Veintidós.

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Capítulo veintidós.

[...] me sorprendí al ver que en la entrada estaba el señor Rose, al encontrarme con la mirada se acercó a mí.

—Buenas noches —saludó sonriente.

—Buenas noches señor Rose —respondí tratando de sonar amable.

—La he estado esperando —confiesa.

—¿A mi? ¿Usted? —pregunté sorprendida.

—Sí, me han encargado que la cuide —me guiñó un ojo, era evidente que estaba refiriendose a Izzy.

—Entiendo. ¿Y su novia? —pregunté curiosa.

—Le ha surgido un inconveniente.

No dije nada, había comprendido perfectamente. Ellos estarían juntos. Entramos, había demasiada gente. Sería un gran evento. El señor McKagan me explicó que sería la última en salir. La gran presentación, mi gran debut. Estaba sumamente nerviosa, ¿y si algo salía mal? ¿Y si caía en medio de la pasarela?

Todo comenzó y al cabo de una hora y media salió la que sería la última chica, seguía yo. Estaba muy nerviosa. El señor McKagan dio un pequeño discurso, agradeció por el apoyo que le estaban brindando y finalmente me nombró. Salí lentamente. Por Dios, estaba muy nerviosa. La luz me cegó un poco, aún así podía seguir. Disimuladamente miré al público.

¡Por Dios! Él estaba allí, en primera fila. El señor Stradlin estaba allí, mi corazón quería salirse. De su bolsillo sacó un pequeño pero notable papel que decía "Usted puede". Me hizo sentir segura.

(...)

Por suerte todo había pasado, todo salió muy bien. Me encontraba de la mano del señor Stradlin. No podía creer que haya asistido. Estaba feliz.

—Creí que estaría en su reunión —susurré.

—Su debut era más importante —respondió en el mismo tono.

—Me alegra demasiado que haya asistido, estaba realmente nerviosa.

—Lo sabía, esta vez las redes de Sarah no lograron atraparme.

Entonces era lo que había tenido en mente, él iba a estar con ella. Me pregunté por qué él decidió asistir, lo cierto era que, eso me alegraba, tal vez estaba cambiando.

El evento terminó y quedé completamente agotada. Me encontraba mirando por la ventanilla. El sueño quería ganarme, estaba batallando. Él me habló, pero solo oía como su voz se alejaba. Estaba quedándome dormida, no lo notaba.

(...)

Era domingo, intenté abrir los ojos pero no pude. Aún quería dormir, pero tenía que despertar, sabía que él estaba observandome. Lo presentía.

—¿Aún batallando, señorita Charlotte? —dijo en tono burlón.

—No puedo abrir los ojos. ¿Puedo dormir un poco más?

—Exactamente eso me dijo hace unas horas.

—¿Qué hora es?

—11:30, creo que es un poco tarde.

—¡Oh por dios! ¿Es en serio? —dije al fin abriendo los ojos.

—No, pero quería ver su reacción. Dúchese y desayune, debemos salir.

—¿A dónde iremos? —enarqué una ceja.

—A la casa de mis padres.

Salió de la habitación, miré la mesita de noche, estaba la bandeja de desayuno. Me dirigí al cuarto de baño corriendo. ¿Cómo que a la casa de sus padres? ¿Entonces a qué herencia se refería? Eso era cada vez más confuso.

Estaba desayunando cuando lo vi pasar hacia su habitación. Se veía realmente lindo. Minutos después entró a mi habitación.

—Veo que ya está lista.

—Solo termino mi desayuno y listo.

—La esperaré abajo, deje aquí la bandeja.

—Pero yo puedo llevarla —me quejé.

—Hágame caso, por favor

¿Debía hacerle caso? Es decir, él no era mi dueño ni nada. –recuerda la habitación, los golpes– me decía insistente la vocecita de mi cabeza. Tal vez si que debía hacer caso.

Bajé a toda prisa, tanto que casi me estampé contra el suelo, por suerte el señor Izzy estaba allí para sostenerme. Le sonreí tímidamente.

—Debe tener más cuidado.

—Lo sé, es que no quería demorarme.

—Veo que está ansiosa.

—Y con muchas preguntas en mente —agregué.

—Trataré de responderlas. Ahora, andando.

Salimos de la casa tomados de la mano, me sentía especial, mas allá de que él no me amaba. Pues yo sentía que si, o eso quería creer. No me atreví a hablar, tenía miedo de decir algo estúpido y hacer presente a su furia.

—Estoy esperando sus preguntas.

—¿Ah si?

—Si. ¿Por qué no me ha preguntado?

—Miedo, miedo a despertar la furia en usted.

—Estoy demasiado calmado, pregunte.

—Está bien. ¿Por qué mencionó una herencia y ahora me quiere presentar a sus padres?

—No he hablado de mis padres verdaderos, me refería a los padres de Axl.

—Sigo sin entender —confesé.

—Los he considerado como mis padres, siempre cuidaron de mi, cosa que mis padres verdaderos jamás hicieron a causa del trabajo y esas cosas.

—Entiendo, y ahora nos dirigimos hacia allá.

—Tal vez —sonrió—. ¿Alguna otra pregunta? Que no sea a donde vamos, obviamente.

—No, creo que no... aunque, ¿cómo ha aparecido en mi cama esta mañana? —fruncí el ceño.

—Resulta que se durmió en el auto y no pude despertarla.

—Tengo el sueño pesado —casi solté una risita.

—¿Alguna otra pregunta?

—¿Por qué ha asistido anoche al evento, siendo que tenía la posibilidad de estar con Sarah?

—Sentía la necesidad de acompañarla en su gran debut, en simples palabras, necesitaba tenerla cerca a usted y no a ella.

—Ah —respondí incapaz de formular una respuesta más adecuada.

No dijo nada, pero aún así su sonrisa lo dijo todo. Minutos más tarde estaba estacionando el auto, pero algo captaba mi atención, una joven.

Amor por conveniencia ; Izzy Stradlin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora