Distancia.

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05 de diciembre.

- ¡Chloe!- exclamé desde la cocina.- ¿Has visto las llaves de mi auto?
- Estaban sobre el microondas, las dejaste ahí esta mañana.- respondió desde la sala, y sentí que se acercaba.
- No logro encontrarlas y voy a llegar tarde.- estaba demorada en mi camino al estudio, había tenido una mañana para el olvido. Me había quedado sin agua al ducharme, salí tarde hacia mi encuentro con la publicista de la banda, el tráfico no ayudó y además al llegar me informaron que la reunión se posponía hasta la tarde. Estaba de mal humor, y necesitaba encontrar las llaves antes de enloquecer.- ¿Dónde están esas malditas llaves?
- Beca, cálmate.- me pidió Chloe, acercándose a dónde estaba parada.- Las dejaste en el microondas esta mañana, te vi cuando lo hiciste.
- No están, ya las busqué cuatro veces.- le dije revolviendo mi bolso.- Llegaré tarde otra vez y ni siquiera tengo una buena excusa para...
- Beca, tienes que calmarte.- se acercó y tiró de mí hasta que me tuvo frente a su rostro, me obligó a mirarla a los ojos y respirar.- Todo saldrá bien, no tienes que enloquecer cada vez que algo como esto se presente.- su mano recorrió mi cintura y fue a parar al bolsillo trasero de mis jeans.- Aquí tienes tus llaves.
- Soy una idiota.
- Una idiota hermosa.- dejó un beso en mis labios y sonrió. Esa sonrisa gigante era lo que me tranquilizaba cada vez que enloquecía.- Deja de preocuparte tanto y disfruta.
- ¿Te veré al regresar?
- No, ya estaré de camino a San Diego. El evento es el viernes al mediodía, estaré de regreso el sábado en la mañana.
- Sé que te prometí que pasaría el resto del día contigo pero...-
- Ya lo sé, no depende de ti. Ve, están esperándote. Relájate, disfruta. Te veré el sábado.
- Compensaremos todo esto cuando regreses.- tomé su cintura y la acerqué para besarla. Era una despedida por algunos días y aunque ya eran frecuentes, siempre me costaba decirle adiós.- Gracias por entender toda esta locura.
- Te amo, Becs.
- Yo también. Te veo el sábado, amor.
Salí corriendo, y ese paso ya era frecuente en mi vida. No lograba el equilibrio entre el estudio, las presentaciones de la banda, publicidad, el trabajo de Chloe, no verla por más de dos horas por días de lunes a miércoles. Era complicado, pero intentábamos que no lo fuera demasiado. Disfrutábamos las tardes de los jueves, las mañanas de los viernes y algunos fines de semanas, los que no me tenían de un lado al otro con las chicas.
Revolutionaries había ganado mucha fama en esos cuatro meses, una de las canciones que remixamos fue primera en Ranking a nivel país y ya llevaba dos meses en ese puesto. Ellas iban de un lado a otro para presentaciones, entrevistas, presencias en algunos programas famosos, y se mezclaban en medio de la gente que pedía fotos todo el tiempo. Por suerte yo estaba lejos de eso, pero la tarea que me competía no era fácil. Era su productora, mentora, consejera. El sonido no era lo único que hacía, trabajaba en todo el show, hacía que ellas pudieran lucirse y sentirse cómodas a la vez.
Ese día teníamos reunión con el equipo de publicistas, estábamos terminando con los detalles del segundo vídeo clip que lanzarían al mercado, y tenían algún anuncio importante por hacer. Y yo estaba llegando tarde.
Había comprado un auto el mes anterior, era más cómodo y eficaz que Chloe fuera en su auto a trabajar y yo en el mío. Ganamos mucho tiempo pero perdimos ese momento juntas. Y aunque pareciera una tontería, era importante para ambas. Sólo pensarlo me frustraba, pero sabía que en algún momento las cosas tendrían que ordenarse para nosotras.
Cuando llegué a la oficina, ya estaban esperándome, no sabía cómo pedir disculpas, aunque ellos en realidad sabían que mi día había sido fatal y me perdonaban la demora. Tammin guardó un lugar para mí a su lado, se notaban interesadas en la nueva información y Reese dejaba al descubierto su emoción con una gran sonrisa. Expectantes, enérgicas, ansiosas. Esas eran mis chicas, y por suerte Alycia podía mantener el orden con su madurez y tranquilidad.
Sandra, quien estaba a la cabeza de la reunión ese día, tenía un anuncio muy interesante para hacer, y aunque me había adelantado un poco, todavía no sabía qué tan grande era. Y entonces, luego de dar un millón de vueltas en lo mismo, decidió dejar el misterio de lado y confesarnos qué era lo que los tenía tan emocionados. Little Mix, la banda de artistas asombrosas de la compañía, estaba interesada en una colaboración de Revolutionaries para su próximo DVD acústico. Esa sí que era una excelente noticia, sobre todo por el momento que ellas estaban pasando. Habíamos crecido mucho esos meses, nuestras canciones estaban en todas las radios, habíamos superado el récord de ventas semana tras otra. Pero queríamos más.
Little Mix era una posibilidad que no podíamos desperdiciar. Nos contaron cómo era la propuesta, qué abarcaba, qué se pretendía de ellas, y cómo trabajaríamos respecto a su imagen y publicidad.
Además teníamos una presentación en el show de Ellen Degeneres en los siguientes días, más una visita programada al programa de James Corden. Había mucho trabajo por hacer, y poco tiempo. Necesitábamos más horas en el día. Yo necesitaba más horas en el día.
Salimos de la reunión y el caos empezó, las chicas no dejaban de hablar, gritar, saltar, abrazarse y abrazarme. Iba a matarlas si no dejaban de torturarme, si no se callaban por un minuto para dejarme pensar en todo lo que teníamos que hacer. Las llevé a mi oficina, les di un par de caramelos y les pedí que hicieran silencio por cinco minutos, sólo cinco.
- Tuve un día fatal, así que necesito que se calmen y me dejen pensar.- les dije. Las tenía sentadas frente a mí, emocionadas, llenas de euforia, pero guardando silencio porque sabían que iba a matarlas una por una.- Son tan lindas cuando están calladas.
- Beca... ¡Estaremos en un video con Little Mix! ¡Debes gritar con nosotras!- exclamó Cierra.
- Cierra, va a despedirte.- le dijo Alycia, por lo bajo.- Cálmate o le dará algo.
- Deberían escuchar a Alycia.- recomendé.
- Chloe se fue otra vez, ¿no?- no era pregunta, era una afirmación por parte de Tammin y el resto fijó sus ojos en mí, expectantes por la respuesta.
- Es la segunda vez en la semana, no es agradable.- respondí tras un suspiro.- Pero eso no es lo que me tiene así.
- No quieras justificarte con otra cosa, cada vez que ella se va, pareces un ogro gruñón.- Cierra imitó un ogro y me hizo sonreír.- Disfruta con nosotras, esto también es tuyo.
- Lo disfruto, me alegra mucho todo esto, pero para la euforia y la emoción están ustedes. Mi cabeza trabaja desde que nos dan la información hasta que las cosas se terminan.
- Lo entendemos, Becs.- esa fue Reese.- Y te agradecemos que siempre estés pensando en cómo van a hacerse las cosas para que salgan perfectas.
- Por ti, y sólo por ti, vamos a tranquilizarnos y te escucharemos.- prometió Cierra.- ¿Cómo será esta semana?
- Un caos.- confirmé.- Así que anoten en sus agendas eso.
- Caos. Anotado.- bromeó Alycia.- Traer de vuelta a Chloe. Anotado.
- Muy graciosa Al, muy graciosa.- mi tono irónico las hizo sonreír, y giré la pantalla de mi computadora de escritorio para que pudieran ver la agenda que había preparado.- Escuchen con atención.
Les expliqué el manejo de la semana, les pedí que estuvieran atentas a cada uno de los pasos para que no tuvieran inconvenientes y también pudieran descansar lo necesario. Yo iba a acompañarlas la mayor parte del tiempo, pero había algunas cosas en las que tendrían que olvidarse de mí porque me encontrarían ocupada en otras tareas. Contaba con la tranquilidad de Alycia, la cordura de Tammin, la alegría y el buen humor de Cierra, y el gran positivismo que siempre tenía Reese. Era bueno que además de mantener la cordura, tuvieran momentos de diversión y alguna que otra broma para aplacar la presión. No quería que el mundo mediático las comiera, no quería que se perdieran en eso y olvidaran todos los motivos que las llevaron a cantar en el garaje de sus casas. Por eso siempre intentaba hablarles, juntarnos en casa o en algunos de sus hogares, pasar tiempos juntas y con sus familias. Era necesario que tuvieran presente lo que en verdad importaba, y ese era el desafío más duro que me tocaba afrontar al trabajar con adolescentes que estaban encontrando la fama, el dinero y el reconocimiento de un día para el otro.
No sabíamos mucho sobre el proyecto con Little Mix, era mi trabajo recoger todos los detalles lo antes posible y ya me habían dejado un correo electrónico con los datos de contacto con el grupo y su productor. Había soñado mi vida entera con eso, pero estaba tan cansada que quería detenerme un momento y sentarme en el verde césped de mi patio trasero, con Elvis recogiendo todas las pelotas que le lanzaba y Chloe tomando algunas fotos.
Envié a las chicas a casa en la tarde, y me quedé un rato más en la oficina para adelantar algo del trabajo. Visita a Corden el viernes, entrevista con Ellen el sábado, firma de discos y show el lunes, y un viaje a Nueva York el miércoles para su 'cara a cara con los fans' y un show gratuito en Times Square. Teníamos una semana muy movida, y ellas aún no sabían que tendríamos que encontrar tiempo para grabar una publicidad para Unicef. Ya estaba cansada y no habíamos empezado.
La foto de Chloe en mi escritorio me distrajo un rato, su sonrisa fresca y sus ojos azules llenos de alegría mientras me abrazaba por cintura y apoyaba su mentón en mi hombro derecho. Mi mano estaba sobre su mejilla. El contacto era suave, delicado, pero tan intenso que podía sentirlo aún. Suspiré y tomé mi móvil para enviarle un mensaje.

Lo que dicen sus ojos- BechloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora