PUPPET [ T#1 TERMINADA ]

PUPPET| Parte 34

»—» Lía «—«

En cuanto abrí los ojos ésta mañana a mi mente vino repentinamente el viaje que tenía pendiente el día de hoy, dado que el ex presidente de la compañía, el señor Williams me había dado a cargo ese puesto, justo ahora pagaba las consecuencias de aquello.

Debí haber renunciado en cuanto puede.

Me levanté de la cama arrastrando mis pies con cierta pereza hasta el baño para lavar mi cara y mis dientes, y luego me dirigí a la cosina para preparar algo de desayunar. Luz aún dormía, así que eso me daba mucho más tiempo de prepararme y preparar mis malestas.

Y por supuesto, una pequeña maleta con cosas necesarias para luz. Tomé una tostada y mi café expres para luego sentarme en el taburete y pensar en nada, o más bien en todo. Las cosas que pasaron ayer de imprevisto.

—Presidente Kim.— bufé con ironía masticando un pedazo de mi tostada, era posible que en algún momento tendría que volver, pero jamás me imaginé que fuese éste ese momento.

Esperaba que Luz creciera e hiciera su vida, quería que ella tenga en sus manos las posibilidad y desición de querer saber de él o no, de poder elegir. Sin pensarlo, no fue así, apareció cuando menos lo esperaba. Tendría que hablarle sobre Luz y era lo que menos quería hacer.

¿Y si volvía a desaparecer?, rompería el corazón de mi pequeña, porque en el mío ya no había más que romper.

Caminé hasta la puerta de su habitación y la descubrí sumergida en un plácido sueño, recorrí su habitación en silencio y observé todos los dibujos enmarcados que colgaban de sus paredes rosas, aquellos dibujitos que hasta el momento eran sobre una familia de fantasía.

—Papá, mamá y yo...— leí la frase con letra chueca y dispareja en uno de los dibujos, en el cual aparecía yo con el cabello y brazos dibujados en el cuello de manera extraña. A mi lateral derecho se encontraba Luz con dos círculos rosas en los pies, lo que parecía ser sus zapatos de ballet, y a su lateral se encuentraba Taehyung, pero no tenía rostro y su cabello era negro.

Ella no tenía idea de como era papá.

Una lágrima cayó por mi mejilla mientras acariciaba la superficie del liso papel sin vidrio, recorrí la habitación hasta la cama de mi pequeña y me senté junto a ella para acariciar su pequeño rostro. Tan parecido a él. Mis ojos se cerraron nuevamente esclavos del cansancio por haber pasado toda la madrugada revisando documentación pendiente y me recoste junto a ella.

Pero después de algunos minutos o quizá media hora, mi móvil empezó a vibrar sobre la almohada donde yacía mi cabeza. Tomé la llamada y conteste, sorpresivamente quien llamaba era Jackson.

—¡Lía!.— el escándalo de su voz a través de la línea me despertó por completo. —¿Estas ahí?, ¿eres tú?.— Inquirió, puesto que la última vez quién había tomado la llamada había sido Luz y luego hizo que jugaran al té por videollamada.

—Calma, soy yo.— reí por su paranoia.

—Que bueno, ¿sabes lo difícil que es explicarle a Luz que pintar las uñas a través de la pantalla es imposible?— inquirió recordandome lo enojada que se había puesto Luz al no poder pintar de color púrpura las uñas de Jackson aquella vez.

—Lo sé, tiene su bote de esmalte de fantasía preparado para cuando vengas.— advertí con burla.

—Desde luego no iré.— me reí de su respuesta dado que Jackson era como el hermano mayor de Luz, y se había encariñado tanto de ella que cada vez que venía a casa, traía regalos y un sinfín de dulces para ella.