Mis días contigo.

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- Chloe...- me desperté porque su móvil estaba sonando, y ella parecía no escucharlo.- Chloe, algo está sonando y si no para voy a...
- Sh... Ya está.- lo apagó casi entre sueños y se corrió el cabello de la cara.- Qué gran humor tienes en las mañanas...
- ¿Quién demonios tiene una alarma a las 6:30?
- Beca, debes levantarte a las siete...- se giró y me abrazó a la altura de la cintura.
- No vas a solucionar todo abrazándome.- empecé a suavizar mi tono mientras acariciaba su brazo.- Chlo tenía media hora más para dormir.- me quejé y ella rió.
- A partir de mañana iremos a correr en la playa.
- Sí, por las tardes, ni sueñes despertarme temprano todos los días o te juro que irás buscando un departamento nuevo.
- ¡Becs!- su tono de reproche fue una de las cosas más lindas que podían haberme pasado esa mañana.
- Espero que lo tengas en cuenta.- besé su cabeza y ella se aferró con fuerza a mi cintura.
- ¿Becs?
- ¿Sí?
- ¿Así que tienes media hora...?- su tono sugerente, la forma en la que sus manos empezaban a inquietarse y recorrían todo mi cuerpo, sus ojos buscándome, todo su cuerpo empezando a pegarse al mío, estaban despertándome por completo.
- ¿Tienes algo en mente Beale?- por primera vez, mi tono fue de seducción total, y eso hizo que su cuerpo reaccionara.
- Tengo tantas cosas en mente ahora...- su mano empezó a subir por mi vientre, debajo de la camiseta negra que llevaba puesta.- Y creo que tu ropa está estorbando demasiado.
Ella tomó la iniciativa, se incorporó en la cama y fue directo a mis labios. Sus manos recorrían todo mi abdomen, de arriba a abajo, y las mías todavía no podían definir si querían quedarse en su cintura o en su rostro para intensificar el beso. Me ponía tan nerviosa lo bien que ella se movía, la forma en que sus manos me tocaban sin descaro, ella era una experta, sabía lo que estaba haciendo y lo que estaba causando en mí cada vez que su lengua tomaba el control en mi boca. Se desprendió de mi camiseta en un movimiento sutil, me dejó hacer lo mismo con la suya y siguió besándome, con su cuerpo sobre el mío.
Pero yo quería complacerla, quería que ella sintiera todas esas cosas maravillosas que me hacía sentir, quería devolverle a Chloe toda la confianza que alguna vez había tenido y que Josh le quitó. La giré con cuidado, me puse sobre ella y tomé sus brazos a la altura de sus ojos.
- Déjame a mí.- susurré en su oído.- Déjame hacer esto.
- Pensé que tenías ganas de dormir.- susurró cuando comencé a besar su cuello, me reí y fui directo a su boca para mantenerla ocupada y evitar sus comentarios.
Besarla era una adicción, recorrer con mis labios su cuello y clavícula también. Nunca había sentido tanto amor y pasión al mismo tiempo, nunca había deseado tanto a alguien como deseaba a Chloe, había llegado a casa hace menos de veinticuatro horas y no podía soltarla. Recorrí su torso desnudo con mi boca, no dejé ningún lugar sin besar y tocar. Mis manos subían y bajaban desde su cintura a sus caderas, contorneando sus maravillosas curvas. Me detuve a mitad del camino y la miré, sus pupilas estaban dilatadas, su mirada estaba llena de lujuria, pidiendo más. Por un momento creí que podía pasar toda la vida observando el azul oscuro que ahora cubría gran parte del celeste claro de sus ojos, pero entonces ella levantó su cabeza y me besó. Los besos ya no eran inocentes, había cierta desesperación por tomar el control.
Me separé de ella para tomar aire, marqué con mi lengua un camino desde su cuello a sus pechos y entonces soltó el primer gemido. Fui bajando de a poco, y eso era frustrante para la pelirroja, se notaba por como se movía debajo mío. Besé su vientre y con mis manos fui recorriendo sus muslos, justo a ese ritmo lento que la volvía loca.
- Estás jugando demasiado.- comentó como pudo, con poco aliento, estaba desesperada y eso me excitaba demasiado.
Chloe Beale, la increíble Chloe Beale, estaba allí deseando más, y yo quería complacerla en todos los sentidos posibles. Abrí un poco sus piernas y la humedad de su sexo me dejó sin aliento. Estaba esperándome, dispuesta a mí, rogándome que dejara de jugar con ella.
Bajé despacio con mi boca, dejando suaves besos por debajo de su ombligo y una de mis manos se posicionó justo donde ella necesitaba que lo hiciera.
- Ah Beca...- jadeó y retorció las sábanas en sus manos.
Mi lengua recorrió su sexo, y el sonido que salió de su boca hizo que toda mi piel reaccionara. Empecé despacio, con cierta maldad en mis ojos al verla estremecerse en la cama, tirar su cabeza hacia atrás y retorcer las sábanas mientras me pedía más. Volví a su boca, atrapé sus labios entre los míos para ahogar sus gemidos, y por la forma descoordinada en que ella respondía, sabía que necesitaba que regresara a dónde estaba. Coloqué mi pierna izquierda en medio de las suyas y empecé a moverme sobre ella mientras seguía besándola por todo el cuello y detrás de su oreja. Descubrí que ahí estaba su punto débil, que apenas mi boca rozaba el lóbulo de su oreja ella se agarraba con fuerza a mi espalda y atrapó su labio entre sus dientes. Me incorporé sobre ella y la miré a los ojos porque me lo pidió, atrapó mi rostro entre sus manos y su mirada lujuriosa se llenó de dulzura en un instante. La besé, no podía parar de hacerlo, y tampoco tenía algo para decir. Mi mano derecha se aferró a su cintura, la suya estaba enredada en mi cabello. Un gemido bastante audible salió de mi boca cuando ella presionó nuestros sexos y empezó a moverse con rapidez. La detuve, bajé a su sexo y y jugué con mi lengua sobre su parte más sensible. Ella se desplomó sobre el colchón luego del primer contacto, pero se recuperó pronto para pedirme que fuera más rápido, que me necesitaba dentro suyo. Introduje dos dedos, volví a la altura de su rostro y con mi mano libre tomé la suya y entrelazamos nuestros dedos. Cada embestida era más rápida, cada segundo que pasaba ella pedía más y sus gemidos estaban acabando conmigo. Supe que estaba llegando cuando su mano presionó fuerte la mía, arqueó su espalda y se desplomó en la cama. Me quedé unos segundos sobre ella, traje la mano que tenía agarrada a la altura de mi boca y la besé repetidas veces, suavemente. Ella hacía círculos en mi espalda con la yema de sus dedos y luego me pidió que la mirase a los ojos.
Sabía que esos maravillosos ojos azules hablaban, y en ese momento me estaban diciendo las cosas más lindas del mundo. Chloe quería asegurarse de que lo supiera, que eso no era sólo sexo, que ella me amaba y confiaba en mí.
- Te amo.- me dijo.- En verdad lo hago.
Era una clase de confesión muy fuerte, de repente tenía ese miedo característico de la gente que trataba de decirme lo que sentía por mí. Pero era Chloe, ella no tenía que sentir miedo porque la amaba más que a cualquier persona en el mundo.
Fui a su boca otra vez, pero no con desesperación, la besé con ternura, prometiéndole en ese beso el mundo entero, y quizás un poco más. Me separé de ella sólo unos centímetros y sonreí.
- Te amo también.- confesé.- Estoy locamente enamorada de ti.
No sé cómo Chloe había entrado tan fuerte en mi vida, todavía no entendía cómo es que logró escabullirse por algún hueco de mi alma, pero la amaba y necesitaba que ella lo supiera. Me recosté a su lado, la abracé y supe que todo estaba bien, más que bien. El silencio para recuperar el ritmo de nuestras respiraciones fue tranquilizante, pero cargado de sentimientos que volaban por la habitación y nos llenaban el pecho de felicidad. Las palabras sobraban, no había nada mejor que quedarme con ella en esa cama, abrazar su piel desnuda y escuchar cómo su corazón latía, por mí.
Nada era apresurado en nuestra historia, ninguno de esos sentimientos eran fugaces ni tenían que ver con la pasión de los primeros días. Ella supo esperarme y escucharme, pudo rescatarme sin saber mi historia, dio un salto a la deriva y ahora me sentía viva otra vez porque ella lo había logrado. Amarla incluso parecía poco, a veces sentía que le debía mucho más que eso, pero ella no pedía nada, sólo mi confianza y que la quisiera sin límites ni restricciones.
- ¿En qué estás pensando?- me preguntó y la mano que tenía en mi espalda se movía con suavidad.
- En que este es el momento justo para nosotras.
- ¿Momento justo?
- Sé que a veces pareciera que perdimos mucho tiempo, pero siendo sinceras, estamos justo donde tenemos que estar ahora.
- ¿En tu cama después de hacer el amor?- fue irónica, ella sabía lo que estaba queriendo decirle.
- Además de eso, por supuesto.
- ¿Seguirás quejándote porque te desperté temprano?
- Sabes que con eso no se juega.- observé la hora en el reloj de la pared y tuve que salirme de su abrazo.- Tengo unos minutos para bañarme y salir a la oficina, ¿vienes?
- ¿A la ducha?
- A la oficina Chlo.- respondí sentada al borde de la cama, de espaldas a ella.- Es difícil satisfacerte, ¿no?
- Oh cree si te digo que lo haces muy bien...- se sentó también en la cama y se acercó peligrosamente a la altura de mi oreja.- Pero tengo mucha energía si se trata de algo que me gusta tanto...- su voz ronca me puso la piel de gallina y tuve que ser fuerte para no girar sobre mí y besarla hasta el cansancio otra vez.
- ¿Estás disfrutando esto?
- ¿Qué cosa? ¿Verte desnuda al borde de la cama siendo un desastre balbuceante?
- Exactamente eso.
- Sí, lo disfruto demasiado.- dejó un húmedo beso en mi cuello y juré que si me dejaba alguna marca iba a matarla.- Creo que usaré el otro baño para ahorrar tiempo, sólo por hoy.- se levantó por el lado contrario al que me encontraba y caminó en dirección al baño que estaba al cruzar la puerta.
Era tan jodidamente sexy que no podía evitar observar cada curva de su cuerpo mientras se movía a su destino. Su seguridad y confianza la hacían más atractiva, cada paso que ella daba era fuerte, con convicción, sabía que cualquier ser humano con un poco de visión podría confundirla con una diosa, y se aprovechaba de eso aunque lo negara. El cabello rojizo hacía contraste con su blanca piel, sus rizos desordenados caían sobre su espalda, y las golondrinas estaban escondidas bajo su brazo.
- Si dejas de mirarme llegaremos a tiempo a tu oficina.- dijo desde la puerta y guiñó un ojo.
En otra ocasión le habría negado que estaba pendiente de sus movimientos, seguro le habría dicho que estaba loca o que era rara, pero en ese momento no me importaba, yo podía verla todo lo que quisiera porque era mi novia y tenía ese privilegio.
- Sólo yo puedo mirarte, ¿entendiste?- le dije con el volumen justo para que me escuchara antes de entrar a bañarse. Escuché que reía, probablemente porque mis celos eran algo que ella clasificaba dentro de las cosas adorables que tenía.
Fui a bañarme, tenía algunos minutos para hacerlo antes de bajar a desayunar y salir rápido al trabajo.
Cuando bajé a la cocina, el café ya estaba listo y Chloe se paseaba lista para salir de la casa. No entendía cómo ella lo hacía, pero en cuestión de minutos lograba combinar su ropa y calzado, acomodar su cabello y quizás hacerse algún peinado que dejara al descubierto sus hermosos ojos. Ese día llevaba maquillaje, pero muy suave, casi imperceptible.
Su café no era, ni de cerca, tan fuerte como el que estaba acostumbrada a tomar, pero estaba bien para mí, tenía que bajar el nivel de cafeína en mi cuerpo. Tuvimos tiempo de desayunar tranquilas, ver las noticias locales y salir de la casa con minutos de ventaja. Chloe no quería conducir ese día, así que emprendimos el camino a pie. A sólo tres casa de la mía, Nicole estaba podando los arbustos que rodeaban su terreno.
- ¡Ey, Beca!- me saludó con la mano en alto y sonrió. Siempre era simpática y muy efusiva.
- Buen día Nicole, ¿haciendo el trabajo de jardinería del día?- me acerqué a saludarla y llevé a Chloe conmigo.
- Hoy tocaba podar estos arbustos, tanto tiempo afuera me hizo descuidarlos.
- Ella es Chloe.- le dije y mi novia sonrió cortésmente, estiró su mano y la otra la tomó.
- Tú eres la famosa Chloe.- odié a Nicole por ese comentario, aún más cuando la pelirroja sonrió ampliamente.
- Espero que famosa por buenas razones.- comentó, y presionó mi mano.
- Sólo cosas buenas he oído de ti, es un gusto al fin conocerte.
- Lo mismo digo.
- Beca, iba a buscarte esta noche pero aprovecho para decirte ahora...
- ¿Sobre tu fiesta de cumpleaños?- me adelanté, ella siempre hablaba de su cumpleaños durante un mes hasta ese día. Sus fiestas en la playa eran uno de los sucesos más famosos del lugar, y la última vez me había elegido para la musicalización.
- Espero que ya estés preparando la música. Beca fue la DJ en mi anterior fiesta de cumpleaños.- le comentó a Chloe.- Y la gente se fue muy contenta con su música.
- Es la mejor.- presumió ella y apoyó su cabeza en mi hombro.- Haces muy bien en llamarla otra vez.
- Estarás en la lista Chloe, así que espero que hagan un espacio en sus agendas para entonces.
- Créeme, Chloe Beale jamás se perdería una fiesta.- ahí estaba la confianza de Chloe que amaba, ese descaro que siempre iba acompañado de un guiño.
- Tu chica me agrada, Beca.- comentó Nicole y yo reí.- Las dejo continuar su camino, nos vemos por ahí chicas. Encantada de conocerte Chloe.
Seguimos nuestro camino a mi oficina, Chloe estaba comentando que Nicole le parecía agradable y preguntó, por supuesto, sobre las fiestas que ella llevaba a cabo en la playa. Si algo distinguía a Chloe de los demás, era su energía para las fiestas, la forma en que bailaba toda la noche sin parar, y su extrovertida personalidad que se potenciaba cuando tenía algunas copas de más. Llevarla a una fiesta de cumpleaños como las que Nicole hacía, era un verdadero desafío.
Llegamos frente al enorme edificio donde trabajaba, saludé al guardia que estaba en la planta baja y fuimos directo al ascensor. Mi nombre ya estaba puesto en la puerta de mi oficina, saqué las llaves que Hunter me había dado el día anterior y le presenté a Chloe lo que ahora era mi lugar de trabajo. Por supuesto que lo primero que vio fueron las fotos en el escritorio, y sonrió al ver la nuestra en primer lugar. Le mostré el estudio, la cabina y los equipos más modernos que alguna vez habíamos visto en nuestras vidas. Ella estaba asombrada, pero no dejaba de repetir que siempre imaginó que iba a llegar a un lugar así.
Las chicas llegaron al rato, se presentaron y hablaron con Chloe sobre música, quizás lo único de lo que podían hablar por esos días y que por suerte mi novia entendía a la perfección. Mientras ellas hablaban, yo preparaba el lugar, probaba los equipos y regulaba los sonidos. Ese día íbamos a grabar alguna de las canciones que estaban en aquel primer pendrive que llegó a mis manos, sólo para tener un material sólido desde el cual partir.
La pelirroja se quedó apartada, sólo observando y escuchando con atención. Alycia vino a mi lado, no entró a la cabina porque quería dedicarse al sonido en ese momento, era lo que en verdad le interesaba antes de cantar. No tenía casi conocimiento sobre el manejo de los equipos pero sí proponía ideas muy acertadas, y por supuesto que marcaban la identidad del grupo.
Originalmente la canción tenía cosas bastante buenas, y la había elegido porque explotaba cada uno de sus talentos por separado aunque ellas no se dieran cuenta.
Alycia entró a la cabina, tenía que grabar algunos coros y Reese la acompañaba. Nos quedamos un poco estancadas en esa parte, había algo que no nos gustaba y no podíamos definir. Tammin y Cierra estaban sentadas a mi lado, atentas al proceso y la edición.
- ¿Qué piensas?- preguntó Cierra a Chloe.
- ¿Yo?- ella estaba sorprendida y de repente voltee a mirarla.
- ¿Qué crees de esto último que grabamos?- repitió la latina.
- Bueno...- que Chloe Beale se pusiera de pie era buena señal. Se acercó a nosotras y le pidió a Alycia que repitiera la última nota.- ¿Puedes poner tu mano en el pecho y repetirla?- todas la miramos extrañadas pero la dejamos continuar, la nota salió perfecta.- Ahí lo tienes. Estás colocando mal la voz. Si quieres llegar a esa nota sin importar cuántas veces la repitas, no debes colocar la voz en la cabeza, sino en el pecho.
Sonreí. Chloe sabía lo que estaba diciendo, no era una simple elección de palabras, ella en verdad conocía sobre el tema y quería ayudar. Se quedó de pie a mi lado, puso su mano derecha en mi hombro y deposité un beso en ella.
Continuar fue más fácil, las chicas sabían lo que tenían que hacer y Chloe las ayudaba vocalmente cuando lo requerían. Pero más allá del trabajo, pasar las horas con ellas era divertido, hacían que todo fuera más ameno con sus bromas y ocurrencias. Sin dudas, Reese era la bromista del grupo y se aprovechaba de su inocencia para molestar a las mayores.
Las liberé a la hora del almuerzo, no sin antes coordinar el próximo horario de encuentro. Cierra creó un grupo de chat para que todo fuera más rápido, así que ahora teníamos cómo comunicarnos fácilmente.
Ellas se fueron pero yo me quedé, tenía que ordenar lo que habíamos grabado, lograr algo sólido y con sentido, además de sumar algunas cosas que parecían necesarias. Chloe se sentó a mi lado, sólo para escuchar el producto final, trajo una botella de agua y algunas frutas secas de la mesa de mi oficina. Era adorable verla sentada cruzando sus piernas mientras comía y observaba. Cada gesto suyo era una distracción, esa forma que tenía de mover los labios y gesticular con sus ojos, o cómo usaba sus manos cuando quería dar alguna opinión.  La canción estaba lista hasta la mitad, y al reproducirla sonreí, estaba satisfecha por lo logrado.
- ¡Eso suena fantástico!- era Hunter, todavía no había entrado a la cabina y ya estaba gritando. Tardó dos segundos más en cruzar la puerta.- Beca eso es...- se detuvo al ver a la pelirroja sentada a mi lado.- Oh, tenemos compañía.
- Hunter, ella es Chloe.- hice un gesto con mis ojos para que no emitiera comentarios estúpidos frente a ella.- Chloe, él es Hunter, algo así como mi jefe.
- Soy su amigo, aunque a ella no le guste aceptarlo.- apretó su mano con la de Chloe y ambos sonrieron.- Y tú eres...
- Mi novia.- dije antes de que terminara.
- Su novia.- repitió Chloe y sonrió ampliamente.
- Es un gusto tenerte por aquí. Sólo venía a ver si seguías.- se dirigió a mí esa vez.- Y me encontré con eso que está sonando de fondo, ¿lo lograste en sólo dos días?
- Bueno, es algo que ellas ya tenían, grabamos un poco hoy y estoy agregando algunos efectos, jugando un poco con los coros y... Ya sabes, sólo probando.
- Déjame escuchar lo que tienes.- se sentó cerca y reproduje la pista que hasta entonces duraba dos minutos.
- Estuvimos tres horas para lograr sólo dos minutos, pero cuando sepamos por dónde ir, será más rápido.
- Esto es realmente bueno, Beca, en verdad estás muy bien encaminada.- me comentó. Chloe sonreía orgullosa, y yo aún actuaba como una tonta cuando recibía cumplidos.- ¿Tienes una lista de la gente que necesitas para trabajar en la edición del álbum? Me refiero a toda la producción, imagen y posterior salida al mercado.
- Envié la lista completa a tu correo electrónico anoche.
- Lo consultaré hoy entonces. Tú sólo termina esto, ellos van a encargarse de los detalles restantes. Y Chloe...- miró a la pelirroja.- ¿puedo hacerte una pregunta?
- Sí, claro...
- ¿Confías en Beca?
- Más que en nadie.- respondió segura, y yo quería abalanzarme sobre ella y besarla.
- Bien, porque eso es todo lo que ella necesitaba.- Hunter se levantó de la silla donde estaba y se dirigió a la puerta de salida.- Seguro confirmaré el equipo hasta el viernes, te esperaré en mi oficina cuando te desocupes aquí Beca. Disfruten el resto del día.
- ¿Qué fue eso?- preguntó Chloe cuando él se fue.
- Una muy buena reacción de mi jefe...- seguía sorprendida, tratando de asimilar todo lo que había pasado.
- Tengo un presentimiento muy bueno sobre esto, y ya sabes que nunca fallo. Como cuando te recluté a las Bellas, le dije a Aubrey que no iba a rendirme, y aquí estamos.
- La mejor elección de tu vida, Beale.- cerré la puerta de la cabina y dejé los equipos apagados.- Vamos a casa, Chlo.
Salir del estudio, caminar a casa, cocinar y almorzar. Esa había sido mi rutina los últimos dos años, pero ahora Chloe estaba ahí para hacerla diferente, para entrelazar su mano con la mía de camino a casa, para cocinar algo que yo jamás podría mientras cantaba alguna canción de la radio, para sentarse a la mesa y contarme algún sueño loco o hablar de su familia. Ella hacía que la rutina fuera más corta, las horas se nos pasaban volando entre conversaciones y muchos besos, abrazos y caricias. Chloe amaba el contacto físico, y aunque a mí a veces me sofocaba, no podía negarme a recibir sus abrazos. Tenía una forma especial de acercarse a mí, siempre iba lento, como estudiando el panorama. Si yo me sentaba en un taburete, posiblemente iba a tenerla de frente, acariciando mi mejilla o acomodando mi cabello. En el sofá se encontraba con más posibilidades. Si no venía a sentarse con su cabeza en mi hombro, seguramente estaría acostada sobre mis piernas, con mi mano sobre su cintura. También solía abrazarse a mi cintura y esa era su posición favorita porque me obligaba a rodear toda su espalda con mi brazo.
Estar con Chloe era todos los días un nuevo desafío, tratar de saber lo que necesitaba cuando extrañaba a su familia, o entender la frustración cuando recordaba que estaba sin trabajo, o lidiar con su mal humor cuando trataba de hacer algo y no podía (sí, Chloe también tenía malos días). Sin embargo, la mayor parte del tiempo, ella era mi compañera, mi amiga, la mejor de las consejeras y la que tenía las palabras justas.
No me había acompañado a la oficina otra vez, dedicaba sus mañana a buscar algún empleo para ayudar en la casa, aunque realmente jamás se lo habría pedido. Además, los días que estuve algunas horas de más en el estudio, se dedicó a redecorar la habitación del piso de arriba. Llevó mis equipos, los puso en un rincón con vista al patio trasero, del otro lado colocó una de esas hamacas de mimbre que cuelgan desde el techo y las acompañó con una pequeña biblioteca. Las paredes tenían algunos cuadros, y en una en especial había puesto una  plancha de corcho para hacer un collage. Allí estaba la primera foto que nos tomamos en casa, en el asiento  de la ventana de mi habitación, algunas de la playa y otras de las Bellas por supuesto. Ese era su rincón, dónde se sentaba a leer o sólo mirarme mientras trabajaba. De a poco iba llenando la casa de su esencia, de a poco no podía recordar cómo era estar sola, porque incluso en los días en que ella salía a correr en las mañanas y yo decidía quedarme en casa, la sentía conmigo todo el tiempo.
Las primeras semanas fueron asombrosas, tanto en mi trabajo como en casa, sobre todo en casa, con Chloe rondando cada espacio en el que antes  no había nadie. Hicimos el amor incontables veces, y así también tuvimos días en que nos íbamos a la cama sólo a conversar de nuestras actividades. Ella leía, leía mucho, y le gustaba contarme sobre los libros que terminaba. A mí me gustaba escucharla, ver su rostro emocionado cuando algo era tan brillante como para captar su completa atención. No importaba cuán bueno o malo fuera mi día, sabía que al llegar a casa la tendría para mí y ella me esperaría con un abrazo sincero y una sonrisa maravillosa.
El día que cumplimos un mes de novias tuve que salir más temprano de casa y la dejé dormida. Pegué un papel en el espejo del baño donde le deseaba un buen día y un feliz "mesversario" como ella había bautizado ese día. Esas cosas eran importantes para ella, y no me costaba mucho trabajo hacer algo lindo, excepto, quizás, mi dignidad si decidía compartirlo en las redes sociales.
Fui a trabajar ese día, era viernes y tres de mis artistas tenían el día libre. Ese día me tocaba grabar con Tammin. Estábamos en un punto donde el material ya estaba deseando salir al mercado, habíamos editado todos los coros y agregado buen sonido a las canciones que antes tenían. Lo que quedaba eran detalles, voces principales y algunos juegos vocales en los que debíamos trabajar. Terminado eso, pasaríamos a la producción de la imagen, en la que el equipo estaba trabajando también. Tammin era comprometida, nunca llegaba tarde ni se quejaba, siempre tenía predisposición y muy buena reacción ante las sugerencias, y eso hacía que el trabajo fuera sencillo. Nos tomamos un descanso, ella se sentó a escuchar lo que habíamos grabado y estaba muy conforme.
- Haces magia Beca.- me comentó.- En verdad lograste que nuestra música suena como queríamos.
- Ustedes son geniales, me facilitaron el trabajo. Tenemos una semana para presentar el material completo, y créeme que nunca estuve tan nerviosa pero segura a la vez.
- Pase lo que pase el próximo viernes, estaremos siempre agradecidas por la oportunidad.- tomó una botella vacía y se puso a jugar con ella.- ¿Cómo está Chloe? No la vimos por aquí otra vez.
- Ella está en casa, aprovecha las mañanas para estar sola, dedicarse su tiempo, hacer ejercicio y buscar empleo. Hoy cumplimos un mes desde que, ya sabes, formalizamos esta relación, y a ella le agradan las cosas cursis y todo el cliché de las relaciones así que estuve pensando en hacerle un regalo como para que sepa que tengo en cuenta esta fecha.
- Y estás perdida sobre qué regalarle...- concluyó, aunque en realidad sí sabía lo que iba a regalarle pero no sabía cómo hacer que fuera especial. No se lo dije, veía que aún tenía algo para decir.- ¿Sabes? Mi novio es como tú, no le gustan los clichés ni las cosas muy románticas, pero como sabe que eso es algo que a mí me encanta, se esfuerza. Los primeros meses de relación eran una tortura para él, y después entendió una sola cosa...
- ¿Qué?
- No importa lo que haga por mí, cualquier gesto que me recuerde por qué lo elegí, es suficiente para elegirlo otra vez al menos un mes más.
- Mucho romanticismo por hoy, ve a la cabina.- ella sonrió y corrió al interior de la cabina. Tenía razón en una cosa, no había nada que pudiera compararse al sentimiento de Chloe eligiéndome cada mañana.
No tardamos mucho más y le dije que se fuera a su casa, era viernes y tenían el fin de semana libre, porque el lunes empezarían con toda la producción. Yo me fui directo a casa. Unos metros antes de llegar, noté que el auto faltaba y me sorprendí, Chloe siempre estaba en casa a esa hora.
- Ey Romeo.- era Nicole, por supuesto.- Tu pelirroja salió hace quince minutos y dejó las llaves aquí.- me las lanzó y pude atraparlas a pesar de mi torpeza.- Al parecer las olvidaste esta mañana.
- Ni siquiera lo había notado. ¿Cómo van los preparativos para tu fiesta?
- Ya sabes, pienso en la mejor fiesta del año. No se cumplen veinticinco años todos los días.
- Yo tengo preparada toda la música, prometo que podrá dejar de bailar.
- Confío en ti para eso. ¿Ya tiene lista la ropa según mi temática?
- Créeme, Chloe no dejaría eso para último momento.
- Esa chica en verdad me agrada.
- Suele causar eso en las personas.- sonreí.
- ¿Cómo va tu nuevo proyecto en el estudio?
- Tomando forma. El viernes de la semana entrante tendremos la reunión que definirá todo.
- Entonces mi fiesta será por festejo doble.
- Pase lo que pase, festejaremos esa noche.
- Me gusta esa actitud. Te veo luego, tengo algunos pendientes.- estaba saliendo de su casa con las llaves de su auto en la mano.
- Te veo por ahí Nicole, que tengas un lindo día.
Caminé los metros que restaban a casa, abrí la puerta y encontré un clavel rojo en el mueble donde dejábamos las llaves. Sonreí antes de tomarlo y leer la nota que tenía adjunta.

Lo que dicen sus ojos- BechloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora