Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)

Capítulo 10 || Phoebe

"Quizás te diga un día que dejé de quererte, aunque siga queriéndote más allá de la muerte; Y acaso no comprendas, en esa despedida, que, aunque el amor nos une, nos separa la vida."

—Jose Ángel Buesa.

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—¿Pensando en mí? —Despego la mirada de la vista que me otorga la mañana en el campus. 

Los ojos azules y cálidos de Damon me observan con ese destello de picardía que pone mi corazón a latir con fuerza.

—Sigue soñando. —Vuelvo la mirada al sol reflejarse en los árboles, mientras los estudiantes se pasean de un lugar a otro. 

—Soñar no cuesta nada. —Toma asiento junto a mí. Su pierna roza con la mía erizando cada vello de mi piel. 

Su cercanía me desconcentra. Intento con todas mis fuerzas parecer relajada. No entiendo cómo logra desestabilizarme. Su simple presencia despierta un millar de sensaciones que me hacen sentir vulnerable.  

—¿Qué haces aquí? —pregunto sin mirarlo. Esos ojos se han vuelto mi debilidad. 

Su aroma fuerte y varonil llega permitiendo que lo absorba con sutileza.  

—Pensé que era obvio. —Su respuesta me obliga a mirarlo. Su mirada profunda está fija en mí con una intensidad abrumadora. 

Desvío la mirada sintiendo mis mejillas enrojecer. 

—No —susurro con timidez. 

Juego con mis dedos cubriendo el temblor que ha acarreado mi cuerpo. 

—Lo sabes, princesa. —El repicar de mi corazón se intensifica. Escuchar ese simple "princesa" de sus labios me doblega. —Sabes que si estoy aquí es por ti. —Trago con dificultad al sentir su mano en la parte baja de mi mentón obligándome a mirarlo. —No estaré contigo, por lo tanto, quiero desearte Feliz Navidad, princesa. —Mi respiración se detiene al ver como se acerca rozando su nariz con mi mejilla. Su aliento cálido con un rico olor a chocolate me obliga a cerrar los ojos y disfrutar del mismo. 

Sus labios se pasean por mi mejilla en un roce que parece casi inexistente hasta detenerse a escasos milímetros de mis labios. Contengo el impulso de gemir al sentir el contacto de su piel con la mía. Mi cuerpo se ha vuelto laxo mientras mi estómago es atacado por un millón de mariposas.

Abro los ojos para ver su imagen en mi teléfono. Miles de lágrimas ruedan por mi mejilla al recordar ese momento. Nuestra primera foto juntos. La primera vez que pude sentirme amada por completo. Fue una mañana de promesas que ahora quedan en el tiempo.

El recuerdo de sus ojos al despertar está plasmado en mi mente. Su cabello revuelto que miles de veces deseé pasar mis manos por él y por primera vez lo pude hacer. Su sonrisa fue radiante, perfecta, única. Todo en él era sin igual. Damon poseía ese atractivo arrebatador con un toque de inocencia que encontraba encantador y único.