De Gira.

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- ¡Las quiero ya arriba o juro que voy a matarlas!- era mi último llamado a las chicas para que se acomodaran en el bus que habían preparado especialmente para nosotras y la gira. Allí íbamos nosotras cinco, mi mamá y los padres de Reese, que eran los que podían acompañarnos, junto al resto del equipo. Teníamos una camioneta aparte para el resto, y todos los equipos para el armado de escenario, maquillaje, vestimenta, y lo que nos hacía falta.- Alycia ya está sentada, y ustedes después se enojan porque es mi preferida.
- Acabas de admitir que es tu favorita, maldita.- reclamó Reese y luego subió al vehículo, seguida por Tammin.
- Voy a recordar eso por siempre.- Cierra fingió ofensa y subió también.
- Tranquila, ellas están tan nerviosas como tú.- me dijo Chloe y tomó mis hombros para enfocar mi mirada en ella.- Creo en ustedes, en sus talentos, sé que van a arrasar en cada escenario. Confío en ti, mi amor, y voy a estar apoyándote desde aquí.
- Cuidate en Nueva York, habla con tu primo, y no me extrañes mucho.
- Haré lo que pueda.- me dio un beso y luego me abrazó con fuerza.
- Te veo en 20 días.
- Voy a tacharlos en el calendario. Ve, sube o van a empezar a gritarte a ti.
- Te amo.
- Yo también.

La primera parada era en Montana, muy cerca de casa, por lo que no teníamos muchas horas de viaje. Mamá estaba concentrada conversando con la mamá de Reese, y yo decidí sentarme al lado de Cierra porque la vi sola mirando por la ventana, cuando en general siempre estaba hablando con alguien.
- ¿Puedo saber en qué estás pensando?
- Estoy un poco nerviosa, y cuando estoy nerviosa prefiero estar sola porque puedo ser muy malhumorada.
- Podría apostar que además hubo una pelea con Reese, porque ella también está sentada sola y mirando por la ventana.- Cierra me miró y frunció el ceño.- Quizás estoy equivocada.
- Sabes bien que no estás equivocada, pero estoy triste y prefiero no hablar de eso.
- Ok, lo respeto. Pero creo que debes saber que estamos por vivir los mejores días de nuestras vidas, vamos tras de un sueño que construimos juntas, y que ustedes vienen construyendo hace muchísimo tiempo. Y Reese ha estado ahí todo el tiempo, apoyándote, siendo tu mejor amiga y confidente, y aunque las cosas no estén bien ahora, merecen pasar por todo esto juntas y guardar estos recuerdos en sus memorias. Más allá de todo, la amistad es lo más importante, es lo que mantendrá firme a este grupo, y lo que te mantendrá de pie a lo largo de toda tu vida. Está bien si pelean, es propio de la convivencia, pero debes ir y sentarte a su lado aunque no quiera hablarte, eso es lo que hacen las amigas.
- Odio que seas tan buena para dar consejos.- me hizo reír, porque ni de cerca me imaginaba que era buena con las palabras.
- Si quieres puedo quedarme un rato aquí contigo, y escuchar música juntas.
- Quieres remediar el hecho de haber admitido frente a nosotras que Alycia es tu favorita, ¿cierto?
- Yo no admití nada.- me acomodé en el asiento, saqué un libro y lo abrí donde estaba el marcador.- Sólo me quedan diez páginas de este libro, así que cállate y déjame terminarlo.
- Gracias, Beca.- ella también se acomodó en su asiento, y sonrió. La compañía siempre había sido suficiente para mí, y aparentemente a ella le pasaba lo mismo.
Terminé de leer el libro y para entonces Cierra ya había jugado al menos siete niveles de Candy Crush. Reese estaba dormida, porque toda la noche había estado moviéndose de un lado a otro en su casa debido a la ansiedad que sentía, y el cansancio por fin había ganado. Alycia y Tammin estaban hablando con mi mamá, haciendo mil preguntas y escuchando historias de mi vida. Era un clima extremadamente tranquilo, agradable, y esperaba que fuera así todo el tiempo porque teníamos largos veinte días por delante.

En nuestra llegada a Montana, el recibimiento fue una locura. Empezamos a vivir de cerca lo que significaba la gira, el contacto con la gente, el cariño de los fans que pasaban horas esperándonos, la cantidad innumerable de regalos que las chicas recibían, las infinitas fotos que se tomaban, y los abrazos que les regalaban. No había en el mundo algo que pudieran comparar con esa sensación de estar cumpliendo con creces el mayor de sus sueños, y ellas eran felices. Yo trabajaba, veía que todo estuviera en orden, que las cosas no se salieran de control. Mamá me ayudaba mucho, trataba de estar en los detalles, ordenaba la ropa de las chicas para los eventos, ayudaba a cargar bolsas llenas de regalos, me acompañaba con los chequeos previos a la firma de autógrafos, y luego tomábamos un café para pasar el tiempo mientras las chicas cumplían con su trabajo. Ese momento era especial, era nuestro, hablábamos de todo, y a veces de nada, pero era realmente especial para mí tenerla a mi lado cuando estaba nerviosa, o cansada. El día del tercer show, en Colorado, empezamos temprano, y ella se quedó en el hotel con la mamá de Reese porque estaba un poco cansada. Habíamos estado en Montana y Nebraska ya, y los dos shows habían sido enérgicos, llenos de alegría y emoción, sumado a los días de firmas de autógrafos y fotos, parecía que nos habían obligado a subir y bajar cuatro o cinco veces la montaña más alta del mundo. Dormíamos poco, trabajamos mucho, corríamos de un lado a otro, y luego del show el viaje continuaba, sin descanso.
En Colorado fue distinto, porque la llegada fue muy tranquila en la madrugada, fuimos directo al hotel y nos quedamos dormidos casi de inmediato. Las chicas y yo partimos temprano a un centro comercial donde era la firma de autógrafos, y esa vez solo fui acompañada por el padre de Reese que nos seguía a casa paso. Las cuatro sillas en forma de panel estaban listas, la larga fila de fans nos estaba esperando, había gritos, flashes, cámaras por doquier. Llevé un café a cada chica, y me quedé apartada para que disfrutaran ese momento. Ya empezaba a extrañar a Chloe de formas realmente impensadas, así que envié un mensaje a su teléfono. Eran las diez de la mañana, así que en L.A. eran las nueve y ella ya estaba en la empresa, por lo que no respondería hasta que tuviera un descanso al mediodía.

Lo que dicen sus ojos- BechloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora