco a mi princesa.

—¿Para qué? —Vuelve a reír. —Me preocupa su amistad, he visto lo alocada que te vuelves.

Bufa.

—Las mujeres dejamos de ser castas y santas hace siglos, pero en vista que vamos conociendo tu naturaleza celosa y controladora, quiero avisarte que me llevaría tu novia con o sin tu permiso. Así que te prohíbo decirle algo. —Sonrío.

—Creeme que mi naturaleza celosa es lo que menos te debería preocupar. Alguien es peor que yo.

—No lo dudo, mi cuñada tiene el mando de la relación. —Borro de golpe mi sonrisa, y para colmo se carcajea por el gruñido que sale de mis labios.

—No te pases, Ariadna. —Ríe con más intensidad. Le tiendo el teléfono a mi pequeña. —Quiere hablar contigo. Te espero arriba.


Asiente.

No logro hablar con papá, ya que se encierra en el teléfono, y por sus gruñidos y gritos no me cabe la menor duda que habla con Ted. De alguna manera comprendo su temor, aunque debería hablar con él y hacerle entender que fue él quien descuidó su proceso de recuperación.

Dejó de ir a las terapias, se puso de pie antes de tiempo sin importar el dolor que eso le causara. Su mente se ha cerrado en la idea que terminará sus días con esa dificultad al caminar cuando es todo lo contrario.

Entro a mi habitación buscando información en mi Mac sobre la operación.

—¿Qué haces? —levanto la mirada para ver a mi princesa al pie de la puerta.

—Buscando información sobre la operación de Ted. No creo que sea tan complicado como para que termine descargando su mal humor con mamá. —Hace un gesto cansino de labios antes de suspirar.

—Se sorprenden porque no han visto al Ted furioso, yo no, era normal cuando se metía en peleas en el colegio. —Frunzo el ceño.

—¿Ted se metía en peleas? —Se sienta junto a mí.

Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora