Cuatro.

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Capítulo cuatro.

[...] podría lanzarme del auto pero sería demasiado peligroso. ¿O no? Sin pensarlo más, abrí la puerta y me lancé del auto, por suerte caí en un poco de césped, por lo cual los daños no serían tan graves, tal vez algunos raspones. Oí que el auto frenó, haciendo chillar los neumáticos,  así que solo me levanté y empecé a correr, por suerte mi casa quedaba un tanto cerca.

Minutos después, llegué. Con mis manos temblorosas saqué las llaves, y entré. ¿Qué fue eso? Respiré hondo para luego cerrar todo, debía estar segura. ¿Qué querían de mi? Una vez que me sentí segura me dejé caer en el sofá. ¿Qué tenía que hacer a continuación?

(...)

—Lo siento, señorita, pero no puedo aceptarla. —dice en tono serio. ¡Tiene que ser una broma!

—¿Pero por qué no? Es un puesto de portera, por Dios.

—Entienda por favor, y yo que usted dejo de perder el tiempo buscando empleos.

—¿A que se refiere? —pregunté intrigada.

—Se nos ha aconsejado no brindarle empleo a usted.

—¿Qué? ¿Se podría saber por qué?

—El señor Stradlin se ha encargado de... —antes de que continuara lo interrumpí.

—Está bien, gracias.

Salí de ese lugar totalmente enojada. ¿Que quería lograr ese señor? ¿Volverme loca? Si era así, ya lo estaba logrando. Decidí ir a hablar con el señor Rose, tal vez él sabía algo al respecto.

Antes de entrar, tomé aire. Lo primero que vi fue a Steven, estaba concentrado en el ordenador, lucía bastante bien, era un joven bastante atractivo a decir verdad. A paso decidido me acerqué, tenía que encontrar una explicación razonable.

—Disculpa, ¿el señor Rose se encuentra?

—Está en una reunión, regrese más tarde. —dijo sin quitar la vista del ordenador. —O reserve una cita.

—Está bien, otro día regreso.

—Como quiera. —levantó la mirada y, apenas notó que era yo, sonrió. —Señorita Charlotte, es usted. ¿Qué la trae por aquí?

—Un gran problema. —respondo en tono serio quitándole de este modo su sonrisa.

—¿Con el señor Rose?

—No, con el señor Stradlin.  ¿Puede creer que aconsejó a todos que no me contraten?

—¿Está segura que el problema no es con el señor Rose? —insistió.

—Él no tiene nada que ver, solo vine a buscar respuestas a todas las preguntas que me invaden. —dije casi sonando desesperada.

—Bien, espere un momento. —marcó el teléfono y esperó. —Señor, alguien pregunta por usted. Si, le dije que se encontraba en una reunión. Es la señorita Charlotte. Enseguida, señor. —colgó y fijó su mirada en mi. —Puedes pasar a verlo.

—¿Qué sucedió con el joven que me escoltó la primera vez? —pregunté buscando con la mirada a aquel joven pelinegro, tenía algo que llamaba la atención.

—¿Slash? Tiene la semana libre. —asentí, ahora sabía su nombre.

—Bien por él. Nos vemos luego,  Steven.

Me encaminé hacia la oficina, una parte de mi estaba nerviosa pero estaba segura de que podría afrontarlo con mucho valor. Toqué una vez y se oyó un "Adelante" y eso hice, al verme,  sonrió abiertamente e indicó que me sentara. Mientras me acercaba lentamente lo observaba, no parecía tan viejo, era bastantemente guapo, y una sonrisa demasiado impresionante pues sus pomulos eran perfectos. Tomé asiento.

Amor por conveniencia ; Izzy Stradlin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora