- Sólo tenemos que ir por el pan y estamos listas.- me dijo Sarah, mientras caminaba por el supermercado y yo la seguía con el carrito de compras.
Me había despertado temprano para que la acompañase a hacer las compras que su madre le había pedido, me pidió que no despertara a Chloe y tuve que salir del sofá con mucho cuidado. Me había parecido un poco raro que decidiera llevarme a mí, y no a cualquiera de sus sobrinos o una de sus hermanas, pero no se lo dije, sólo me alisté y salí con ella en su auto.
Tomamos lo que faltaba, lo metimos en el carrito y fuimos a pagar. Era temprano y no había nadie en la fila así que todo se hizo rápido, en un ambiente de tranquilidad. Metimos las cosas en el asiento trasero, y ella me invitó a tomar un café antes de regresar a la casa. Sí, era extraña la situación, y eso empezaba a inquietarme. Dos de azúcar, un poco de leche, ella pidió su café tal como Chloe lo hacía y no pude evitar sonreír cuando la escuché mientras se lo pedía a la camarera. Por mi parte sólo quería café negro, sin agregados.
- Desde que Chloe llegó a casa, empecé a disminuir los niveles de azúcar.- comenté y sonreí.- Antes podía poner cinco cucharadas de azúcar en una taza como esta.
- Ella siempre fue muy equilibrada con los alimentos, a menos, claro, que sean chocolates. Eso es algo que heredó de su padre.
- Aquí entre nosotras...- me animé a decirle.- Ella es mucho más Fitzgerald que Beale.
- Es una muchacha muy inteligente mi hija.- sonreí y le di un primer sorbo a mi café.- No te traje aquí por nada, quería hablar contigo sobre una cosa que me inquieta hace unos días.
- ¿Algo sobre mí?- pregunté, notablemente confundida.
- Es sobre tu madre.- dijo con algo de inseguridad.- No puedo dejar de pensar en algo desde que nos hablaste de ella.
- ¿En qué?
- Conozco a Kelly.- no pude ocultar mi cara de asombro, y tampoco lo incómoda que me sentía sobre ello.- Ella fue mi paciente en Seattle, cuando iba a presentar mi tesis sobre el trastorno de bipolaridad.- claro, Sarah se había recibido como psicóloga cuando Chloe era niña. Un sorbo de café más largo me permitió ordenar mis pensamientos, mientras ella me miraba fijamente, con cariño.- ¿Chloe lo sabe?
- Sí, se lo conté hace poco tiempo.- confirmé.- ¿Cómo es que usted...?
- Estuve en Seattle atendiendo su caso, tenía que presentar mi tesis y me llamaron al centro donde ella estaba. Cuando la nombraste el otro día quería hacerte tantas preguntas, pero no sabía si Chloe estaba al tanto de esta historia, y quizás tampoco estabas cómoda hablando sobre ello con nosotros.
- Se lo agradezco, en verdad.
- Sin embargo, ¿puedo preguntarte cómo está ella ahora?
- Ella lo está haciendo muy bien. Luego de su alta médica avanzó mucho, y hoy casi no tiene rastros de discapacidad. Con su trastorno puede trabajar, de hecho lo hizo muy bien estos últimos años, y salvo un par de veces, no sufrió ataques severos.
- ¿Y tú? Recuerdo que ella me hablaba mucho de ti...
- ¿En serio?- pregunté, como una niña esperanzada.
- Siempre, Beca, ella siempre estaba hablando de ti. Yo solía pensar en esa niñita que tenía casi la edad de mi hija, y que había pasado por tantas cosas durante toda su vida, no puedo creer que seas tú.- su mirada de cariño me recordó a mamá, o al menos la forma en que ella solía mirarme.- ¿Qué pasó luego de que te fueras a la Universidad?
- Ella se quedó a cargo de una enfermera y una tía, aprendiendo a hacer todas las cosas que había olvidado. Hace poco se fue a Canadá, su familia es de ahí así que está rodeada de afectos y gente que la ayuda muchísimo en su recuperación.
- ¿Y la casa en Seattle?
- Está en venta. Creo que mamá no piensa en regresar, al menos no a corto plazo.
- Ha de ser duro tenerla lejos.
- Lo es, claro.- admití.- Pero ella me lo pidió, desde que terminé la escuela me obligó a estudiar en Barden porque no quería que dedicara mi vida a cuidarla. Me costó mucho aceptarlo, pero papá me buscó luego con la propuesta de la universidad en la que él enseña, y no tuve remedio.
- ¿Cómo ha ido todo con tu padre?
- No fue fácil, pero hoy las cosas son diferentes, crecí y entendí muchas cosas que antes no entendía. No lo justifico, nunca lo haría, pero trato de ver que al menos intentó ser un mejor padre.
- Si alguna vez ella decide regresar, estaremos encantados de recibirla por aquí.- observé su honesta mirada y sonreí agradecida. Ojalá mamá decidiera regresar alguna vez y ver a esa enorme familia interactuar, hacer chistes y cantar junto al fuego mientras comen malvaviscos.
- Ella estará encantada de volver a verte.- por un momento olvidé que no la tuteaba, y sentí que estaba hablando con alguien más de mi grupo cercano. Quería agradecerle por hacer eso, por llevarme hasta un lugar apartado para hablar de mi madre, por respetar que todo el tema era muy personal, y por preocuparse por mí y por ella. Quería decirle lo importante que era para mí toda esa gente que había ayudado a mamá, pero no sabía cómo hacerlo. Mi móvil sonando en mi bolsillo me salvó de decir algo sin sentido. La imagen de Chloe apareció en mi pantalla, sonriente y hermosa, se lo mostré a su madre y ella también sonrió antes de darme el permiso para responder.- ¿Despertaste y no me encontraste?- pregunté al aceptar la llamada.
- Sí, y luego esperé un poco hasta llamarte. Estás con mamá, ¿cierto?
- Así es, ella está conmigo.
- ¿Puedo saber qué es tan importante para salir solas?
- Estaremos en la casa en un rato.
- No me respondiste.
- Te amo, Chlo.- dije, aún sin responder a su pregunta.
- Estás ignorando mi pregunta.
- Quizás no debas saberlo.
- Eso duele.
- Te contaré luego.
- Ok, te amo. Lo sabes, ¿cierto?
- Claro que sí, te veo en un rato.- colgué la llamada y su mamá me miraba con gesto divertido.
- Ella quería saber para qué te traje a hacer las compras, ¿no?
- Exactamente eso.
- Ella realmente te ama, lo sabes ¿verdad?- sonreí nerviosa y ella rió.- Es decir, hay algo más grande que sólo esa especie de obsesión que tenía por ti cuando te conoció, ella aprendió a quererte tanto mientras estaban en Barden, y todavía mucho más cuando te fuiste. ¿Sabías de la propuesta que tuvo en Chicago?
- Sí, me lo contó.
- Vino a mí ese día para preguntarme qué debía hacer. Le dije que eligiera lo que la hiciera más feliz, y no dudó en ir a Los Ángeles. Las propuestas de trabajo son interesantes, y a su edad sobre todo, una buena oferta puede ser muy seductora, pero con el tiempo entenderán que lo importante es pensar a largo plazo. ¿Qué quiero tener al llegar la noche? ¿O cómo quiero pasar mis días difíciles? Chloe siempre encontró eso en la familia, es por eso que hizo de las Bellas una familia cuando estuvo en la Universidad, y también el motivo por el cual te eligió para venir aquí y conocerlos a todos. Tú eres su familia, Beca, el lugar donde ella quiere pasar los momentos más importantes y sobresalientes de su vida.- sonreí, no sabía que decir, y opté por pasar la yema de mis dedos por el borde de la taza.- Espero que te sientas parte de esta familia Beca, y que todo lo que pasó con tu madre sea sólo un mal recuerdo a partir de hoy.
- Gracias.- sólo eso pude decir, pero fui tan sincera que ella entendió todo lo que en realidad quería expresar.
- Vamos, debemos llevar estas cosas para la abuela.
De camino otra vez al enorme campo de sus padres, Sarah me contó que durante su paso por la Universidad había conocido a Noah, y que los dos conectaron al instante. "Fue un flechazo" dijo, y aseguró que siempre supo que iban a casarse y pasar la vida juntos. Habían hablado de tres o cuatro hijos, pero el destino quiso que fuera sólo una, y a pesar de insistir por muchos años, terminaron aceptando que las cosas tenían su rumbo, y que esa realidad era la suya. Era fascinante la forma en que se refería a su vida, a las decisiones que siempre había tomado, cómo todo tenía un sentido y orden para ella, todo se conectaba para que estuviera exactamente dónde estaba en ese momento. Esa personalidad me recordaba que era la mamá de Chloe, que de ella había sacado toda esa actitud positiva desmedida.
Cuando llegamos a la casa, todos estaban sentados a la mesa, desayunado y hablando (o mejor dicho, gritando). Eso era algo que no iba a pasarme nunca, despertar y tener ese fantástico humor. Yo necesitaba al menos quince minutos de silencio desde que abría las ojos hasta que aceptaba con resignación que debía empezar la rutina, Chloe lo sabía pero siempre se las ingeniaba para que esos quince minutos fueran cinco o menos. Me senté a su lado, no quería desayunar otra vez pero ya que estaba ahí, me interesaba participar de la conversación que mantenía con su tía y su padre. Era imposible pasar cinco segundos sin reír de las ocurrencias de sus tías, realmente todo un desafío. Chloe, tan cariñosa como era, descansó su cabeza en mi hombro y entrelazó sus dedos con los míos, a lo que respondí con una sonrisa y acaricié su brazo con mi mano libre. Salí un poco de esa conversación, y me concentré en la familia entera, en la forma en que interactuaban, en sus miradas honestas, sin un poco de prejuicios, en sus risas, sus chistes, sus anécdotas que parecían interminables. Dejé un beso en la cabeza de mi novia y me levanté para hacer una llamada en el patio. Mamá estaba siempre pendiente de su celular, y atendía al primer tono cuando mi nombre aparecía en pantalla. Esa vez no fue la excepción. Le conté donde estaba, le hablé de la familia de Chloe, de los paseos en Nevada, y todos los lugares hermosos que había conocido. Le dije que ella siempre había tenido razón, que era posible tener una familia grande y hermosa como la que me había recibido esos días, y pude notar su alegría a través del teléfono. Quería verla, abrazarla, contarle frente a frente todo lo que le estaba pasando a mi vida últimamente, pedirle que se quedara conmigo un tiempo, cerca, donde pudiera ir con frecuencia, pero ella estaba donde tenía que estar. Antes de colgar me dijo que estaba muy orgullosa de mí, que tenía que disfrutar de todo lo que tenía porque me lo merecía, y prometió que en cuanto se sintiera completamente sana, estaría en Los Ángeles, para conocer a Chloe. Me quedé sentada en la cerca de madera que separaba el patio trasero del establo, observando cómo cepillaban a los caballos y revisaban que estuvieran en condiciones. Estaba sola, pero en realidad no, en realidad nunca había estado más acompañada.
No hicimos mucho ese día, partimos a casa de Chloe justo luego del almuerzo y me fui con el compromiso de regresar pronto. Noah nos hizo escuchar música country durante todo el camino, y aunque a su esposa e hija no le agradaba del todo, a mí me encantaba. Traer el country de regreso y hacerlo moderno era mi gran sueño, una de las propuestas más interesantes que rondaban en mi cabeza, y en ese momento supe que tendría al menos un aficionado a mi música. Chloe se recostó en mi hombro mientras jugaba con mis dedos y yo trataba de mantener una conversación fluida con su madre sin entretenerme por sus caricias y su perfume embriagador. No había mucho margen de tiempo entre nuestra llegada a su casa y la salida del vuelo a Los Ángeles, había empezado a llover y la temperatura estaba bajando, recogimos nuestras cosas y me llevé un regalo del papá de Chloe: la foto que nos había tomado ese día de la caminata por la montaña. La hizo en un tamaño justo para mi mesita de noche, y dijo que enviaría el resto a mi correo electrónico para que pudiera verlas tranquila en casa. Nos llevaron al aeropuerto, nos hicieron jurar que regresaríamos pronto, y Sarah me pidió que la tuviera informada sobre mi mamá.
La ciudad de las estrellas nos recibió con una típica tormenta de verano, vientos y dificultades para encontrar un taxi que quisiera llevarnos por la avenida principal cuando la lluvia parecía no cesar. Un buen hombre nos llevó luego de una hora de vagar por el aeropuerto, y nos dijo que llevaban dos días de tormentas fuertes en la ciudad. Nos dejó en la puerta de casa, nos ayudó con el escaso equipaje que traíamos con nosotras y aunque quise dejarle algo de propina, me aseguró que no lo hizo por eso y decidió no aceptarla. No era frecuente encontrar a alguien como él, así que quedé muy agradecida por su gesto. Estábamos en casa, por fin.
Chloe fue a casa de Nicole, suponiendo que Elvis estaba allí deseando vernos, yo decidí quedarme en la sala, chequear el correo electrónico y actualizarme respecto a las novedades del trabajo. No había mucho, salvo por una bienvenida y el horario de entrada. El resto era un misterio.
Escribí en el grupo de las chicas, Tammin fue la primera en responder y contarme que estaba súper ansiosa por empezar, habían pasado un fin de semana entero hablando sobre ello y estaba segura que esa noche ninguna podría dormir. Reese por su parte preguntó cómo estaba yo, y quiso saber si había disfrutado mi último fin de semana sin trabajo. Les conté que estuve en Nevada con la familia de Chloe y luego hablamos de sus días de descanso previo a la entrada a los estudios de Sony. Cierra y Alycia respondieron luego, se unieron a la conversación que teníamos y coincidimos en encontrarnos en la puerta del lugar al día siguiente, antes de entrar a ese nuevo universo que nos esperaba.
Luego fui directo al grupo de las Bellas, habían hablado el fin de semana, como todos los días, pero Chloe y yo casi no usamos nuestros móviles esos días así que ninguna respondió. Habían coordinado la conferencia semanal para ese día, pasadas las siete, suponiendo que Chloe y yo ya estaríamos en Los Ángeles. Les confirmé nuestra presencia, sabiendo que no iban a responder porque estábamos a una hora de la conferencia y preferían hablar todo por ahí. Llovía con fuerza, Chloe aún no regresaba y supuse que se había quedado a contarle algunas cosas a Nicole, o hablar de su trabajo. Saqué las cosas del bolso que habíamos llevado a Nevada, puse todo en su lugar y me senté en un taburete de la cocina a esperar que las Bellas se conectaran a la conferencia. Aubrey fue la primera, seguida automáticamente por Stacie y Amy. Flo, Jessica y Emily casi aparecieron juntas, mientras Lilly y Ashley llegaban al final. Cynthia no estaría presente ese día, pero llena de misterios como era, no nos había contado el motivo. La primera en preguntar por Chloe fue Amy, y le dije que apenas llegamos fue a buscar a Elvis a lo de Nicole y no había regresado aún. El principal tema de conversación fue Emily, quién había peleado con Benji unos días atrás y estaba tan enojada que no podíamos hacer que dejara de hablar. Por supuesto que tratamos de ayudarla, decirle que le diera tiempo, espacio, y en realidad intentamos llevarla a darse cuenta que él tenía razón. No lo admitió, pero sé que lo entendió.
La siguiente fue Ashley, hablando de este chico del que no podía recordar el nombre. La magia había pasado, y lo habían dejado en una cena y una salida sin mucho sentido. Al parecer era muy aburrido y poco interesante.
Ni hablar de Stacie y ese doctor del que estaba enamorada y al que quería quitarle las camisas cada vez que lo veía. Resultaba ser un hombre casado (que no usaba anillo porque estaba acostumbrado a engañar a su esposa). Y Amy, peleando con Bumper porque después de un mes, esa no era la vida que habían pensado y a él parecía no importarle. Desamores y desencuentros, eso eran las Bellas por esos días.
- ¿Y tú con Jesse?- preguntó Flo a Aubrey.- Por favor no queremos otra historia de desamor.
- No, no, no.- negó la rubia.- Él y yo estamos muy bien, estamos pasando mucho tiempo juntos y estoy acompañándolo en sus proyectos por estos días, hasta que todo tome forma. Estamos muy bien en realidad...
- Están tan bien que me dejó con la cena lista anoche y no vino a casa a pesar de aceptar mi invitación.- comentó Stacie y todas reímos por su tono.- La próxima vez invitaré a Emily.
- Gracias por ser tu segunda opción.- dijo la más joven.
- No hay por qué, legado.- bromeó Stacie.- Igual es cierto, me dejó plantada.
- Tuve un buen motivo.- trató de excusarse la ex capitana pero Amy contraatacó antes.
- Sexo, es obvio.
- Yo no lo dije.- se defendió Stacie.
- Ya, dejen sus conclusiones para otro momento.- las detuve antes de que siguieran.- Al menos ella lo hace, mientras ustedes pelean.
- Uhhh.- ese fue el comentario de Jessica, riéndose luego.- Tú sí que sabes responder, Beca.
- ¿Qué tal tu fin de semana, enana?- preguntó Amy.- ¿Cómo fue todo en Nevada?
- ¿La familia de Chloe notó lo rara y nerd que eres?- agregó Flo.
- En realidad eres tan mala para Chloe que le pidieron que te dejara.- añadió Aubrey.
- ¿Alguna vez dirán cosas a mi favor malditas nerds?- les pregunté y todas sonrieron inocentemente.- ¿Qué dices al respecto Lilly?- ella sólo se encogió de hombros y supe que no tenía apoyo real dentro de esa conferencia.- Ok, creo que tendré que defenderme sola. La familia de Chloe en verdad es asombrosa y...- en ese momento la puerta de casa se abrió y Elvis entró corriendo.
- Ey, amor, ¿puedes traerme una toalla?- preguntó Chloe desde la puerta y el coro de las Bellas burlándose por la forma en que ella me había llamado llenó la cocina.
- Callense y esperen, ya regreso.- les dije, mientras ellas contenían sus risitas molestas. Le acerqué una toalla a Chloe y saludé al cachorro que estaba al lado de la escalera.- Nicole vive a cuatro casas de la nuestra y parece que caminaste cuatro cuadras.
- Elvis se escapó y tuve que correrlo por dos cuadras.- la ayudé a secar su cabello y alcancé una campera del armario de abajo.- Es la campera que usamos para el mundial.
- Termina de secarte y ven a la cocina, las Bellas están en línea esperándote.- hice una seña con mi cabeza para que me siguiera.
- Ey.- me di vuelta a mirarla otra vez.- Te amo.
- ¿Y eso por qué?- estiré mi brazo para tomar su mano y atraerla a mí.
- Necesitaba decírtelo desde que subimos al avión en Nevada. ¿No puedo sólo decirlo?
- Sí, pero no me abraces porque estás mojada.- bromeé y dejé un beso en su frente.- Vamos, nos esperan.
Las Bellas estaban esperando en silencio, buscando el momento justo para burlarse de nosotras, de nuestra forma de llamarnos, tratarnos, mirarnos, lo que sea que hiciéramos. Por suerte Chloe había mermado notablemente sus comentarios pesados y ya no me hacía sentir incómoda con frecuencia, sino que trataba de mantenerse al margen de cualquier ocurrencia salida de la boca de Stacie o Amy. Era bueno tener esa costumbre, hablar con ellas semanalmente, reírnos y volver a la rutina sintiéndonos un poco más cerca, más unidas y en algunos casos, menos solas. Aubrey fue la última en despedirse, yo siempre había sido la encargada de cerrar la conferencia y esa era una costumbre que no íbamos a cambiar. Por suerte ahora tenía a Chloe, y cerrar mi computadora luego de ver a la última desaparecer en la pantalla, se hacía menos duro. Antes me inundaba la soledad, en una casa donde vivía sola.
Ella estaba envuelta en mi campera azul con el símbolo de las Bellas, su cabello seguía mojado y una toalla estaba descansando en su espalda.
- Debes sacarte toda esa ropa mojada antes que te enfermes.- le dije.- Ya sabes que eres demasiado debilucha con eso.
- Ey, no soy tan debilucha.- se giró en el taburete y quedó frente a mí.- ¿Me ayudas a sacarme toda la ropa?
- No es un plan que me agrade, en absoluto...- mentí mientras me acercaba y abría de a poco la campera.- Pero si insistes quizás pueda hacer una excepción.
- Eres tan fácil de convencer...- atrapó mis labios con los suyos y me regaló el más dulce de los besos. Me volvía loca, toda ella, su cuerpo y sus manos, sus labios suaves y su cabello sedoso entre mis dedos. No me hacía falta verla, ni siquiera necesitaba abrir mis ojos para saber lo bella que era, para conocer cada centímetro de su cuerpo perfecto y tonificado.
La llevé hasta la habitación, dejamos restos de ropa en las escaleras y en la sala, ella me besó por todo el cuerpo, mentiría si algún lugar quedó sin sentir la suavidad de sus manos recorriendo todo a su alcance. Ella tomaba el control, como casi siempre, pero ahora más, con necesidad, con profunda sensualidad, tratando de suprimir todos mis sentidos. Y lo hacía. Era fácil perderse cuando ella te tocaba, cuando sus experimentadas manos recorrían tu cuerpo sin pudor ni límites. Era fácil perderse en esos ojos azules completamente dilatados, en la mirada de deseo pero cargada de amor que siempre tenía para mí. Deseaba con cada parte de mi ser, que siempre me mirara de esa forma. Deseaba poder mirarla así, que ella sintiera todo lo que yo sentía cuando sus ojos me hablaban.
Qué fácil era quererla, por Dios. Ni siquiera podía pensar en lo mucho que la quería, en lo mucho que deseaba envejecer con ella a mi lado sin soltarla ni un minuto.
Sus dedos entrando y saliendo de mí a ritmo lento me estaban enloqueciendo, ni siquiera podía coordinar mis labios al besarla. Le pedí más, y ella sonrió con malicia antes de seguir. Disfrutaba de eso, cuando yo le rogaba que siguiera, cuando le pedía más, cuando me aferraba a su espalda o retorcía las sábanas en mis manos. Disfrutaba de causar todo eso en mí, y yo lo sabía.
Cambiamos de lugar, y pasé a tenerla a mi disposición, introduje dos dedos en ella antes de besarla lenta y pausadamente, porque sabía que no podía resistirse a eso. Chloe estaba tan excitada que no podía pensar correctamente, sus gemidos eran casi música para mí, me encendía, toda ella me encantaba. Juntamos nuestros sexos y la desesperación por llegar al orgasmo nos obligó a movernos rápido y sin parar ni una vez. Ella fue la primera, y yo lo hice unos segundos después. Me quedé sobre ella, la besé en el cuello y fui recorriendo todo el camino hasta encontrar su boca. Teníamos que recuperar el aliento, tranquilizar a ese corazón que latía con fuerza. La dejé acurrucarse a mi lado, con su cabeza sobre mi pecho, y la cubrí un poco con las sábanas.
- Qué gran sacrificio hiciste cuando decidiste ayudarme a sacar la ropa, ¿eh?- preguntó mientras recorría con sus dedos mi vientre.
- Ni te imaginas cuánto me costó hacer esto.
- Sí, claro... Creo que dejé una marca por aquí.- acarició la parte inferior de mi pecho y sonrió.
- Al menos esta vez fuiste más prudente y no lo hiciste en mi cuello.
- Sólo pasó una vez.- se acomodó para abrazarme y la aferré con más fuerza a mi cuerpo.- Tengo que contarte algo.
- Y por tu tono no es tan bueno...- su tono había pasado a ser serio, sin ese toque burlón y seductor que llevaba anteriormente.
- Nicole me informó que habrá un curso de capacitación y formación para los nuevos empleados de la empresa, y se hará en Londres.
- Oh... Eso es...- eso sí que me había tomado por sorpresa, pero no sabía que decir exactamente.- Lejos.
- Sí, lejos.
- Pero es genial, ¿no?- agregué.- Es decir, ¿no te entusiasma?
- Es una gran oportunidad para crecer en esto, y ya sabes, quizás tener tiempo para conocer Londres y sus alrededores.
- Son sólo veinte días, sobrevivirás sin mí.- fui directo ahí, el punto que ella no podía dejar pasar por alto.- Esto está manejado por gente muy profesional, y estoy segura que es una oportunidad que no puedes desperdiciar.
- Yo sólo no quiero que esto se convierta en un viaje, y luego otro, y quizás alguno más.
- Los Ángeles siempre será nuestro lugar de retorno, Chlo. Esta es nuestra casa, nuestro hogar.
- Sé que este no es el trabajo con el que soñaba, pero siento que es exactamente lo que quiero hacer ahora.
- Entonces no dudes, vete, aprende mucho en Londres y regresa a hacer tu mejor trabajo. Yo estaré aquí tachando veinte días en el calendario. ¿Cuándo te vas?
- El miércoles.
- Empezaré a extrañarte entonces.
- Yo también, Becs.
Se aferró a mi cintura con fuerza y al cabo de unos minutos se quedó dormida. Era temprano para lo que en realidad estábamos acostumbradas, pero en verdad necesitábamos descansar.
---------
Llegué temprano a la discográfica, Tammin fue la primera en unirse a mí y esperar al resto para afrontar ese nuevo desafío juntas. Ellas por su lado, yo por el mío, pero juntas. Reese y Cierra llegaron luego, mientras tuvimos que esperar a Alycia que estaba un poco retrasada, pero por suerte su padre pudo avanzar y llegar antes de la hora pactada con nuestro nuevo jefe.
Mi trabajo dentro de Sony era mucho más amplio, y conllevaba muchas cosas que antes no eran del todo mi responsabilidad. Me querían hacer participe de cada una de las partes involucradas en el disco, de su salida al mercado y posterior trabajo, todo lado a lado de las chicas. Además teníamos que empezar a trabajar en ese momento para elegir el equipo adecuado para acompañar el proceso, siendo yo la tomadora principal de decisiones que afecten directa o indirectamente al grupo. Fueron claros conmigo, querían que coordinara la tarea previa, el proceso, y todo el trabajo posterior a la creación de un material, fuera de nuestro grupo o de algún otro artista que dejaran a mi cargo en el futuro. Era un compromiso completo, una entrega absoluta a los proyectos propuestos.
Tuvimos tiempo de hablar de cada uno de los puntos de mi rol dentro de la compañía, de elegir un equipo adecuado para mí, y conocer el lugar y al resto de la gente. Las chicas estaban en otra parte, con el padre de Reese, hablando sobre la publicidad y proyección que tenían respecto al grupo.
Revolutionaries sería el grupo encargado de abrir la nueva temporada de 'The Voice', y ellas aún no lo sabían porque les pedí que me dejaran darles la noticia. Cantarían frente a Blake Shelton, Adam Levine, Miley Cyrus y Gwen Stefani. Bonita forma de largarse al mercado.
Tuvimos una larga jornada, había muchas cosas que revisar y terminar de poner en orden, sobre todo en lo que se refería a su imagen y estilos para cuando estuvieran afuera, a la vista de las cámaras y la gente. Yo participaba de todo eso, y el trabajo como productora empezaba a ser mucho más amplio de lo que alguna vez había imaginado.
Cuando salimos de ahí, les pedí que me acompañaran por un café a un Starbucks que teníamos cerca, nos sentamos dentro del lugar porque a pesar de ser muy fina, la lluvia no cesaba, y traté de mantener la calma cuando les comenté que su primera vez sobre un escenario sería frente a cuatro grandes figuras que todas admirábamos y deseábamos conocer. Ellas no mantuvieron la calma, por supuesto, y empezaron a gritar por la emoción. El café quedó en segundo plano, y sí, no esperaba menos.
- Tenemos dos semanas para prepararnos.- les dije.- Abrirán el programa y lo cerrarán, por lo que tenemos que elegir dos canciones.
- ¿Miley Cyrus estará allí?- preguntó Reese, como si todo el resto de las cosas que le había dicho no importaran.- ¿La increíble Miley Cyrus me verá en el escenario?
- ¡Tendremos en frente a Adam Levine, por Dios!- agregó Tammin.- Beca, ¿crees que podremos aguantar la emoción?
- Espero que sí, o tendré que matarlas antes de hacerlas famosas.- respondí y ellas rieron.- Tengan en cuenta que ellos trabajan con contratos de Universal, y nos están dando la oportunidad de mostrar nuestro material ahí por alguna razón que es ajena a mí. Es una excepción realmente importante que gente de Sony trabaje para ellos, así que debemos aprovecharlo.
- ¿Conoces a Fifth Harmony?- preguntó Alycia.
- Claro que las conozco.
- Bueno, nadie va a conocerlas después de vernos en ese escenario.
- Esa es la actitud que quiero.- reí, por supuesto que necesitaba esa actitud, que se creyeran las mejores, que fueran a los estudios de Universal dispuestas a arrasar con todo. Mi móvil sonó y ví que Chloe estaba intentando comunicarse.- Debo atender, ya seguimos.- me levanté de mi asiento y me aparté un poco para responder.- Chlo, ¿pasó algo?
- No mi amor, quería saber si estabas desocupada, estoy cerca.
- Sí, estoy en el Starbucks que está a dos cuadras del lugar con las chicas, ¿ya estás libre también?
- Sí, en cinco minutos estoy por ahí.
- Ok, te esperaré entonces.
- ¿Quieres ir a caminar por la playa?
- Está lloviendo, Chlo.
- ¿Eso no lo hice más romántico?- me reí y ella respondió de la misma forma.- Vamos, es sólo un poco de agua, y tengo tu campera impermeable conmigo.
- Asumiste que diría sí.
- Sólo estaba preparada por si lo decías.
- Te espero en cinco minutos, pelirroja manipuladora.
- Te amo Becs.- dijo con un cantito y me hizo sonreír.- Tú también me amas, lo sé. Te veo en cinco minutos.
Colgué y fui a la mesa con las chicas, no teníamos mucho de qué hablar ya así que nos quedamos a esperar que Chloe llegara a buscarme. Iba a verlas al día siguiente también así que tendríamos tiempo de elegir las canciones y trabajar en la presentación, ahora quería que fueran a descansar y ordenar todos los pensamientos que tenían en la cabeza. Era fundamental que se rodearan de sus afectos y toda la gente que las quería por esos días, para mantener los pies en la tierra.
Chloe estuvo ahí un momento después, se ofreció a acercar a las chicas a alguna parte pero todas tenían quién las busque, o al menos eso dijeron. Ella venía de la empresa Duhamel, habían tenido una reunión para establecer cómo trabajarían las semanas restantes, y Nicole quería dejar en orden los próximos eventos antes de partir. Estacionó algunos minutos después, a la orilla de una de las playas más lindas a mi gusto, y me alcanzó la campera impermeable que estaba en el asiento trasero. Siempre estaba lista, sin importar la situación.
Caminamos a orillas de la playa, descalzas, con la leve lluvia cayendo sobre nosotras. Ni ella, ni yo tomamos la mano de la otra, pero estábamos tan cerca que nuestros brazos se rozaban constantemente.
- ¿Por qué quieres hacer esto?- pregunté a Chloe. Me estaba matando de intriga su silencio, esa mirada de seriedad y su costumbre de morderse el labio inferior cuando estaba nerviosa.- Es decir, la Chloe que yo conozco nunca aceptaría mojar su cabello con agua de lluvia.
- Sabes que quiero decir algo y no lo preguntas, ¿por qué?
- Porque si no lo dices directamente es por algo. ¿Estás bien, Chlo?
- Hay algo que no te dije sobre la conversación que Nicole y yo mantuvimos anoche...
- Puedes decirme lo que quieras.
- El equipo al que me ingresarán es el que hace los viajes dentro del país. Mi puesto fijo no es aquí, en L.A.
- ¿Puedes explicarlo mejor?
- La parte previa al evento la haremos aquí, pero nosotros nos encargaremos de los eventos que salgan a lo largo de ancho de todo el país, eso me tendrá viajando seguido y...
- Estaremos bien, Chloe, no tienes que preocuparte por eso.- aclaré antes de que siguiera. Conocía sus miedos, y su necesidad de tenerme cerca todo el tiempo, pero también sabía que ella quería hacerlo, que ese trabajo la hacía feliz.- ¿De cuántos viajes por mes estamos hablando?
- Hasta cuatro, en promedio. Algunos meses tendremos más y otros menos. Tres días fuera de casa por evento, al menos.
- Doce días afuera, creo que tendré que aprovecharte los dieciocho restantes.- tomé su cintura y la abracé.- Haremos que funcione, te lo prometo.
Olvidé contarle sobre la presentación de las chicas en The Voice, creo que tenía mucho en qué pensar en ese momento y estaba tratando de asimilar cómo sería nuestra vida cuando ella empezara a viajar y estuviera afuera por unos días. Siempre me había jactado de mi capacidad de desapego hacia las personas, pero incluso luego de dejar a las Bellas, no podía hacer lo mismo con Chloe. Esa capacidad de desapego no se aplicaba a ella, no después de tenerla en casa por casi dos meses, de poder abrazarla para dormir o al ver una película, de caminar con ella por la playa y tomar su mano en cada paseo con Elvis. Pero una vez más estaba callando lo que sentía, una vez más quería gritar que no sabía si podía lidiar con ello, pero no quería sonar egoísta, no con ella. La aferré con más fuerza a mí y dejé un beso en su cabeza. Supongo que tendríamos tiempo para arreglarlo sobre la marcha, y hacer lo mejor para nosotras. Después de todo, el amor siempre es más fuerte. Eso es lo que ella siempre decía.Hola! Casi 3 a.m. en mi país y estoy por aquí para traerles un nuevo capítulo. Tenía varios capítulos adelantados pero los perdí por un inconveniente técnico en mi computadora. En fin, me interesa volver a escribir sobre estas chicas alejadas una de otra, y ver qué resulta de eso.
Saludos! Y hasta la próxima.
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Lo que dicen sus ojos- Bechloe
FanficNo hacía falta que dijera una sola palabra, bastaba con que sus ojos azules voltearan a verte una sola vez para que entendieras todo lo que ocurría en su interior. Chloe la amaba, sus ojos lo decían a gritos, pero su boca lo callaba para salvarla. ...