- Siéntete como en casa, Chloe.- le dijo Sheila a mi novia, justo cuando ella entraba a la sala y observaba el lugar. Nunca antes había estado ahí, nunca la había invitado a pasar cuando estábamos en la Universidad porque siempre quería huir apenas ella llegaba a buscarme.
Habíamos llegado a Atlanta el día anterior, cenamos con Aubrey en su departamento y ella nos preparó la cama para que podamos descansar. Estar ahí era como estar en casa, el aire hogareño era palpable, y la compañía de nuestras amigas siempre lo hacía mejor. Por supuesto que Stacie y Amy llegaron en la mañana para saludarme, y la que aún no se había asomado por ahí era Emily pero había prometido que no me dejaría ir sin darme un asfixiante abrazo. El almuerzo estaba reservado a papá y Sheila, lo habíamos acordado así antes de bajar del avión y ellos estuvieron de acuerdo con recibirnos en su casa.
La sala había quedado muy bien luego de algunas refacciones, la alfombra oscura ocupaba gran parte del salón y los nuevos muebles le daban un toque mucho más moderno y sofisticado. Sheila había hecho un gran trabajo con las fotografías enmarcadas que llenaban las paredes, y además su buen gusto estaba presente en la nueva decoración. El sofá donde nos sentamos era claro, se notaba que nadie se había sentado por mucho tiempo y papá dijo que lo habían recibido el fin de semana anterior. Ellos estaban frente a nosotras, Chloe ocupó un asiento individual y dejó el otro para mí.
- ¿Cómo ha estado el viaje? - preguntó papá, notablemente feliz de tenerme ahí.
- Ha sido excelente. - respondió Chloe.- Han sido días excelentes para nosotras luego del evento de año nuevo. ¿Han visto lo bien que estuvieron las chicas sobre el escenario esa noche? Beca hizo un trabajo asombroso con ellas.
- Ellas estuvieron realmente muy bien. - esa fue Sheila.- Mis sobrinas estaban muy emocionadas con el show.
- ¿Escuchan a Revolutionaries? - pregunté asombrada.
- Sí, Hanna es la más interesada en su música. Además, escuchó que estarán visitando algunos lugares del país y está esperando una confirmación oficial para comprar las entradas.
- No hemos confirmado Georgia aún. - comenté.- Pero en cuanto lo hagamos, recuerdame que ella estará esperando alguna invitación para conocerlas.
- Eso sería genial, Beca.
- Es lo menos que puedo hacer, luego de la ropa hermosa que has enviado para mí. Chloe y yo estuvimos al menos dos horas peleando por la chaqueta de cuero blanca que enviaste, y por supuesto que no se la di. Es mía, la diseñaste para mí.
- Debo decir que es egoísta y no quiso prestarme ni un segundo esa chaqueta.- Chloe sonrió y papá parecía disfrutar de esa charla a pesar de no intervenir más que con una sonrisa.- Pero antes de regresar a L.A. pasaré por tu estudio y me llevaré una más bonita.
- Tengo algunas nuevas, mañana mismo puedes pasar a verlas.- a Sheila le agradaba mi novia, como a la mayoría del mundo, y no dejaba de ser amable con ella. Seguimos hablando de algunas cosas sin mucha relevancia, papá nos contó que había recibido la titularidad en una nueva clase y que estaba por tomar el puesto de jefe de trabajos en lengua inglesa.
Sin embargo, él estaba extraño, incluso cuando estaba poniendo la carne en la parrilla se veía distraído y muy pensativo. Dejé a Chloe conversar con Sheila, admirar las fotos en las paredes y preguntar acerca de la historia detrás de ellas, y cuando supe que estaría bien dejarla sola, fui al patio con papá. Él estaba algo raro conmigo, aunque intentó ocultarlo bajo sus malas bromas de las que nunca me reía. Le conté sobre el viaje a Miami, sobre lo lindo que había sido recorrer los parques de Disney con Chloe, y cuánto me había gustado estar allí por esos días sin obligaciones. Hablamos de mis cosas, demasiado. Él y yo no teníamos la misma comunicación que la que mantenía con mamá, y Chloe siempre me lo recordaba para que intentara cambiarlo, así que traté de ponerlo al día con mis cosas, recordarle que podía ser amable, honesta, y hablarle sin sarcasmos. Eso para él significaba muchísimo más de lo que yo creía, y lo noté cuando su sonrisa empezó a ser sincera, cuando la incomodidad quedó de lado y nos reímos de chistes malos juntos. Él me habló de algunas cosas, aunque evitó entrar en muchos detalles y no lograba entender por qué. Papá siempre era el que me sacaba los detalles de a poco, nunca paraba de hablar y usaba miles de palabras para contar una historia tonta de su día. Ese día no.
Chloe y Sheila se dedicaron a preparar la mesa en la parte trasera de la casa, y entre sus idas y venidas, mi conversación con papá se vio interrumpida mil veces. No me molestaba, en realidad parecía ser lo mejor en ese momento, pero sabía que terminaríamos apartados por algún lugar luego del almuerzo para terminar nuestra charla padre-hija. Sentarme a la mesa con ellos de frente, Chloe a mi lado, y Sheila escuchando mis historias con mucha atención, era una de las cosas que nunca había imaginado antes. Y debía darle crédito a Chloe por eso. Pasamos un rato fantástico riendo, intercambiando ideas, experiencias, anécdotas y debatiendo sobre el mejor equipo de baloncesto del país. Además, la comida de papá era fantástica. Tal como la recordaba. Él y Sheila se veían bien, felices, había algo en sus miradas que nunca había visto entre él y mamá. Dolía pensar que él no había querido tanto a mamá como la quería a ella, pero podía entender que en ese momento era feliz, quizás mucho más de lo que alguna vez lo había sido. Estaba encantado con Chloe, siempre la había querido mucho, pero estaba encantado con la idea de ella siendo mi novia, con la forma en que Chloe me miraba o tomaba mi mano. Ella era lo que todo padre quería para su hija: una buena persona que me amaba con locura. Y como un plus, me había cambiado en casi todos los aspectos.
Un momento de silencio me recordó que esos eran frecuentes entre mi padre y yo antes, pero en ese instante pude mirarlo a los ojos y sonreír. Él me miraba con cariño, con orgullo, y de todas las veces en que había llegado a verlo, esa era diferente. Su mirada estaba guardando algo, quería decirme algo y no sabía cómo.
- ¿Me acompañas a comprar algo para el postre? - preguntó Sheila a Chloe, y entendí casi al instante que iban a dejarnos solos. Mi novia asintió, se levantó de la mesa y se fue con ella. Papá no podía escapar.
- ¿Vas a decirme lo que estás ocultando desde que llegué o seguirás escondiéndote detrás de tus bromas?- fui directa, pero no dura. Suavicé mi mirada, me apoyé sobre la mesa y le demostré interés.
- Tus ojos siempre han sido tu arma más poderosa contra mí.- admitió, y recordé que él siempre me decía que mis ojos eran su debilidad.
- Mis ojos te piden que dejes de callar lo que te pasa y me lo digas. No creas que voy a hacer de cuenta que simplemente querías verme porque me extrañas.
- Sí que te extraño, Beca.
- Lo sé, pero no insististe en que venga a verte sólo por eso. ¿Pasa algo malo, papá?
- Sheila está embarazada.- lo dijo así, sin más. Me quedé congelada, no sabía qué decir, cómo reaccionar. Todos esos años me había preguntado cuánto tiempo les llevaría tener un hijo, pero en un momento dejé de hacerlo porque pensé que ya no era el momento para ninguno. Papá estaba pronto a cumplir cuarenta y cinco años, era joven pero ya no lo veía cuidando niños, me aterraba esa idea de verlo con un bebé en brazos después de veintitrés años. ¿Y yo tendría un hermano luego de tanto tiempo? Era una locura.- Beca, ¿no vas a decir algo?
- Qué se supone que tenga que decir...- estaba sorprendida, no sabía cómo tomarlo.
- Nos tomó mucho tiempo decidirlo, Sheila quiere ser madre y ya sabes que después de los cuarenta eso es mucho más complicado, no queríamos seguir esperando y...
- ¿Te ves con un bebé luego de todos estos años? ¿No te aterra la idea?
- Sí, me aterra como la primera vez. Me aterra como cuando supe que venías en camino, pero tenía muchas ganas de ser padre otra vez.
- Sólo dime que serás mejor con él, que no le harás lo que me hiciste a mí.- fui dura, pero no pude evitarlo.- Dime que serás un mejor padre de lo que fuiste conmigo.
- Beca...
- Me tomó años llegar a lo que soy hoy, hablar con alguien sobre mí, recuperar la confianza en la gente. No destruyas a ese niño como lo hiciste conmigo.- sequé una lágrima rebelde, no quería que salga y me hiciera ver débil. Quería a Chloe, cuanto antes.
- Me equivoqué contigo, lo sé, pero esto no es justo para mí.
- ¡¿De qué estás hablando?! ¡Tendrás otro hijo! ¿Entiendes lo que eso significa? Tendrás otra persona que dependerá de ti y de su mamá, y sólo estoy pidiéndote que no cometas los mismos errores que cometiste conmigo, porque he sufrido años tratando de superar todo lo que nos hiciste.- a esa altura no pude controlar mi llanto, y él no intentó acercarse a mí. Nunca lo había hecho. Siempre había sido un espectador cuando yo lloraba.- Lamento que no sea la respuesta que esperabas, siento no poder felicitarte...- escuché a Chloe entrar por la puerta de entrada y salí a paso rápido para encontrarla en el camino.
- Becs...- ella notó que yo no estaba bien y sólo me siguió. Sheila vino por detrás, pero Chloe le pidió que se quedara y prometió que regresaríamos pronto. Subí al auto, del lado del copiloto, y sequé mis lágrimas para evitar seguir llorando.- ¿Qué pasó contigo?- Chloe cerró la puerta, pero no puso el auto en marcha. Acarició mi rostro y esperó que me tranquilizara para seguir hablando.
- ¿Podemos ir a algún otro lugar? Por favor.
- Donde quieras, sólo dime dónde.
- Sólo maneja, no sé ni dónde quiero estar ahora.
Su mano descansó unos segundos en mi pierna izquierda, ella me miró con ternura y luego puso las llaves para arrancar el auto. Condujo como le pedí, no preguntó otra cosa, y sólo me dejó mirar el camino en silencio mientras mordía mis dedos a causa de los nervios y la ansiedad. Chloe me miraba por ratos, descansaba su mano en mi pierna para hacerse sentir, y luego regresaba la mirada al camino. Valoraba su silencio, otra cosa que habíamos aprendido juntas, estar y respetar hasta que alguna quisiera decir una palabra. Se detuvo en el parque Piedmont, me dijo que podíamos caminar por ahí cuanto quisiera, pero que en algún momento debía contarle lo que había pasado con papá. Tuve el suficiente tiempo para calmarme, además del espacio que necesitaba. Chloe estuvo a mi lado todo el tiempo, pero no me tocó, ni intentó tomar mis manos o abrazarme. Estuvo ahí, de pie, y no dijo ni una sola palabra. Decidí parar un rato, me senté en el césped a pesar del frío y ella me siguió. Un suspiro anticipó mis palabras.
- Sheila está embarazada.- dije al final.- Eso es lo que papá quería decirme.
- Oh...- Chloe no sabía qué decir, intentó encontrar las palabras pero no pudo.- Lo siento, no sé cómo hacerte sentir mejor esta vez.
- No sé qué es exactamente lo que me molesta, Chlo, sólo sé que no estoy contenta y me encantaría poder estarlo.
- ¿Por qué no lo estás?
- La verdad es, que de alguna forma siento que él será un gran padre con ese niño y que disfrutarán la vida juntos, serán felices y...
- Y tú no tuviste eso.- ella entendía eso, estaba leyendo mis pensamientos y trataba de ponerse en mi lugar.- No puedes cambiar eso Beca, ya no.
- Lo sé, y sé que jamás podré hacer que mamá sea la misma persona que era antes de que él nos dejara, pero es tan injusto... ¿Cómo podré querer a un niño que tendrá todo lo que a mí me negó?
- Entendiendo que ese niño no tiene la culpa.- hizo silencio por un momento y luego me miró con atención. - Ey, tú y tu madre nunca podrán olvidar lo que pasaron juntas, pero hoy son personas diferentes. Ella está en Canadá, recuperándose y haciendo cosas que había olvidado, y tú estás aquí, has logrado muchas cosas y has perdonado a tu padre y su esposa, te olvidaste de esa Beca distante y oscura que se ocultaba todo el tiempo. Han logrado vencer estos momentos juntas, y eso está perfecto. Ahora debes ir hacia adelante, ¿no crees que sería terrible que tu hermano sufriera todo lo que tú has sufrido, Becs?
- Sería horrible.- admití.- Realmente horrible...
- Tu padre tiene la posibilidad de hacer las cosas bien, aunque sea con él, y de acercarse a ti para remediar todo el daño que te causó. No todos tienen oportunidades así. Tú las tuviste, llegaste aquí y tu vida cambió, te fuiste a Los Angeles y cambió todavía más. Entiendo que esto no es fácil pero debes darle una oportunidad para hacer bien las cosas.
- Yo sólo...- me reí amargamente, y ella aún estaba esperando una respuesta.- Yo sólo quiero un papá al que pueda mirar sin rencor. Pensé que lo estaba logrando, pero esto me recordó todas las cosas que no hizo por mí y mamá. ¿Por qué este nuevo bebé tendrá mejores posibilidades?
- Porque es la chance que la vida está dándole a tu papá para ser un mejor padre. Es la forma en que él debe perdonarse.
- Él jamás ha corrido detrás de mí...
- ¿A qué te refieres?
- Siempre me dejó ir, y yo estaba gritando que corriera detrás de mí. Jamás vino detrás, ni una sola vez.
- Porque probablemente no sepa lo importante que es para ti... No huyas, Beca, quédate y di todas las cosas que sientes. Ve allí y dile todo, hazle saber que la niña que dejó en casa con su madre ha sufrido mucho y lo ha necesitado siempre. No te quedes aquí esperando que él venga, ve y díselo.
- No ganaría nada con eso.
- Beca, mi amor, no tienes ni idea de lo difícil que es entenderte y saber si quieres que te sigamos.- ella se quedó en silencio unos segundos después de decirlo y automáticamente mi mirada se dirigió a sus ojos.- No sé si ganarías algo, pero sí sé que él podría entender esa cabeza que está cerrada bajo siete candados.- acarició mi cabeza con total suavidad.- Todos merecemos una segunda oportunidad.
- Siento que mamá y yo no tuvimos esa oportunidad, ¿sabes? Siento que siempre fuimos las que debían ceder.
- Pero tú no tienes nada de qué arrepentirte, Becs. Nada. Ni un reproche. Y, si me lo preguntas, prefiero un alma libre de culpas a una segunda oportunidad.
Me quedé pensando en sus palabras, en la forma tan bonita en que estas habían salido de su boca y habían decidido quedarse revoloteando en mi cabeza. Ella siempre sabía qué decir para hacerme sentir mejor, y no entendía cómo lo hacía. Chloe entendía todo, veía adentro de las personas, entendía que nuestra humanidad nos hacía cometer errores, y que todos, sin excepción, merecían una oportunidad para cambiar. Pero más que nada, ella no quería que viviera con rencor, odiaba ese sentimiento y siempre me recordaba que dependía de mí lo que este hiciera en mi vida, estaba en mis manos lo que hacía con él. Tenía razón en algo, como en muchas otras ocasiones, y era que yo siempre había decidido huir. De papá, de mis amigos, de las Bellas, de ella... Era experta en huir y no decir lo que sentía. Quería que vinieran detrás de mí pero cuando los tenía cerca, sólo los empujaba hacia afuera.
- Gracias por siempre estar detrás cuando te necesito.- debía agradecerle tanta paciencia y tanto amor. Ella merecía todo de mí.
- Yo sólo soy una invasiva y molesta chica que te ama con todo el corazón, y que haría cualquier cosa para verte feliz. Vamos, creo que debes levantarte de este césped frio.
- No quiero regresar con mi padre aún.
- Bueno, iremos al departamento de Aubrey entonces, pero vamos de aquí porque hace mucho frío.
Chloe se puso de pie frente a mí, puso ambas menos a la altura de mis ojos y esperó a que las tomara para tirarme hacia arriba y sostenerme entre sus brazos antes de empezar a caminar de regreso. Era una perfecta analogía de nuestra vida juntas, levantar a la que estaba caída y sostenerla hasta que estuviera lista para seguir caminando. Esa vez la que estaba en el piso era yo, y ella estaba en frente, con su hermosa sonrisa y sus brillantes ojos, esperando que tomara sus manos y la siguiera. Estaba tan confundida, tenía tantas cosas en mi cabeza en ese momento, que Chloe parecía una brillante luz en medio de toda la oscuridad. Lo de papá me había caído como una pelota en el estómago, era como si alguien me estuviera presionando fuerte el corazón y no me permitiera pensar con la claridad suficiente. Quería estar feliz, quería poder felicitarlo y felicitar a Sheila porque su deseo de ser madre iba a cumplirse, pero me era inevitable pensar en mamá, en nuestro pasado y nuestra vida luego de que él se fuera. No importaba cuántas cosas Chloe me había dicho, en realidad siempre iba a perseguirme la idea de lo injusto que había sido para mí todo lo que pasé en mi casa en Seattle. Caminé de regreso al auto de Aubrey, el mismo que nos había prestado para ir a casa de papá, y Chloe lo puso en marcha cuando supo que era el momento adecuado para ir al departamento de nuestra amiga.
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Lo que dicen sus ojos- Bechloe
FanfictionNo hacía falta que dijera una sola palabra, bastaba con que sus ojos azules voltearan a verte una sola vez para que entendieras todo lo que ocurría en su interior. Chloe la amaba, sus ojos lo decían a gritos, pero su boca lo callaba para salvarla. ...