Diecisiete.

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Capítulo diecisiete.

[...] Miré disimuladamente a todos, pero alguien captó mi atención era Sarah. ¿Qué hacía allí?

—¿Qué hace ella aquí? —le susurré al señor Stradlin.

—¿A quién se refiere?

—A Sarah. ¿Usted la invito?

—No, claro que no, supongo que ha venido con Axl.

—Bien, pero que a mí no se me acerque —sonreí abiertamente solo para disimular.

Todos eran realmente amables, y el servicio que contrató el señor Izzy era excelente. Nos acercamos al señor Rose, por suerte su "acompañante" se había retirado, quien sabía a dónde.

—Felicitaciones, hacen una hermosa pareja —dijo el señor Rose sonriendo.

—Gracias Axl, luego debemos hablar de algo —por el tono supuse que también le ha molestado la presencia de cierta señorita.

—Está bien. Espero que no le haya molestado mi compañía —esta vez me miró fijamente, al igual que Izzy.

—Si no se le ocurre tener relaciones con mi novio otra vez, para mí está bien —ambos me miraron asombrados—. ¿Dije algo malo?

—Estoy de vuelta, amor —interrumpió una voz femenina, inmediatamente los tres la miramos, era Sarah.

—Amor, ¿no hay más personas por saludar? —dije amablemente, no quería armar una escena—. Vamos a saludar a Duff. ¿Le parece?

—Me parece estupendo, nos veremos luego —asintió.

No quería tenerla cerca, algo malo podía suceder. ¿Qué sucedía con el señor Rose? Cómo podía estar con esa mujer después de todo lo que paso.

Nos acercamos al señor McKagan, mejor dicho yo sola me acerque a él, ya que el señor Stradlin fue por bebidas.

—Buenas noches.

—Oh, señorita Charlotte, muy buena fiesta —decía sonriente. Tenía una hermosa sonrisa.

—Gracias, de hecho, la organizo el señor Stradlin —ladeó la cabeza.

—Me parecía. Por cierto, muy buena entrada.

—Gracias, estaba un tanto nerviosa y más al ver a Sarah entre el público... —quedé en silencio, él no sabía nada.

—Ya sé todo lo ocurrido, se lo que Sarah hizo, también lo que hará —eso último me dio curiosidad.

—¿A qué se refiere?

—Ella... —justo en ese momento llegó el señor Stradlin.

—¿Cómo lo están pasando?

¡Maldición! Estaba a punto de decirme. Deseaba saber qué es lo que esa mujer tramaba. ¿Sería que se quería quedar con el dinero del señor Rose? O tal vez acercarse más al señor Izzy. Muchas posibilidades rondaban por mi mente, necesitaba saber cuál era la correcta.

Era realmente aburrido, quería que acabe pronto, notaba que Sarah estaba hablando con el señor Rose, él parecía feliz, en cambio ella... No demostraba ningún sentimiento.

Por fin, la fiesta había llegado a su fin, aún faltaba que la ultima pareja se retire, si, el señor Rose y Sarah. Aunque sospechaba que se quedarían en el cuarto de huéspedes.

—¿Se quedaran a pasar la noche? —pregunté cruzada de brazos.

—Sí, ya es muy tarde.

—Está bien, yo iré a descansar. Gracias por la fiesta.

—Antes, quiero saber algo.

—¿Y eso sería? —enarqué una ceja.

—¿Se ha enfadado porque ellos pasarán la noche aquí?

—No tengo nada en contra del señor Rose, pero si en contra de ella. Y si, me he enfadado.

Salí de la cocina, saludé al señor Rose y y me dirigí a la habitación. Me di una ducha corta, me puse el pijama y me acosté. Aún no tenía sueño. Agarré el celular, 00:30 a.m. Traté de dormir pero era inútil, el celular empezó a sonar.

—¿Qué necesita? —respondí cortante.

—Saber si el enojo ya pasó.

—Lamentablemente, no.

—Está bien, ellos ya están en su habitación.

—Y cuando el señor Rose se duerma, al igual que yo, tendrán relaciones. ¿No es cierto?

—No, hoy no dormiré en mi habitación —colgó.

¿A qué se refería con que no dormiría en su habitación? Se oyeron pasos provenientes del pasillo, seguro se dirigía a su habitación. Pero no, alguien entro a la habitación. Era él. Traía puesto su pijama, se acostó a mi lado y me abrazó, quedé inmovil.

—Hoy dormiré aquí —susurró.

—¿Por qué lo hace?

—Lo necesito, la necesito conmigo siempre.

—¿Cómo esta tan seguro de eso?

—Ya se lo he dicho, mi corazón y mi cabeza... —lo interrumí, sabía lo que seguía.

—Entiendo. Y digo... ¿Y si se enamora?

—Eso jamás, juré que no me enamoraría, las mujeres solo aman el dinero y ya.

—No sabe lo equivocado que está.

Preferí dormir. ¿Para qué discutir. Aún no podía creerlo, él allí conmigo. Era tan raro.

Desperté a causa del despertador, estaba sola. Decidí ducharme y bajar a la cocina, tal vez estén allí desayunando juntos.

Fue así, estaban en la cocina, pero no precisamente desayunando. Otra vez llegamos a lo mismo, el señor Stradlin besándose con Sarah. Necesitaba salir de allí, pero choqué con algo, ellos se separaron. Salí corriendo de allí, pero me cruce con el señor Rose.

—¿Qué le sucede? ¿Está llorando? —sonaba preocupado, lo cual me dio aun mas coraje. ¿Como nos hacían eso? 

—¿Yo? No, tranquilo, pero ¿me puede hacer un favor?

—Claro, pero será mejor que se calme.

—Solo lléveme a la agencia, ahora quiero salir de aquí. 

—Pero...—lo interrumpí.
—Sáqueme de aquí, se lo suplico.

Aún tenía esa cara de asombrado, pero por suerte decidió llevarme. ¿Por qué el señor Izzy se empeñaba en hacer eso? Debía ser un error.

Estábamos llegando a la agencia, ninguno dijo nada durante todo el camino hasta allí... Hasta ese momento.

—¿Podría decirme que ocurrió?

—¿De qué serviría? Aún así no creería en mí —recordé lo sucedido en su oficina.

—¿Izzy y Sarah?

—Si, los encontré besándose.

—¿Y eso le duele?

—No es tanto como doler, tal vez sea decepción, él me muestra una cosa pero resulta ser otra —miré por la ventanilla.

—Él ha cambiado mucho, pero aquí todos sabemos lo que Sarah quiere.

—¿Me lo podría decir? —supliqué.

—En otro momento, ya llegamos

Eso debía ser una broma. ¿Cómo que después? Yo quería saberlo justo en ese momento. Bajé del auto, entré la agencia, no había nadie. Eso me resulto extraño.

Amor por conveniencia ; Izzy Stradlin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora