El dolor del pasado.

2.4K 88 5
                                    

Era viernes, Chloe había empezado a trabajar con Nicole en la empresa ese día, la había llevado para conocer el lugar y a sus compañeros. La verdad no sabía muy bien cómo estaba organizada la empresa, pero según tenía entendido, Chloe ocuparía el puesto de fotógrafa en uno de los equipos de trabajo. Así que esa mañana estuve en casa con Elvis porque ella llegaría pasado el mediodía. Dejé la comida lista y me fui a la oficina porque tenía una importante reunión con Hunter, la banda, su representante y la gente de Sony para ver el contrato que nos ofrecían y cuán importante era la oportunidad propuesta.
Era la primera vez que dejaba a Elvis solo en la casa, y me preocupaba que cuando Chloe llegase todo fuera un caos así que tuve que dejarlo en el patio trasero por esa hora.
Fui caminando a la oficina, estaba nerviosa y tenía que descargar todo el estrés de camino para no parecer una niña tonta en cuanto me sentara frente a la gente de SME. Se lo había contado a mamá la noche anterior, y tuve una extensa charla con papá y Sheila por la mañana, me dieron todo su apoyo y los tres estaban esperando noticias desde entonces. Las Bellas no sabían nada aún, quería dejarlo en suspenso hasta que fuera algo seguro, aunque no había podido evitar contárselo a Aubrey en medio de una conversación de total desahogo antes del almuerzo. Ella siempre tenía palabras de aliento, buenos consejos y desbordaba de emoción con cada uno de mis logros, así que contarle en primer lugar nunca había sido un error.
Entré al edificio, saludé a quienes me recibían cada día, y fui directo al ascensor. Ese fue el más largo recorrido en dos años, el más importante también. Hunter me estaba esperando, él y nuestros inversores ya habían hablado con la gente de Sony y no veía signos de dudas en sus rostros, la oferta era buena. Mi jefe y gran amigo me dio todo su apoyo en ese momento, justo antes de entrar a su oficina y encontrarme con las chicas y su representante.
Había cuatro rostros de emoción, cuatro cabezas que no dejaban de pensar, y cuatro corazones llenos de sueños e ilusiones. Reese, Tammin, Alycia y Cierra habían empezado en un garaje, como muchos, y ahora estaban frente a la oportunidad de sus vidas. Tenían cada una un disco en mano, el material editado había quedado de maravillas, y también había uno para mí en la mesa de vidrio del lugar. Sonreí al verlo, al ver la imagen de sus rostros impresa en la tapa, el nombre del álbum correspondía a la primera canción que grabamos juntas "Powerful" y aparecía en la parte inferior, justo en el centro.
- ¡Wow Revolutionaries!- comenté cuando vi el nombre del grupo encabezando la tapa. Ellas no podían dejar de sonreír.- Se ven asombrosas en la tapa.
- No tanto como sonamos.- presumió Reese y las cuatro rieron.
- Tu nombre está justo ahí.- me mostró Cierra señalando mi nombre en la esquina inferior derecha en la contra tapa.- Yo hubiera puesto tu nombre más grande.
- Gracias pero ustedes son la imagen.- me senté a su lado luego de saludar al papá de Reese.
- La gente de Sony no tarda en llegar.- nos informó Hunter.- Tuvimos una reunión temprano, vendrán aquí por los contratos y algunas propuestas. Comprarán la producción completa si ustedes aceptan, pero seguro cambiarán algunos detalles y por supuesto pondrán su sello en el álbum.
- ¿Dejaremos de pertenecer aquí?- preguntó con cierta tristeza Tammin.
- Este siempre será el lugar donde las descubrieron, no lo olviden. Y Beca...- se dirigió a mí.- Te felicito por estos logros, tu sonido ha recibido las mejores críticas.
- ¿Podemos escuchar una?- preguntó el padre de Reese.- Reese no ha querido mostrarnos nada aún.
- Papá, eres el representante aquí.- le dijo ella y él se cruzó de brazos.
- Creo que podemos escuchar algo.- comenté y reproduje el material desde la notebook que teníamos en frente.
Ese material era mío, yo había logrado que sonaran de esa forma, y me sentía tan orgullosa que no podía ocultarlo. Toda mi vida había soñado con ese momento, me había preparado y había puesto todo de mí para lograrlo. No importaba lo que la gente de Sony dijera, yo estaba feliz porque había un disco que tenía mi nombre escrito en él, y en el que había trabajado duro junto a un grupo de jovencitas con la misma cantidad de sueños que yo. Quería tener a Chloe a mi lado en ese momento, quería que ella tomara mi mano y mostrara su hermosa sonrisa para calmarme, pero sabía que también estaba haciendo algo que a ella le gustaba y seguramente pensaba en mí y me daba fuerzas desde su lugar. Cómo papá, Sheila, mamá y las Bellas.
Me senté en la punta de una mesa larga, las chicas a mi lado izquierdo junto a su representante, Hunter en la otra punta y los productores de Sony hacia la derecha. La propuesta era seria, se hablaba de hacer de ese disco uno de los más famosos del año, de lanzar el primer sencillo y lograr que estuviera en el ranking mundial. Había mucha fe depositada en nosotras, y no los culpaba, esas chicas tenían talento, visión y mucha pasión, además de una excelente relación con las cámaras y los escenarios. A mí me ofrecían lugar en la discográfica, iba a trabajar con ellos y posiblemente conocer a toda esa gente famosa de la que alguna vez había creado mezclas para cantar con las Bellas, además por supuesto de ser la primera productora de "Revolutionaries" y la dueña de todos los derechos sobre lo que a sus canciones respectaba. Se hablaba de segundo y hasta tercer disco, de videos clips y mucho, mucho dinero. Mi contrato no sólo se multiplicaba a una cifra increíble, sino que tenía más derechos, más posibilidades y por supuesto había extras según el éxito que el disco y el grupo pudieran alcanzar. Era algo realmente grande, y no podía asimilar la idea todavía. Ví al papá de Reese leer el contrato, hacer preguntas y aclarar sus dudas. No había problemas, nos dió el ok y dijo que ya sólo dependía de nosotras. Firmamos. No teníamos mucho en qué pensar en realidad.
Hunter cerró, quizás, la mejor venta de su vida. Habían pasado veinte años desde la última vez que SME se había interesado en algo nuestro. Sólo restaba despedirme, agradecerle, y desearle la mejor de las suertes por hacer de mí una verdadera productora musical. Eso podía esperar, teníamos unos días en los que iba a sacar mis cosas de la oficina y seguro tendríamos tiempo de sentarnos y hablar tranquilos, algo que en ese momento, con todas las emociones encima, era imposible.
Salí de ahí, tenía que ir a probar los equipos en la carpa enorme que se había instalado en una de las playas privadas donde Nicole organizaba su fiesta. Chloe no respondió a mi llamada, supuse que había salido a pasear a Elvis así que no insistí y subí a un taxi para que me llevara al lugar. Bastaba con decir que era Beca Mitchell para que me dejaran pasar, Nicole ya había dejado mi nombre a los guardias de seguridad.
La carpa era de ensueños, casi podía pasar por un salón de primera gama, la decoración era acorde a la temática, definitivamente cada año era más grande y más lujoso. Por supuesto que ser hija de la dueña de una de las empresas más importantes de organización de eventos era algo grande, pero además su padre trabajaba en los estudios de Pixar, dándole vida a todos los personajes que conocíamos, y conocía a mucha gente importante. Ser Nicole Duhamel no era cualquier cosa, y para mí era un privilegio que me llamara a poner música por segundo año consecutivo.
- Ahí está nuestro David Guetta.- escuché que alguien decía y busqué la voz masculina con la mirada.- ¡Aquí Beca!
- Ey.- más adelante, en la cabina de DJ estaba Marco, el hermano de Nicole.- ¡Cuánto tiempo ha pasado!- necesitaba parecer sorprendida y no nerviosa. Él había sido insistente por mucho tiempo, me había invitado a algunos conciertos y cenas, todo sin éxito. Era el chico del que le había contado a Chloe, el que había intentado besarme en el último cumpleaños de Nicole y al que había apartado. Era lindo, y un gran chico, pero no era para mí.
- Un año, casi. Ven, estaba terminando de revisar tu lugar.- me acerqué y él me saludó con un beso en la mejilla.- Nicole me avisó que venías, así que decidí quedarme por aquí hasta que llegaras. ¿Cómo has estado? No supe más de ti desde el último cumpleaños de mi hermana.
- Estuve trabajando duro, ya sabes cómo es esto.
- ¿No tuviste tiempo de escribir aunque sea un mensaje a mi número?- sus ojos verdes estaban empezando a jugar conmigo y me reí.
- Pensé que eso había quedado claro.- encendí los equipos y empecé a tocar algunos botones.
- No has cambiado, ¿eh? ¿Seguirás diciendo que no es tiempo de intentar algo?
- Ahora más que nunca.- lo miré con picardía y traté de mantener esa actitud desafiante que siempre había optado con él.- Hay alguien que me espera en casa ahora.
- No puedes estar hablando en serio.- dijo divertido.
- Así que deberás poner el ojo en otra jovencita.
- ¿Es cierto o sólo necesitas una excusa?
- La conocerás mañana.
- Así que es una chica...
- La más linda que alguna vez hayas visto.
- Estás enamorada en serio, ¿eh?- se sentó a mi lado como interesado en lo que seguía.- Dime algo, ¿ella es celosa?
- Marco...
- Sólo curiosidad.- levantó sus manos expresando que sus intenciones eran inocentes, aunque no le creía.
- Será mejor que no intentes saber eso cuando la tengas cerca, sólo por si acaso.
- Así que alguien puede derribar esos murales de bloques gigantes que tienes alrededor.
- Le tomó algunos años.
- Es decir que tengo esperanzas.- rodé mis ojos y él mostró una sonrisa de lado.- Ok, supongo que me sentaré a esperar.- decidí ignorarlo, y me puse los cascos para probar algunas mezclas que tenía en el pendrive.
Todo sonaba excelente, no esperaba menos para la cantidad de gente que había trabajado en la organización, pero siempre me había gustado probar los equipos con anticipación para estar segura. Marco habló algunas cosas más, era el típico joven con sonrisa linda que creía que todas las mujeres caían rendidas a sus pies, aunque no había tenido suerte conmigo, y eso hería un poco su ego. No me preocupaba en realidad, yo sabía lo que quería y a quién, no existía ningún lugar para dudas y nunca había existido esa posibilidad desde que había llegado a Los Ángeles.
No tardé tanto, él se ofreció a llevarme a casa pero preferí pagar un taxi y no darle más motivos para "mantener sus esperanzas intactas".
Cuando llegué a casa, Elvis dormía, definitivamente había salido a pasear y por eso estaba cansado. Sólo levantó la mirada y movió su cola cuando pasé por su lado y siguió en lo suyo.
- ¿Chloe?- la llamé pero ella no respondió.
Dejé mi bolso colgado en el perchero, pasé a la cocina a tomar agua y luego fui a buscar a Chloe en el piso de arriba. No estaba en la habitación, pero su celular sí.
- Estoy en casa Chlo, ¿dónde estás?
- ¡Beca!- la escuché exclamar desde la otra habitación y salí a su encuentro.- ¿Cómo te fue?- me preguntó, de pie justo a la mitad del pasillo.
- ¡Lo logramos Chloe!- respondí con alegría y ella se abalanzó hacia mí, me envolvió en sus brazos y reímos porque había mucha alegría contenida que no sabíamos cómo expresar.- Soy una nueva productora de Sony.- todavía parecía un sueño decirlo, podría caerme en ese momento de no ser por los brazos que me sostenían con fuerza.
- No sabes lo feliz que me hace eso.- se separó sólo para mirarme a los ojos, vidriosos por la emoción.- Te mereces tanto todo esto, lo sabes ¿cierto? Nadie lo merece tanto como tú.- la besé antes de que pudiera decir otra palabra, sus labios eran la única cosa capaz de hacerme olvidar de todo lo demás.
- Te extrañé hoy.- era lo único que me salió decir, porque de alguna forma era lo único que me importaba. Miré mi reloj y volví a ver sus ojos.- Cinco treinta, y recién te veo.
- ¿Es un problema habernos acostumbrado a pasar tanto tiempo juntas? Porque ahora no tengo intenciones de soltarte.- seguía con sus manos envueltas en mi cuello y era literal, no pensaba soltarme.
- ¿Cómo te fue a ti?
- De maravillas.- dejó otro beso en mis labios y regresó a su posición anterior.- Conocí a mi equipo, todos fueron amables y atentos, voy a aprender mucho con ellos.
- ¿Te gusta?
- Necesitaba un trabajo y ...
- No, no te pregunté eso, ¿te gusta el trabajo? ¿Estarás a gusto haciendo eso?
- Sí, estaré muy a gusto.- otro beso, y ya estaba volviéndome loca. Sujeté con fuerza su cintura y la acerqué a mí, si es que era posible tenerla más cerca.- Creo que podemos remediar las horas fuera de casa.- murmuró cerca de mi oreja y me fue llevando lentamente.
- ¿A dónde me llevas? El cuarto está del otro lado.
- Supongo que podemos probar algo nuevo.- se deshizo de mi camisa con absoluta facilidad y abrió la puerta del baño. Decía una palabra luego de cada beso.- Quizás... Podríamos... Recordar... Cómo... Nos conocimos...
- ¿En la feria de actividades?- jugué un poco y ella sonrió.
- Sabes que te conocí mejor luego.- seguía llevándome, guiándome, abrió la ducha y terminé de desabrochar su camisa.- Te falta práctica con mis camisas, ¿no crees?
- Me desconcentras todo el tiempo.- justifiqué y busqué su boca de nuevo.
- Me encantas cuando no puedes mantener tu cabeza en orden.- con una sola mano desabrochó el botón de mis jeans y para entonces ambas estábamos descalzas, habíamos dejado en el camino nuestros zapatos.- Me encantas, en general.- su mirada hambrienta era maravillosa, azul y maravillosa.
Un broche sostenía mi cabello y también se deshizo de eso, y de todo lo que le incomodaba. No dejaba un espacio de mi cuello sin explorar, me costaba mucho mantener mis sentidos en orden mientras ella recorría mi cuerpo. En unos minutos no había ropa en medio, nada estorbaba nuestras intenciones, salvo, quizás, mi torpeza. Aunque debo admitir que ella lo llevaba bien.
El baño empezaba a llenarse de vapor, todo estaba dispuesto para nosotras. Chloe me llevó con paciencia a la ducha, su lengua peleaba con la mía, y el agua caliente cayendo en mi espalda me excitó mucho más de lo que había pensado. Nunca antes habría aceptado una propuesta como esa, pero con Chloe todo era nuevo, cada momento era diferente. No podía engañarla, la idea de hacerlo en la ducha me incomodaba un poco, cada cosa nueva me incomodaba. Odiaba sentirme inexperta a su lado, una principiante en todo lo que hacía, pero ella me había hecho saber que no le importaba la experiencia, necesitaba sentirse amada, respetada y sobre todo, deseada por la persona que amaba. Cumplía con esos requisitos a la perfección, amarla para mí no era un desafío difícil de lograr, era un privilegio y un verdadero honor.
El cuarto de baño se llenó rápidamente de nuestros gemidos, de ella pidiendo más, de mis súplicas para que dejara de jugar conmigo. Agradecía a la pared que me sostenía, porque mis piernas ya no podían hacerlo por sí solas. No había espacio ni tiempo posibles de definir, éramos nosotras dos, la pasión y el amor.
- Dios, Chloe, eres maravillosa.- le dije cuando nos sentamos en la bañera que ya estaba llena de agua. Estaba de espaldas a ella, mientras sus piernas me rodeaban. Sentí sus labios en mi hombro y sus manos recorriendo mi vientre. No dijo ni una sola palabra.- Nunca antes había hecho esto.
- No estuviste nada mal...- me sonrojé, estaba segura de eso porque mis mejillas ardían. Dejó sus manos en mi vientre y apoyó su mentón en mi hombro.- Es tan fácil quererte Beca...- sonreí, su tono lleno de ternura me encantaba.- Hablo en serio. Te esfuerzas en hacer que la gente crea que eres dura y un poco insensible, pero para mí es tan fácil amarte con todas mis fuerzas, que me hace sentir especial y afortunada.
- Lo eres Chloe, eres especial.
- Y también afortunada.
- Eso depende de lo que conforme tu idea de suerte... Si te sientes así estando conmigo, entonces me siento honrada.
- Debes estarlo.- dijo, besó la zona por dónde tenía el tatuaje de las flores y me abrazó con fuerzas.- Es un verdadero honor que alguien como yo te reciba de esta forma al llegar de tu trabajo, ¿no crees?- me reí por su manía de hacerse cumplidos sola.
- No tengo ninguna duda.- giré mi cuello y atrapé sus labios entre los míos en un lento pero largo beso.
Qué fácil era quererla a ella, querer pasar el día entero en sus brazos, mirar sus ojos azules todo el día, entregarle toda la vida. Por un rato, en esa bañera, sentí que las palabras sobraban, que perdernos en caricias y besos era lo único que necesitábamos. Y así fue.

Lo que dicen sus ojos- BechloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora