4:45 p.m.
Faltaban cuarenta minutos para que la furgoneta viniera a buscarnos, yo no podía dormir y tampoco encontraba algo interesante para hacer. Fui al asiento junto a la ventana, tomé el libro que estaba leyendo por esos días y me propuse terminarlo de una vez. Había muchas personas en la calle ese día, supuse que tenía que ver con el evento en Times Square porque nos encontrábamos muy cerca. La gente iba y venía, estaban reunidos en grupos grandes y no tanto, había muchos jóvenes curiosos y estaba repleto de carteles de Demi Lovato por las calles. Alguna vez había soñado con estar en Nueva York para celebrar el año nuevo, pero en ninguno de esos sueños aparecía la posibilidad de ser la que representaría a un grupo musical que se subiría al escenario para entretener al público, y eso era tan loco como emocionante. El teléfono de la habitación sonó y lo observé con asombro antes de ir a responder. ¿Quién podría llamar a mi habitación del hotel?
- ¿Sí?- pregunté al atender la llamada.
- Señorita Mitchell, la llamamos desde recepción.
- ¿Hay algo en lo que pueda ayudarlos?
- Nicole Duhamel envió a un representante de su empresa para entregarle algo en persona, ¿quiere que suba o prefiere bajar hasta recepción?
- Déjelo subir, no hay problema.
- Está bien, señorita. Gracias.
- No hay por qué.
Era raro que Nicole enviara a alguien sin decírmelo antes, además nos habíamos visto esa mañana y no había realizado ni un comentario referido al tema. Me pregunté si había alguna cosa que faltaba entregarme para esa noche, pero no se me ocurría nada. Teníamos las credenciales, el pase para Jessica y el cronograma impreso en medio de una carpeta. Traté, al menos, de acomodarme el cabello antes de recibir a quien sea que traía el paquete, y até la bata a mi cintura para ajustarla, justo cuando alguien llamó a la puerta. Giré el picaporte dorado y cuando se abrió, no podía creerlo.
- ¿Estabas esperando un paquete?
- Chloe, qué...- crucé mis brazos detrás de su cuello, la apreté contra mi cuerpo y me relajé ante su contacto. Sus brazos me recibieron, uno de ellos rodeó mi cintura, y el otro fue a parar directo a mi cabeza, mientras acariciaba mi cabello. Deseaba abrazarla desde que me fui de L.A., deseaba sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo como nada en el mundo, y estaba ahí, conmigo, y era la mejor sorpresa que alguien podía darme. Me separé sólo para mirarla, mis manos acunaron su rostro y me encontré con sus ojos húmedos mirándome.- ¿Cómo es que...?
- Hice uso de mi identificación en la empresa, o de lo contrario no me dejarían pasar.- entramos las dos a la habitación, ella llevaba sólo un bolso donde supuse que traía su ropa.
- Dios, no lo puedo creer.- otra vez la abracé, no quería soltarla, no quería que ella dejara de abrazarme nunca.- Te extrañé tanto.
- Yo también, Becs.- su mano derecha seguía acariciando mi cabello, ese espacio en su cuello seguía siendo mi mejor refugio, y su voz sonando despacio en mi oído seguía siendo la música que necesitaba.- Lo siento tanto, lamento todo lo que pasó, todo lo que dije.- su cabeza se movió para encontrar mi mejilla y besarla, para separarme un poco de ese abrazo y mirarme mientras se disculpaba y algunas lágrimas se asomaban en sus ojos.
- No me importa ya, Chloe, sólo quería que estuvieras conmigo, aquí, en Canadá, en Los Ángeles, donde fuera.- me anticipé a la rebelde lágrima que quería caer, no podía verla llorar, ni quería que lo hiciera.- No te disculpes, hablaremos de todo eso en otro momento si es necesario hacerlo, ¿sí?- ella asintió con su cabeza y sonreí.- Gracias por venir, gracias por estar conmigo.
Ella me besó, y aún en su beso sentía que se estaba disculpando por algo, que quería olvidar todo lo que nos había pasado en esas semanas. Me besaba suavemente, casi como si estuviera esperando que la apartara, pero eso no iba a pasar. Las dos teníamos cosas que reparar, las dos necesitábamos disculparnos por algo, pero no era el momento, no me interesaba poner en la mesa todos nuestros problemas, sólo quería sentirla entre mis brazos, saber que estaba y que no se iría. Saqué el bolso de sus hombros, lo dejé sobre el piso, y fui llevándola de a poco hasta la cama. Sólo quería besarla, no me interesaba ir más allá, necesitaba la calidez de sus labios, la fuerza de sus brazos sujetándose a mí, y sus manos acariciando cada centímetro de mi piel. Terminamos mirándonos a los ojos, frente a frente, en silencio. No había mucho para decir, la forma en que nuestras manos acariciaban el cuerpo de la otra decían todo, y más que todo. Chloe giró para darme a espalda, quería que la aprisionara contra mí, quería mi brazo alrededor de su cintura y nuestras manos entrelazadas al final del recorrido.
- ¿Por qué estás aquí?- pregunté al fin, entre susurros, mientras mis labios rozaban su cabeza.
- Mamá me dijo que iba a arrepentirme toda la vida si no lo hacía, y papá me dió un sermón de casi tres horas apenas llegué.- sonreí, y ella también.- Lo único que estaba haciendo era huir de ti, y ellos me ayudaron a verlo.
- ¿Por qué? Es decir, no tenías que huir de mí, sabes que estamos juntas en esto.
- Se me pasaron tantas cosas por la cabeza, Beca, fui tan estúpida y egoísta que no supe ver lo que en verdad estaba pasando. Me frustraba la idea de ser sólo quien te acompaña en este camino, pensé que eso me haría olvidar de lo que quiero para mi futuro, pero la realidad es que no sé lo que quiero.
- Puedo ayudarte a encontrarlo, yo jamás querría que fueras la que está detrás, esperando en casa.
- Lo sé, ahora lo entiendo. De lo único que estoy segura ahora es que quiero estar contigo, porque odio sentir que estás lejos y odio extrañarte tanto.
- Lo importante es que estás aquí hoy.- besé su cabeza y descansé sobre la almohada, mientras su mano subía y bajaba por mi brazo.- Y que Nicole va a matarte.- reí al recordar que mi amiga me lo había anticipado.- Ey, espera, ¿ella sabía que estabas de camino?
- No, nadie lo sabía excepto mis padres. ¿Por qué?
- Insinuó algo esta mañana con que llegarías hasta la medianoche.
- No estaba equivocada...- dejó de acariciar mi brazo, tomó mi mano y la llevó hasta su boca para dejar un suave beso sobre ella.- Te amo.
- Yo también, Chlo.
Nos quedamos en esa posición por un rato, no dijimos ni una sola palabra, ella cerró sus ojos y descansó del viaje pero no estaba dormida, su mano seguía buscando mi cuerpo, seguía inquieta intentando acariciar mi rostro o el brazo que tenía alrededor de su cintura. Yo sólo estaba ahí, y si alguien me preguntaba en qué estaba pensando, posiblemente no obtendría ninguna respuesta porque todo lo que antes había estado pensando ya no estaba en mi cabeza, ya no me preocupaba, ya ni siquiera me importaba. Chloe estaba ahí, en mis brazos, y no se iría. Cerré mis ojos también, sentí el aroma de su cabello impregnar todos mis sentidos, y llevé mi mano cerca de donde se encontraba el corazón para sentir cómo latía, casi al mismo ritmo del mío. Mi móvil me distrajo, otra vez, y pensé que en ese momento podría tirarlo por la ventana porque no me interesaba lo que tenían para decirme. Lo tomé de entre las sábanas, miré la notificación en la pantalla y Nicole me informaba que había algunos cambios que debía hablar con nosotras, así que esperaba que pudiéramos llegar antes. Rodé los ojos y besé el cuello de Chloe, me levanté de la cama y empecé a hacer llamados. La furgoneta estaría en camino, y tenía que ir a despertar a las chicas para que estuvieran listas.
- Déjame a mí, tú prepárate.- me dijo Chloe, y salió a buscar a las chicas.
Saqué la ropa de la caja que Sheila había enviado, la dejé sobre la cama y di un par de vueltas antes de empezar a cambiarme. Até medianamente mi cabello, y dejé el resto suelto aprovechando que lo había recortado hace poco. Cuando sólo faltaba la chaqueta, me miré en el espejo y noté que esa ropa estaba echa a mi medida, no había ni un centímetro de más o menos, era perfecta, y quería que ella siempre me vistiera desde entonces. Metí algunas cosas en el bolso, entre ellas las credenciales, mi cartera y mi móvil. Apliqué sólo un poco de maquillaje en mis mejillas, nada de brillo labial, pero sí oscureci un poco mis párpados como Stacie me había enseñado alguna vez.
- Misión cumplida, las chicas están preparadas y están muy...- Chloe entró a la habitación y su expresión al verme me hizo sonreír.- Wow, tú sí que estás lista.
- ¿Te gusta?- estaba acomodando el cuello de la chaqueta blanca y ella se acercó para ayudar.- Sheila envió esta ropa para el evento, aunque yo no pensaba si quiera en lo que iba a usar.
- Voy a agradecerle más tarde por hacer esto contigo.- reí otra vez, y tenerla frente a mí mientras me observaba con deseo me recordó a su mirada en las duchas de Barden.
- Deja de mirarme así y prepárate también.
- Pensaba en ir con pijamas y una sudadera gigante.
- Haz lo que quieras, todo se ve bien en ti.- caminé hasta la puerta, iba a buscar a las chicas para darles algunas indicaciones.- Te esperaré en recepción, por favor lleva el abrigo negro que está colgado en la silla para esta noche.
- Ok. Estaré en diez minutos.
- Cinco, sólo tienes cinco.- le lancé una última sonrisa y ella respondió de la misma forma.
- ¡Estás hermosa, Bec!- exclamó cuando la puerta se cerró a mi espalda, y eso me hizo reír otra vez. No recordaba tanta alegría desde que ella se había marchado, y otra vez todo tenía que ver con su presencia.
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Lo que dicen sus ojos- Bechloe
FanfictionNo hacía falta que dijera una sola palabra, bastaba con que sus ojos azules voltearan a verte una sola vez para que entendieras todo lo que ocurría en su interior. Chloe la amaba, sus ojos lo decían a gritos, pero su boca lo callaba para salvarla. ...