PUPPET [ T#1 TERMINADA ]

PUPPET| Parte 36

»—» Taehyung «—«

El amor puede llevarte al cielo o al infierno, a mí me llevó al mismo infierno y yo fui mí propio demonio.  Ella muchas veces intentó salvarme de mi propio vacío pero no supe como lidiar con ello. Ahora solo estoy tratando de volver a ella y de tenerla nuevamente.

Queriendo enmendar lo que se ha roto. 

El hecho de estar juntos no significaba nada en especial para ella, para mí, era como si hubiese vuelto a nacer. La noche caía sobre la particular ciudad de los angeles,  Lía había preferido perderse por un momento en la cafetería del hotel mientras yo pedía las llaves de mí habitación para poder descargar mí cuerpo sobre la cama finalmente.

—“Viva feliz incluso si ya no lo amo,  presidente Kim.”

Palabras acudieron a mí memoria una vez más como si burlaran de mi propio ser, quité la chaqueta que parecía pesada sobre mis hombros y la dejé caer en el pequeño sofá frente a la cama. Habían dolido, claro que sus palabras habían dolido; no podía sencillamente aceptar que no me amase. Tenía que conquistarla.

Piensa Taehyung.

Dejé colicionar pesadamente mi cuerpo sobre la cama y pasé mis manos sobre mi cara hasta llegar a alborotar mi cabello, sería mucho más difícil de los que creía, amarla estaba doliendo como los mil demonios pero me aferraba a ello como mi único aliento de vida que quedaba en mí. Me aferraba a ese sentimiento porque era puro y sincero.

El pitido de la puerta de mi habitación se hizo escuchar y entonces Lía apareció en ella arrastrando la maleta de su equipaje a la par de sus andadas, me levanté de la cama algo sorprendido y ella del mismo modo dejó caer su mirada en mí. 

—Siento decirle que el hecho de que se haya escabullido a mi habitación mientras no me encontraba, es anti profesional,  presidente Kim.

—Debe haber algún error, esta es la habitación que pedí.— enuncie tomando la tarjeta de la mesita de noche y verificando el número de éste.

Lía arrastró un poco más su equipaje y lo echó sobre la cama para luego tomar su bolso y revisar de la misma manera el número que contenía su tarjeta. Se suponía que habíamos reservado las habitaciones el día anterior y, obviamente, cada uno de nosotros debería estar en la suya correspondiente.

Pero habíamos coincidido una vez más.

—Iré a recepción, esto realmente debe ser un error.— dijo haciendo ademánes con ambas manos y luego giró sobre sus talones para abandonar la habitación.

—Te acompaño. — indiqué antes de que pudiese salir. 

Ambos nos encaminamos hacia la recepción y en cuanto estuvimos ahí,  una señorita alta y de traje azul marino nos atendió cortésmente. Pero  dado a lo que nos comunicó, no había ningún error en el sistema de reservación. 

—En efecto, la reservación que se hizo el día de ayer a las tres y quince de la tarde es correcta.— insiste la muchacha una vez mas mientras revisa la lista de nombres y apellidos en el computador.

—No es posible.— replica Lía ofuscado dando vueltas en su mismo eje. —Esto no puede estar pasando.— posa ambas manos sobre sus caderas y vuelve a acercarse a la barra.