PUPPET [ T#1 TERMINADA ]

PUPPET| [EPÍLOGO]

»-» Taehyung «-«

Ha pasado tiempo, seguramente demasiado del que yo no he sido consciente. Las terapias cada vez se reducían a citas por meses, entendía que ahora había perdido muchos de mis recuerdos e incluso nunca tuve algunos. Como con luz, por ejemplo.

Ahora ella había cumplido cinco años y llegaría a los seis muy pronto, ya había dejado de preguntar por su mandre a la cual yo mismo extrañaba más que a nada y de todos modos no dejaba de recordarle lo especial que había sido ella.

-La pequeña se parece mucho a ella.- dijo la abuela, madre de Lía, que tres veces a la semana venía de visita a por Luz.

Estaba desaliñada, la punta de si nariz estaba rojiza como si hibiese llorado momentos antes y lleva sus ojos cargados de tristeza aunque con esfuerzo trataba de sonreir para luz. La sonrisa de luz resplandecia, era igual a la de Lía.

- Ese maldito capullo debe de estar en alguna parte - espetó Jimin, deslizando su puño sobre la mesa.

- ¿Por qué nunca me lo dijiste? - Indagué dejando el tema de Vernon a un lado, sabía sobre todo que encontrarlo se llevaría mucho tiempo y que las noticias que Jimin me traía de la comisaria sobre él, no tenían nada de bueno.

No quería escucharlas, no por hoy.

- Lo siento, Taehyung. - se disculpó dando pequeños golpecitos a su lata con su dedo anular. - no podía simplemente meterme en sus rojos, sabes muy bien el daño que podría haberte causado a ti y a ella. - concluyó.

Asenti con la cabeza.

-¿Como vas con tus terapias? - Preguntó Jimin al cabo de un minuto.
-Lo estoy llevando muy bien - jugué con los anillos que adornaban mis manos sobre la mesa. - estamos al final del tratamiento.
- ustedes dos acabaron muy jodidos- Jimin bajó la mirada.
- Es culpa mía. - inquirí

Jimin negó con la cabeza un par de veces ofuscado por escuchar esas palabras en mi boca cada domingo.

- No lo és. - fruncio el ceño - sabes que no lo es.

Apreté mi mandíbula para evitar pensar una vez más, si aún era cierto que no había recuperado mis recuerdos por completo, de todos modos no podía evitar el "si hubiera".
No paraba de pasarmelo mal y castigarme por ello.

- Ya es hora. - inquirió la madre de Lía posando una de sus manos arrugadas sobre mi hombro.
- ¿Estas lista pequeña? - pregunté tomando a mi hija y llevándola en brazos.

Ella asintió mientras peinaba a su muñeca en mi regazo.

Domingo por la mañana, como todos los domingos anteriores, pero esta vez era distinto por una razón. Llevaríamos por primera vez a luz a ver la tumba de su madre, aunque su cuerpo no permaneciera ahí y la lápida solo fuera alg6 simbólico para mantenerla viva en nuestras memorias. Al llegar ahí, pose a luz en el césped y dejé que siguiera el camino con su abuela.

- ¡Odio esto! - espeté al borde de las lágrimas, mirando hacia algún punto de el frío lago - odio tener que recordarla solamente ¡joder, odia haber perdido el tiempo y la memoria! - solté un sonoro suspiro de dolor - odio que ni siquiera su cuerpo esté aquí.

-El accidente fue terrible - me recordó Jimin - su... - hizo una breve pausa como si lo que estuviera a punto de decir no fuera nada de lo que no haya escuchado antes -... Su cuerpo se incineró cuando el auto explotó al caer por el barranco al mar.
- Lo sé - murmure con la presión del llanto en mi garganta.

Sentía como recrear esas imágenes de ella muriendo me hacían daño, eran demasiado dolorosas y no me podía imaginar su frágil y pequeño cuerpo sufriendo tales atrocidades. Era simplemente pensable ¡inimaginable!

- Tienes que encontrarlo y hacer que pague por esto - masculle refiriéndome a Vernon.
-Lo haré - aseguró Jimin con expresión severa.

Caminamos sobre el verde césped hasta la fría lápida que se encontraba sembrada a la orilla del río descansando bajo la sombra de un gran y frondoso árbol, Luz se encontraba sentada sobre ella mientras su abuela tiernamente le contaba cosas únicamente de su madre, de Lía.

¿Te quedarías conmigo?

Su voz me acariciaba los oídos por medio de la brisa, y me hizo reprocharme muchas veces más por no haberla elegido a ella, por haber permitido que la venganza sobre la muerte de mi hermano se interponga entre nosotros dos. Jamás pensé me deje llevar por los chantajes de mi padre y actué por impulsos.

- Me llamaron de la comisaría - advirtió Jimin después de atender a la insistente llamada - tengo que irme, podrían ser nuevas noticias sobre Vernon.

Asinti.

- Lo acompañaré detective, Park. - se apresuró a decir la madre de Lía con un atisbo de luminosidad en sus ojos. Ella mantenía la esperanza para haya a ese criminal fugitivo.

Ambos se despidieron y salieron disparados del lugar mientras que yo me quedé con mi pequeña y la tumba fría de su madre.

- Mami va a volver. - aseguró limpiando con sus pequeñas manos las lágrimas mis rodaban por mis mejillas. Ella era la adulta y yo el niño, lloraba como un niño y mi pequeña me consolaba.
Miré por un minuto la lápida de Lía, en la cual se leía:

Grandiosa madre, mujer, amiga, compañera e hija.
Descansa en paz
1995 - 2017

Pero no decía esposa, nunca fue mi esposa y ahora no podría serlo jamás, dejé que luz corriera a la orilla del río y alimentara a los peces del lugar mientras yo permanecía sumido en la tristeza aferrandome a una fría y neutra lápida.

-Perdón... - murmuré con la voz pendida de un hilo - Perdóname... - mi voz finalmente se quebró y mi garganta se descargó junto a un llanto dolorido.

Las lágrimas me quemaban las mejillas y la impotencia se apoderaba de mi cuerpo, recordé la primera vez que pude recordarla, la primera vez que su recuerdo fue claro en mi mente y quise verla, quise salir a buscarla y besarla, abrazarla y decirle todo lo que habría querido decirle en todo el tiempo que por alguna razón no estuvimos juntos. Estaba lleno de iluminación cuando iba a encontrarme con ella pero, en su lugar me esperaba su lápida y entonces caí de rodillas y pedí perdón.

Estar de ese modo frente a su lápida rogando por el perdón se había convertido en mi rutina de todos los domingos por las mañanas, la tristeza mi embargaba inmensamente y sentía que yo había muerto junto a ella. Limpié mis lágrimas una vez más y me puse en pié junto a mi pequeña listo para marcharme mientras ella tomaba de mi mano.

¿Te quedarías conmigo?

Su dulce voz me llegó a acariciar el cabello y los oído junto un remolino de la brisa de primavera, justo como me acariciaría ella.

-Me quería contigo, siempre.
Mi amor...

Fin