El chico tonto que amaba a mi mejor amigo

Capítulo 41| Un amor a escondidas, una madre furiosa y una traición inesperada

Hola.

Regresé.

Estoy actualizando a un ritmo que hasta a mí me impresiona😅.Quiero saber qué les está pareciendo todo. Este capitulo inicia aproximadamente dos meses después del anterior. Porque en la vida hay que avanzar. Espero que este nuevo arco les guste.  Y ya saben,  no es solo por curiosidad, sus comentarios tienen fines científicos👩‍🔬. Así que déjenme sus opiniones o simplemente una señal de vida. Nos vemos en los próximos capítulos (y creanme que no será después de 84 años)😆

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  "A veces, enfrentarse a las verdades más incómodas es la única manera de liberarse de las mentiras que uno mismo se ha contado."─ Min Yoon Gi

 SEMANAS DESPUÉS.

La suave alarma del teléfono de Seokjin rompió el tranquilo ambiente en el departamento de Yoongi. La luz tenue de una lámpara de pie se reflejaba en las paredes blancas y en los elegantes toques de madera que decoraban el espacio, creando un ambiente cálido y acogedor. El sofá de cuero negro en el que estaban sentados parecía envolverse en un estilo discreto pero lujoso que impregnaba todo el departamento. En la televisión, una clásica película coreana de los años noventa avanzaba en silencio, dejando de fondo solo un murmullo de escenas románticas.

Ambos estaban acurrucados bajo una manta gruesa, compartiendo el calor y la comodidad de ese rincón que parecía estar hecho solo para ellos. Yoongi suspiró al escuchar la alarma, girando hacia Seokjin con una mueca fingida de disgusto—. ¿Ya es hora? —preguntó, cruzándose de brazos—. Parece que llegaste esta mañana y no hace una semana.

Seokjin rió suavemente, y con un toque de melancolía, se inclinó hacia Yoongi, entrelazando sus dedos con los de él y acariciándole el dorso de la mano—. Es hora, amor—respondió, y su voz quedó en un susurro cuando se inclinó para besar la frente de Yoongi, permitiendo que el momento se prolongara—. No me gusta tener que dejarte. Te extraño demasiado cuando estoy en casa.

Yoongi sonrió, disfrutando del calor de Seokjin tan cerca de él y dejando que su cabeza descansara en el hombro de Seokjin mientras miraba de reojo la pantalla—.¿Por qué no te quedas entonces? — le preguntó, en un tono que oscilaba entre la broma y una verdadera súplica, sus ojos brillando con un toque de esperanza.

Seokjin bajó la mirada y rozó la mejilla de Yoongi, sus dedos acariciando la piel con una suavidad que parecía decir mucho más que las palabras—.Mamá regresa hoy— suspiró—, y ya usé la excusa del trabajo y la de quedarme dormido—respondió, con una mezcla de tristeza y resignación en los ojos.

Yoongi soltó su mano solo para tomarla de nuevo, y esta vez la llevó hasta sus labios, dejando un suave beso en sus nudillos—. Es una lástima —dijo, haciéndose el resignado—. Pero, tienes responsabilidades familiares. Eso me pasa por enamorarme del hijo único de una familia tradicional—añadió en un tono que intentaba sonar ligero y divertido.

Seokjin dudó un segundo antes de acercarse un poco más y abrazarlo, recostándose sobre su pecho con los ojos entrecerrados—. ¿Y si no me voy? —murmuró, casi como si se lo estuviera proponiendo a sí mismo—. ¿Y si decido quedarme para siempre contigo?

Yoongi parpadeó sorprendido. Rodeó a Seokjin con los brazos y le acarició la espalda en un gesto tranquilizador, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa—. ¿Estás diciendo que quieres mudarte aquí? —preguntó en un susurro, como si tuviera miedo de que decirlo en voz alta pudiera romper el encanto.

Seokjin levantó la cabeza y asintió, dejando su mano en la mejilla de Yoongi—. Tal vez. Este puede ser nuestro espacio. Bueno, ya es tú espacio, y en consecuencia el mio. (n/a: este no conoce la separación de bienes)