Veinticinco.

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Capítulo veinticinco.

[...] se sorprenderían al notar mi presencia, y así fue. ¿Qué podía hacer yo?

Ella sonrió victoriosa, mientras él no sabía qué hacer. Pero yo si sabía, salí lo más rápido de allí. Me había cansado de todo eso, ya no iba a caer, ya nunca más.

Una vez fuera noté que Slash ya no estaba, esto solo significaba que debía caminar, supe que él venía detrás, aún así no quería saber nada. Empecé a correr. ¿A dónde debía ir?

Otra vez estaba en esa plaza, no había rastros de él, solo me hundí en mis pensamientos preguntándome una y otra vez como es que caí en sus redes. ¿Tan idiota podía ser? Y ahora, casi en medio de la oscuridad, me di cuenta. ¿Qué hice mal? ¿Qué hice para merecer todo eso?

Sabía que las lágrimas se harían presentes, pero tenía que ser fuerte. ¿Por qué llorar por alguien que ni siquiera lo merecía? Todo había llegado demasiado lejos, realmente nunca espere que terminara así. Recordé todo, desde su llegada, cada discusión... ¡todo! Era inevitable no llorar, creí que nuestra relación daría algún fruto, pero no. Minutos después supe que él estaba sentado a mi lado, aún así no dejé de llorar.

—Por favor, no llore —susurró pero ignoré sus palabras—. Yo no valgo esas lagrimas —al ver que no contestaba, siguió hablando—. Ya, no me gusta verla de ese modo –me abrazó y yo enseguida me aleje.

—Si fuera como dice, jamás me hubiera hecho daño.

—No fue mi intención.

—¿Nunca fue su intención?

—Debe entenderme.

—¿Y cuándo me entenderá usted a mi? —lo miré de reojo.

—Lo siento tanto.

—¿Por qué me llamó? ¡Por qué quería que viera eso! —dije aún sin dejar dejar de llorar—. ¿Qué hice mal?

—Nada, aquí el tonto soy yo, solo me dejé llevar, jamás quise hacerle daño.

—¿Ahora entiende por qué quería que ella se alejara?

—La entiendo, pero hay algo que usted no sabe.

—¿Lo que ocurrió esa noche?

—Aparte de eso.

—¿Me lo va a decir?

—Si lo quiere saber, si. Pero también correré un riesgo, uno muy grande.

—¿Y ese sería?

—Perderla para siempre.

—¿Cómo puede perder algo que jamás tuvo?

En ese momento me levanté, dejándolo ahí, no quería seguir con algo que no me conduciría a nada. Era consciente de lo que hacía, sabía que era lo mejor.

Estaba alejándome de él, tal vez para siempre. Pero hubo algo que hizo que me pare en seco y voltee a mirarlo.

—La amo a usted.

¿Era en serio? ¿Él me amaba? No le creí, ya no caería. Ya nunca más. Aún así seguí mi camino. Lo cierto era que, quizás también lo amaba. Me pregunté, si yo confiara en su palabra, ¿qué pasaría con Sarah? Seguiría ahí.

No quise mirarlo, supe que mi frágil corazón optaría por quedarse. Levanté la mirada, tenía que afrontarlo con la frente en alto, me encontré con sus ojos verdes mirándome fijamente, no entendía como lograba hacer eso.

—Le contaré lo que ocurrió esa noche —aseguró.

—¿Está hablando en serio?

—Si, solo si promete quedarse.

—No puedo prometer algo que no se si lograré cumplir —susurré.

—¿Al menos lo intentará?

—Creo que si.

¿Qué carajo estaba haciendo? Tal vez podía confiar aún en él. Nos dirigimos a su casa. Realmente quería saber que ocurrió esa noche. Tal vez encontraría más respuestas. Nos sentamos en el sofá, él parecía estar pensando. Tomó aire y se dispuso a hablar.

—Prométame que dejará que termine de contarle, no se irá antes.

—Lo prometo —dije aún dudando.

—Era la noche de graduación cuando empezó todo, fue una noche muy alocada para todos... —lo interrumpí.

—Podría ir al grano, ¿por favor?

—Fuimos a una fiesta, fue todo descontrol ya sabe, nos emborrachamos y pues tuvimos una... —se aclaró la garganta—. orgía.

—En la cual participo Sarah. ¿No es cierto?

—Exactamente, el caso es que ella no nos dijo que estaba embarazada. Y ya sabe, el exceso provocó que lo perdiera, ella estaba grave, había perdido mucha sangre, nosotros estábamos desesperados. Me sentía culpable.

—¿Pero por qué usted? Es decir, ahí participaron varios. ¿Verdad?

—Sí, pero ese bebé era mío —lágrimas se deslizaron por sus mejillas—. Yo se que era mío. ¿Sabe usted cuántas noches no he podido dormir a causa de ese recuerdo?

—Pero... usted dijo que ella no lo amaba.

—No, no me amaba, pero aún así tuvimos relaciones —no sabía que decir—. Es por eso que no he querido enamorarme, temo en hacer daño, yo la amaba más que a nada. Y aún, en el fondo de mi oscuro corazón, la amo.

—¿Entonces por qué se empeña en estar con ella?

—Porque me hace sentir bien, se que ella a pesar de todo me quiere.

—Sus amigos lo quieren.

—Aún así no es suficiente, necesito el amor de una mujer.

—Al parecer tanto amor por ella lo ha cegado, ¿acaso no me ve? Estoy aquí aún después de ser engañada, estoy aquí.

—¿Está diciendo que me ama?

—En el fondo de mi corazón sé que existe la posibilidad de que así sea, pero usted siente algo muy fuerte por Sarah, cosa que nunca sentiría por mi.

—Hay algo más que debería saber.

—¿Y eso es?

—Antes que nada, quiero decirle que el poema que vio era para usted, me ha cambiado, en usted vi algo especial, sentí algo muy lindo. A pesar de todo, creo que la amo.

—A veces con un "creo" no es suficiente, ahora dígame si me ama, o no.





eso no se lo esperaban eh JAJAJ.

cada vez votáis y comentáis menos )): </3

Amor por conveniencia ; Izzy Stradlin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora