Mamá murió ese mismo día, luego de pelear con el dolor por unas horas más. Chloe se quedó conmigo en la sala de espera, abrazó mi cuerpo debilitado y abatido, y me dejó descansar en su pecho sin decir una palabra.
Sus últimas horas las pasó bajo el efecto de la morfina actuando en su cuerpo, y el médico prometió que ella no había sentido dolor.
El dolor lo llevaba yo, en mi interior no había ni una parte del cuerpo que no me doliera. Estaba devastada. Entré a verla apenas sus signos vitales dejaron de funcionar, le di un beso en la frente y rogué porque en algún lado, en alguna dimensión paralela, ella pudiera sentirlo. No sólo había hecho mi vida maravillosa, sino que también me había dado una hermosa lección de amor. No pude evitar pensar que ella no merecía ese desenlace, y me encontré llorando sobre su cuerpo inmóvil por un momento que fue bastante largo. De repente, ella ya no estaba, ya no escucharía más su voz, ni podría abrazarla. Se había esfumado, había desaparecido como por arte de magia, y su risa no era más que un recuerdo al que quería aferrarme con fuerzas.
La sepultura fue dos días después, en un cementerio cercano a la casa. Sus hermanas vinieron desde Canadá, sus sobrinos también. Aubrey, Jesse y Stacie se hicieron presentes en Seattle. Los abuelos de Chloe, su padre y Dylan también volaron hasta ahí a darme su apoyo. En Seattle llovía siempre, pero ese día estaba soleado. Como si el universo no supiera la pérdida enorme que estaba sufriendo. Tenía a Chloe conmigo, su mano jamás me soltó, salvo cuando tuve que acercarme a colocar una flor sobre el ataúd. Me agaché a la altura de su pecho, dejé la rosa blanca, y me quedé en la misma posición hasta que estuvo cubierto por completo. Nadie se atrevió a sacarme. Mis lágrimas caían sin parar, pero el silencio que me acompañaba era desgarrador. Me estaba matando por dentro.
Nadie se fue, todos quedaron de pie mirando la escena, y finalmente, mi tía mayor me abrazó y me levantó del lugar. Entonces solté el llanto, el verdadero llanto de dolor que venía guardando. Mi mamá se había ido y ya nunca más regresaría. Me calmaron entre todos, me llevaron al auto y algunos fueron a la casa para asegurarse de que no necesitara nada. Aubrey se sentó conmigo en el sofá, apretó mi mano y me dejó estar allí sin moverme hasta que Chloe y su familia despidieran a mis tías y primos de Canadá. Todos se acercaron a saludarme pero en realidad no recuerdo ninguna de sus palabras. Los Fitzgerald también se marcharon pronto, incluida la mamá de Chloe. Supuse que ya tendría tiempo de agradecerle por todo cuando estuviera más tranquila. Jesse y Stacie estaban ayudando a ordenar algunas cosas, había algunos trámites que hacer y Chloe estaba terminando con ellos para que yo no tuviera que lidiar con otras cosas en ese momento.
Aubrey me trajo agua, se sentó otra vez a mi lado y se quedó en silencio.
- Gracias por estar aquí.- dije al final.
- No debes agradecer. ¿Necesitas que hagamos algo? ¿Debes empacar tus cosas o algo por el estilo?
- Creo que todo está en orden ya.- afirmé.- Sarah se encargó de todo antes de irse. ¿Ustedes marcharán pronto?
- Nuestro vuelo sale en tres horas. Pero si quieres que me quede...
- No, está bien.- dije.- Ya hiciste demasiado.
- Ojalá pudiera hacer algo para hacerte sentir mejor.
- El tiempo hará eso, Bree.- miré a un costado, un cuadro con una foto mía y de mamá me sonreía desde la mesa ratona.- Ella no pudo quedarse para mi cumpleaños.- reflexioné cuando descubrí que estaba a sólo cinco días de mi cumpleaños número veinticuatro.
- Lo siento mucho.- sus brazos me envolvieron de repente y mi cuerpo se dejó caer sobre sí para entregarse al abrazo.
Era lo único que Aubrey podía hacer en ese momento, y quizás era lo único que yo necesitaba también. Stacie, Jesse y Chloe se acercaron luego, se sentaron alrededor y sentí su apoyo como nunca antes. Estaban ahí, conmigo, querían hacerme sentir mejor, y acompañar ese dolor. El resto de las Bellas no había podido viajar, y además luego supe que Aubrey les había pedido que no lo hicieran, que quizás era mejor acompañar desde otro lugar y no invadir demasiado en ese momento. Me pareció acertado, pero si ellas hubieran llegado por ahí, jamás me habría molestado. Alycia me escribió un mensaje precioso, y me aseguró que mamá estaba más que orgullosa de la persona en que me había convertido. Hunter lamentó no poder acompañarme pero prometió que iría a casa cuando estuviera en Los Angeles otra vez. Nicole me llamó, y dijo que había luchado contra sí misma porque no quería hacerlo, porque no tenía palabras, pero quería darme su apoyo, recordarme que estaba rodeada de gente que me quería y que haría menos dura esa pérdida.
Los chicos volaron a Atlanta pronto, ya que todos tenían obligaciones que cumplir, pero Aubrey me preguntó un millón de veces si quería que se quedaran. Y no, no podía pedirles eso, estar ahí ya era suficiente aunque fuera sólo un momento. Cuando ellos se marcharon, la casa quedó en absoluto silencio. Chloe daba vueltas por el patio, y yo seguía sentada en el sofá donde Aubrey me había dejado antes de irse. De repente mamá no estaba, había desaparecido como por arte de magia, me había dejado una casa repleta de recuerdos, pero no podía verla ni abrazarla nunca más. Y mi cabeza no lo entendía, no lograba procesar lo que estaban pasando en mi vida. Miraba al frente, perdida, sin ganas, con mucha confusión. Deseaba irme de esa casa, y a la vez esperaba no tener que hacerlo. Deseaba estar en mi casa de L.A. pero también quería saber si podía convivir en la misma casa donde mamá había pasado sus últimos días con nosotras. Quería irme, pero también quería quedarme. Quería regresar a mi vida, pero también pensaba que nunca lo lograría. Incliné mi cabeza y la dejé caer sobre mis manos, y aunque creía que no me quedaban más lágrimas, me di cuenta que aún tenía algunas más esperando salir. Chloe no tardó en estar a mi lado, sentí caer su cuerpo en el sofá, sus manos me tomaron con fuerza, y un beso en mi cabeza me dijo que todo estaría bien. Me aferré a ella y me dejó llorar por un rato. Luego me quedé dormida.
Desperté sintiendo unas suaves caricias en mi rostro, sólo para descubrir que Chloe no se había movido ni un poco del sofá. Estaba ahí, yo descansaba en su regazo, ella me había cubierto con una frazada, y la mano que no me acariciaba, tomaba la mía por sobre mi pecho.
- Creo que tú también deberías descansar un rato.- le dije.- Llevas mucho tiempo despierta.
- Estoy bien.- mintió. Obviamente tenía sueño y estaba muy cansada.- Ya dormiré luego.- acariciaba mi rostro y acomodaba mi cabello con mucho cuidado, me miraba con esa dulzura propia de sus ojos, y me ayudaba a creer que el mundo no era un lugar tan doloroso como yo pensaba en ese momento.- Te amo, te amo tanto.
- Yo también.- tomé su mano y la besé.- Gracias por quedarte todo este tiempo. Volveremos a la normalidad, te lo prometo.
- Ni siquiera debes pensar en eso. Estoy aquí para adaptarme a cualquier situación. Espero que debamos adaptarnos a cosas buenas y que nos hagan sonreír mucho. Pero si no, quedarme será un placer de igual forma.
- Debemos regresar a casa.
- Cuando tú digas.
- Mañana. Sólo debemos dejar todo en orden aquí hasta que podamos regresar.
- Stacie y Jesse me ayudaron a ordenar todo, no te preocupes por eso. Sólo queda la habitación de tu mamá, pero eso no tienes que hacerlo ahora.
- Sólo hay algunas cosas ahí, ella se encargó de guardar todo antes de irse. No hay nada suyo que yo quiera llevarme en realidad.
- Ella le pidió a mamá que te diera algo...- Chloe se movió un poco, yo logré incorporarme sobre el sofá y la vi alcanzar un sobre marrón.
- ¿Qué es esto?
- No lo sé, ella no dijo mucho al respecto. Sólo sabemos que es importante.- me alcanzó el sobre y me invitó a abrirlo. Dentro estaban los papeles de la casa, y una propiedad en Canadá que ella había puesto a mi nombre. Y por último, dos boletos de avión a España.
- Ella siempre soñó con ir a conocer Europa.- comenté y saqué los boletos del sobre. Tenían una nota adjunta y la leí en voz alta.- "Lamento que no pudiéramos hacer este viaje juntas, pero eso no quiere decir que no puedas hacerlo con quien te ama con tantas fuerzas como yo. Gracias por el último viaje más hermoso en todo el mundo. Mamá." Supongo que ese alguien eres tú.- miré a Chloe y ella sonrió antes de enredarse en mi brazo y dejar un suave beso en mi hombro. Dejé los papeles donde estaban anteriormente, los aparté y me concentré en el contacto de mi novia sobre mis brazos. Ni siquiera podía pensar en hacer un viaje o disfrutar de algo en ese momento, pero sabía que el tiempo haría lo suyo. Y Chloe estaría allí.
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Lo que dicen sus ojos- Bechloe
FanfictionNo hacía falta que dijera una sola palabra, bastaba con que sus ojos azules voltearan a verte una sola vez para que entendieras todo lo que ocurría en su interior. Chloe la amaba, sus ojos lo decían a gritos, pero su boca lo callaba para salvarla. ...