El amor ¿alcanza?

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¡Hola! ¿Cómo están? Les dejo un capítulo un poco más corto que los anteriores, con la visión de Chloe por esta vez. Espero que les guste (en serio), y puedan sentirse también en la piel de nuestra pelirroja. Saludos!

24 de diciembre. Atlanta.

Colgué mi móvil y lo tiré sobre lo cama con enojo, no me importó que rodara hasta caer del otro lado porque en realidad nada me importaba en ese momento. O sí, lo único que me importaba era el motivo por el cual estaba tan enojada.
Beca había conseguido los pasajes y la autorización para volar a Atlanta en el siguiente vuelo, pero una cosa llevó a la otra y le pidieron quedarse en Nueva York para conocer a algunas personas que estaban interesadas en su trabajo. No vendría a Atlanta, no estaría con nosotras, y no había nada que pudiera hacer.

- Pero dijiste que estarías aquí...- reprochó Chloe, con notable tristeza en su tono de voz.- Prometiste que tomarías el siguiente vuelo.
- Lo sé, sé que lo hice, y me siento fatal por no poder hacerlo, pero no...
- Depende de ti.- interrumpió la conversación y su tristeza pasó a un enojo que ambas conocían.- Nunca depende de ti, siempre tienes una excusa.
- Hice todo lo que pude, estaba a punto de partir al aeropuerto, lo sabes.
- ¡Eso no alcanza, Beca! ¿Cómo sé que en verdad ibas a subir a ese avión?
- Porque debes saber que también quiero estar ahí, no es un capricho, Chloe.
- Ya te dieron el permiso, te dijeron que podías tomarte estos días, ¿no puedes sólo decirles que ya tienes planes? Todas queremos verte, sabes que no tenemos muchas oportunidades para coincidir en el año.
- Lo siento, ¿ok? Me siento muy mal por no poder estar ahí, pero no pude evitarlo. Necesito que lo entiendas, no es algo que elegí.
- Estoy cansada de las excusas, parece que a ti no te importa cómo me hace sentir esto.
- ¡Te dije que vinieras conmigo!- Beca levantó su voz y eso provocó que Chloe estallara.
- Entonces de eso se tratará esto, de Chloe siguiendo a Beca por el mundo mientras ella cumple todos sus sueños. Lamento decirte, pero también tengo que vivir mi propia vida, visitar a mis amigas, a mi familia...
- Entonces no hay necesidad de estar peleando por esto, Chloe. Nunca te prohibiría hacer todo lo que quieras, tú lo sabes, te lo dije antes de empezar con todo esto.
- Sin embargo soy yo la que sigue arriesgando cosas. Estoy buscando una forma de pasar más tiempo en casa, de no viajar cada semana, de quedarme para recibirte. ¿Qué has sacrificado tú?
- ¡Yo no te pedí que lo hicieras! Por Dios, Chloe, es inútil esta conversación.
- ¡Porque no quieres aceptar que todo esto es tu culpa!- eso destruyó el corazón de Beca, intentó no demostrarlo pero su silencio lo dijo todo. Y entonces Chloe reaccionó.- Lo siento, yo no...
- Es exactamente lo que quisiste decir. ¿Sabes? Te llamaré luego, cuando podamos hablar con tranquilidad.
- No, espera...
- Lo siento muchísimo, lamento no poder estar ahí.- su voz estaba lejos de ser la que usualmente usaba para hablar por teléfono, en ese momento sonaba apagada, triste, y hasta resignada.- No sabes cuánto desearía que esto fuera diferente.
- Beca...
- Déjalo ahí, Chloe. Adiós.

No sabía qué hacer, cómo reaccionar, me tiré en la cama que Aubrey había preparado para mí y cerré los ojos con mucha fuerza. No quería llorar, no quería que las Bellas me vieran así, pero cada segundo era más difícil. Nunca, en años, había peleado con Beca de esa forma, nunca le había reprochado algo, jamás, en cuatro años, se me había pasado por la cabeza decirle algo como lo que acababa de decirle. Y dolía pensar que en ese punto de nuestra relación, todo se veía realmente mal.
Aubrey entró a la habitación, se sentó en la cama luego de levantar mi móvil del piso, y se quedó en silencio, esperando alguna explicación de mi estado.
- Beca no vendrá.
Me limité a esas palabras, no creí que fuera necesario decir algo más, porque mi amiga entendía todo. Dejó su mano sobre mi espalda, me acarició con suavidad y eso fue suficiente para que mis lágrimas empezaran a caer. Ella me abrazó, seguía sin emitir palabras, pero eso era exactamente lo que necesitaba en ese momento. Un abrazo, una amiga, y llorar hasta no tener nada más adentro.
No era exagerado, no al menos de la forma en que yo lo veía. Habíamos estado peleando decenas de veces en esos días, pero nunca le había dicho algo tan duro como esa vez, y sentía que luego de esa llamada, algo estaba en verdad quebrado entre nosotras. No podía decir ni una sola palabra, estuve llorando desde que Aubrey puso su mano en mi espalda hasta que las Bellas anunciaron que estaban de camino para nuestra pijamada de "bienvenida para Beca". Una Beca que no llegaría, porque nunca había subido al avión.
Aubrey me preguntó si quería que suspendiéramos todo, pero no se lo permití, así que me recomendó que tomara un baño, que dejara caer el agua caliente en mi rostro para calmar todo lo que sentía, mientras ella se encargaba de ordenar las cosas para pasar una noche entre amigas, algo que de alguna forma me haría mejor. Me quedé en la ducha hasta que escuché que todas habían llegado, porque sabía que Aubrey se encargaría de decirles que Beca no llegaría y yo no tendría que hacerlo, no tendría que soportar sus cientos de preguntas y comentarios sobre el tema.
Cuando salí de la habitación, con la toalla en la mano y mi cabello mojado, Jessica, Ashley y Flo estaban riendo en el sofá, Cynthia y Amy habían encontrado la mejor ubicación junto al ventanal de la casa, Emily y Lilly discutían sobre la película de la noche, y Stacie ayudaba a Aubrey a separar los snacks en bowles de colores que mi amiga había comprado esa mañana.
- Ey, Chlo.- dijo Stacie.- Tu pijama es muy bonito.
- Gracias, Stace.- respondí.- Fue un regalo que nos hicieron en el trabajo un día. ¿Necesitan ayuda?
- No, ve a sentarte con las chicas. Emily quiere que te unas a su debate sobre la película que debemos ver esta noche.
- Definitivamente una comedia.- aseguré.- No soportaría alguna cursi y tonta película de amor.
- Wow...- Stacie iba a hacer un comentario, pero Aubrey le lanzó una mirada acusadora para que hiciera silencio.- Una comedia será entonces.
Me uní rápidamente a Emily y Lilly, escogimos una película entre las tres y el resto estuvo de acuerdo con la elección. Siempre había sido igual, una película, snacks, Jessica y Ashley enroscadas sobre un sofá, Cynthia Rose y Flo por otro lado, Stacie y Aubrey sobre las almohadas que estaban del lado derecho sobre la alfombra, Lilly vagaba por el lugar, Amy ocupó un sofá, y Emily se sentó a mi lado para compartir con el bowl con palomitas de maíz con miel, ya que éramos las únicas que las comían de esa forma. Nosotras y Beca. Y luego seguía la charla de chicas, esa donde nos poníamos al día de las noticias, sobre todo luego de meses sin vernos. Incluso Lilly tenía cosas para contar, ni hablar de Emily y sus eternas historias de amor y desamor con Benji (que ya no era oficialmente su novio pero no dejaban de frecuentarse como si lo fueran), Jessica y Ashley aportaron algunas palabras a la conversación, y Amy siempre encontraba el momento para hacernos reír con sus ocurrencias. Aubrey habló de sus planes para la próxima temporada de competencias con su grupo, y aportamos algunas ideas brillantes para que pudiera guardar en su memoria hasta que empezara otra vez con las clases. Y entonces, cuando las risas llenaron el lugar hasta dejarnos tiradas sobre la alfombra, Stacie sugirió un juego.
- Yo nunca besé a una mujer.- había sólo dos reglas del juego: la primera, y más importante, era no mentir; y la segunda, no juzgar al resto. Cada una tenía un vaso y Stacie manejaba la situación. Era claro, si no bebías el contenido del vaso, la respuesta al enunciado era "nunca", si lo hacías, afirmabas haberlo hecho. Cynthia, Stacie y yo bebimos. Ok, no era novedad ni una sorpresa, pero entonces Aubrey bebió de su vaso.
- ¡Aca-perdón!- casi lo grité y el resto aún no podía salir de su asombro.- ¿Cómo es que tú nunca me has contado una cosa así?
- Esa no era la pregunta.- me dijo mi amiga, notablemente avergonzada.- Ustedes dijeron, no mentir y no juzgar.
- Créeme, nadie te juzga.- afirmó Cynthia.- Pero nos agarras con la guardia baja.
- A mí no.- todas giramos para mirar a Amy.- Fue Stacie, ¿cierto?
- ¡Amy!- Stacie exclamó casi inmediatamente y todas nos sorprendimos de su reacción, porque generalmente ella pasaba por alto cualquier comentario que la involucrara.
- ¡Ajá!- otra vez fue la australiana.- Tú nunca te pones a la defensiva, pero esta vez estás encubriendo a la flacucha.
- Ya, Amy.- dije.- Ya tuvimos demasiadas explicaciones...- reí, Aubrey estaba sonrojada y Stacie quería matar a Amy. Se habían besado alguna vez, no había dudas, pero en ese momento todas queríamos conocer los detalles. Sin embargo nadie preguntó.
- Staubrey...- susurró Flo.- Es una idea muy...
- Sexy.- completó Cynthia.
- ¿En qué contexto fue que eso pasó?- Emily no pudo resistirse, y todas agradecimos que ella hiciera la pregunta que estaba flotando en el aire.
- Una fiesta.- una primera idea salió de la boca de Stacie.
- Alcohol, un baile y un auto.- agregó Aubrey, como si intentara recordar algo que el alcohol había nublado.
- Wow... Ahora necesito saber más.- sabía que ella me odiaría, pero no podía evitarlo.
- Fue su fiesta de graduación.- Stacie aclaró, y nos sorprendimos porque obviamente todas, excepto Emily, habíamos estado ahí.- Hubo mucho alcohol, bebimos demasiado, hacía frío y fuimos a su auto a buscar un abrigo. Sólo pasó.
- ¿Fue solo un beso?- se animó a preguntar Ashley.
- ¡Claro que fue sólo un beso!- respondió la ex capitana.- ¿Podemos hablar de otra cosa?
- Sólo una pregunta más...- dije.- ¿Alguien lo sabía?
- Beca.- su nombre resonó en la sala.- Ella nos vio salir y pensó que alguna de nosotras pretendía conducir el auto.- explicó la rubia.- Así que nos siguió para evitarlo y nos vio.
- ¿Cómo es que...?- no me dejó terminar y ya supo lo que iba a preguntar.
- Ni siquiera tuve que pedirle que lo hiciera, ella supo en ese momento que debía guardarlo para sí. Y por supuesto, para torturarme de vez en cuando.
- Beca fue muy cuidadosa con eso.- hablar de ella de esa forma me hizo sonreír, y el resto también esbozó una sonrisa.
- Juré que iba a arrancar sus pestañas si se atrevía a decir una palabra.- por supuesto que Aubrey no dejaría que todas pensaran que Beca podía ser linda por sí misma, pero yo sí conocía su lealtad. Reímos y dejamos el tema de lado para seguir jugando.
Nos sumergimos en un sinfín de secretos que no conocíamos una de otra a pesar de los años, tuvimos la valentía de hablar sobre cosas que habíamos ocultado por años, y de reírnos de algunas decisiones estúpidas que tomamos siendo más jóvenes. Casi olvidé como me sentía antes de que llegaran, y agradecí estar ahí, rodeada de sus sonrisas, sus bromas, actitudes y sentido del humor. Fue bueno conectar de esa forma otra vez, para no olvidar quiénes éramos, esa familia que habíamos jurado nunca dejar morir. Emily temía no poder sostener a las nuevas Bellas en ese legado, pero eso era un miedo desesperado, todas sabíamos que llevaba tiempo y requería momentos. Lo que nosotras teníamos se había formado a base de tristezas, fracasos, un millón de peleas, pero también muchos triunfos, risas, abrazos y constante apoyo para las demás. Ella tendría la oportunidad para vivir todo eso otra vez, no había dudas.
En un momento de la noche, me encontré rodeada por mis amigas, y no pude evadir sus preguntas sobre mi estado de ánimo. Necesitaba soltarlo, contarles lo que me pasaba, llorar si era necesario, y ellas eran las indicadas, porque nunca tomaban un lugar. Beca seguía siendo la ex capitana, miembro de esa familia y ese asombroso grupo, y yo seguía siendo parte de todo eso también. No había posturas ni malos comentarios, sólo apoyo, miradas y algunos buenos abrazos.
Nadie quiso decirlo, pero estaba implícito en cada palabra: si no era capaz de soportar la distancia, quizás esa bonita historia de amor que habíamos construido, no servía para proyectarse a futuro. ¿Beca y yo teníamos que dejarlo? Quizás, por el bien de una amistad incondicional que había empezado en las duchas de Barden. Pero dejarlo no entraba en mis planes, al menos no para salvar una relación de amigas que a la larga nunca sería la misma. Entre nosotras era todo o nada, no podía marcharme con el pretexto de priorizar los lazos, no podía siquiera pensar en la idea de regresar a ese punto medio en el que nos habíamos sumergido por años. Querernos y no estar juntas era un verdadero error, una falta de tiempo, y un dolor innecesario. Pero... ¿Querernos y no soportar la distancia? ¿Querernos pero vivir a reproches y peleas? ¿Eso sí valía la pena?
- Quizás el problema soy yo.- murmuré, cuando todas estaban durmiendo y mi cabeza aún seguía dando vueltas al asunto. Aubrey también mantenía sus ojos abiertos, quizás esperando que alguna palabra saliera de mi boca.
- ¿Eh?
- ¿Y si el problema soy yo?
- ¿De qué demonios estás hablando?
- Quizás no pueda soportar la distancia, y tampoco el ritmo de vida que ella tiene ahora.
- ¿Y eso te hace culpable de algo? Ella no puede manejar sus tiempos, no puede decidir sobre todo lo que tiene delante, y tampoco tiene la culpa por eso. No debes buscar culpables, porque no los hay, es sólo que...
- ¿Qué?
- Quizás debas aceptar que no puedes estar detrás de ella, y hacerte a un lado.- sus palabras fueron un balde de agua fría, me dejaron inmóvil y sin palabras. Me dolieron porque quizás era cierto, y quizás ya nada se podía hacer.
No todo marchaba como lo había soñado alguna vez, entre Beca y yo había una especie de abismo en ese momento, y aunque había evitado con todas mis fuerzas aceptarlo, Aubrey me había dado justo lo que necesitaba: un golpe de realidad. Porque era cierto, lo nuestro era hermoso, nuestra historia era digna para un libro, pero insistir en una vida que nos tendría mucho tiempo peleando por lo mismo, no era sano, y no era lo que queríamos ni lo que habíamos pensado cuando todo comenzó. Y no había culpables, o al menos no intencionalmente. Ella amaba su trabajo, y yo quería vivir alejada de su sombra. No estaba acompañando sus proyectos como se lo merecía porque me parecía injusto vivir una vida siendo "la novia de Beca Mitchell". Y no estaba segura de que eso fuera justo para ella, pero tampoco estaba segura de que algo fuera a cambiar. Entonces, en ese torbellino de emociones entendí que aún quedaban palabras que necesitaban ser dichas, había cosas que debíamos poner en claro y dejar de dar vueltas. Beca y yo, frente a frente.
- La amo demasiado, Aubrey.- lo cierto era que a pesar de todo, yo la amaba, sin miedo, sin ataduras, sin límites, pero sabía que en cuanto todas esas palabras que permanecían ocultas fueran pronunciadas, iba a perderla. Porque ella me necesitaba al ciento por ciento, y quizás yo no podía darle eso en ese momento.
Alguna vez alguien me había dicho que el amor no siempre alcanza, y no creía en eso hasta ese día. Quizás el amor que sentíamos una por la otra no era suficiente, y debíamos pagar el precio por haberlo intentado a pesar de no poder renunciar a nuestras vidas y nuestros proyectos personales. Si ninguna iba a ceder, entonces no había mucho en qué pensar. Tomé, casi con miedo, el dije de ancla que colgaba en mi cuello y cerré los ojos con fuerza. Dolía, como nunca antes.

Lo que dicen sus ojos- BechloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora