PUPPET| Parte 23

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»—» Taehyung «—«

••»—»9 meses antes«—«••

Espero atento en el altar y suspiro por lo bajo mientras echo un vistazo al reloj de mano «14: 30 pm» los invitados se empiezan a acomodar en las banquetas ya casi repletas de invitados por parte de la novia, acomodo el nudo de mi corbata y echo nuevamente un vistazo al reloj en mi muñeca que marca exactamente veinte minutos desde la última vez que verifique.

Una sensación de ansiedad invade mi cuerpo al percatarme de que estoy a punto de contraer nupcias sin sentir la mínima pisca de amor por esa persona. 

—No te preocupes cariño, Amber está apunto de llegar.— Indica la señora Miller, madre de la novia quién a su vez da dos palmaditas sobre mi pecho.

Diviso a mi madre sonreír con satisfacción mientras se encuentra sentada en una de las primeras filas de la iglesia «Esto solo lo hago por él » me recuerdo mentalmente la razón por la que estoy accediendo a tal disparate.  

—¡Ésta será la boda del año!.— exclama con emoción la señora Miller a mi lado, y no puedo evitar respirar hondo para calmar la irritación que su voz me provoca. Mi madre observa desde lejos mi reaccion y alza sus depiladas cejas con advertencia.

Ella siempre ha sido dura cuando se trata de asuntos familiares en general, su forma de ser la ha llevado a ganarse un gran sentimiento de decepción por mi parte y parte de mi hemano, quien se había alejado de ella y de la familia por su causa.

hace mese atrás me había obligado prácticamente a aceptar lo que hoy se daría por hecho. La razón de mi transigir fue por la noticia que me dio sobre mi padre en cuanto me negué rotundamente.

Él va a morir, Taehyung. Hazlo por él  es su último deseo antes de partir.

Esas palabras hacen eco en mi cabeza una y otra vez junto con el recuerdo de Lía y todo el daño que le ocasioné en tan poco, recordar su rostro lleno de lágrimas quemaba mi memoria y estrujaba mi corazón. Casarme con una de la familia Miller, una de las familias que predomina con más poder sobre el estado Francés se había convertido en un martirio. No era mi gran deseo, era el de mi padre quién por cierto no necesitaba en absoluto de ellos porque económicamente hablando estabamos a la par.

El punto es que los Miller junto con los Kim han mantenido una amistad durante años, tanto que nuestros padres decidieron por su cuenta unir esa amistad en un lazo casi irrompible con el argumento de mi padre, diciendo que yo necesitaba una esposa de buena clase social y valores como lo eran ellos, «Eso es una gran tonteria» pienso nuevamente evitando que la impotencia me gane.

Todos giran sus cabezas hacia la gran entrada de la iglesia para observar a la navia abrirse paso entre los   presentes, incrusto mis ojos en ella y la analizo buscado involuntariamente algo que ver con Lía, pero desgraciadamente nada la iguala. Amber tiene los ojos verdes, una tes casi bronceada y sus cabellos rojizos se iluminan con la luz tras ella provocando que sus rasgos se suavisen aún más. Es todo lo contrario a Lía, absolutamente distinto hasta en la forma en que camina y la forma en que dirige su mirada a mí.

Y en todo ese proceso de confrontación la tengo a mi lado, con sus dedos entrelazados a los míos e intento mantener sus dedos junto a los mios, pero me es inevitable no dejar de pensar en Lía.

—¿Te quedarías conmigo?.— recordé su pregunta, y en ese momento quise gritar que sí, estrecharla en mis brazos y alzarla en el cielo para decirle que jamás me iría de su lado.

Había prometido volver por ella, y se hecho lo haría en cuanto toda esta farsa acabara, en cuanto mi padre de su brazo a torcer y finalmente sea libre de todo esto que me hunde en frustración. Lía pasaba por mi mente una y otra vez, solo esperaba que se manteca feliz sin mí a mi lado, pero lo que más estaba deseando es que nunca deje de recordarme.

Que nunca me olvide.

Salgo de mis estruendoso pensamientos mientras el padre de la ceremonia se toma el tiempo de impartir el discurso que usualmente se da en estas ceremonias, los ojos verdes esmeraldas de Amber se deslizan sobre mi hombro hasta llegar a los míos y al igual que ella la miro.

Su blanca y perfecta hilera de dientes se muestran en una sonrisa que va más allá de lo armonioso, hasta convertirse en algo obsesivo. Trato de no pensar en el resto de mis días junto a ella y vuelvo mi vista rápidamente hasta el padre que se encuentra frente a nosotros a punto de hacer la tan esperada pregunta.

—¿Señorita Amber Miller. Acepta usted a  el señor Kim Taehyung, como su futuro esposo, para amarlo y respetarlo, en la pobreza y en la riqueza, en la salud y la enfermedad, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?.

Inmediatamente su fina voz irrumpe la tranquilidad y responde un rotundo sí sin pensarlo dos veces,  presiona mi mano y tira ligeramente de ella mientras intenta reprimir una sonrisa. El padre por su lado vuelve a recitar las mismas palabras, esta vez para mí.

Mis ojos se encuentran taciturnos sobre algún punto de la túnica roja del padre, la impotencia vuelve a recorrer mis venas y a hacer ebullición en su punto máximo. El padre, que una vez más a formulado la pregunta la vuelve a hacer por una tercera vez, y al no hayar respuesta de mi parte Amber llama mi atención pronunciando mi nombre entre dientes.

—Joven, ¿se encuentra usted bien?.— Inquiere el padre con un deje de preocupación en su voz, los presentes empiezan a murmurar con cierta impresión en sus rostros.

Amber rasca la parte superior de su cuello en señal de nerviosismo y mi madre se acerca a paso apresurado para una vez más, advertirme sobre la decisión que voy a tomar, o que debo, sin opción alguna escoger.

—...Acepto. —manifiesto finalmente luego de que mi madre se alejara de mí y volviera a su asiento.

El veredicto final del padre indica el tan esperado beso por los presentes y me veo obligado a acceder, ya que una boda sin beso no sería boda. Tomados de la mano y con algunas damas tras Amber ayudando a cargar la cola de su vestido, no encaminamos a la salida de la iglesia.

Cámaras y personas del espectáculos se encuentran al pie de nosotros en cuanto salimos del lugar, los flashes me ciegan e intento evadirlos al contrario de Amber, quien se encuentra cómodamente posando aferrada a mi brazo a medida que avanzamos a la limusina.

Educadamente le abro la puerta trasera para que ella pase y así mismo hago para subrime del lado contrario, desabotono el botón de mi saco para permitirme respirar ya que la presión que me embarga no es tanto física, si no emocional. Y en cuanto el vehículo se pone en marcha, el silencio reina entre nosotros.

—¿Estás feliz esposo mío?.— Inquiere la pelirroja mientras quita la tiara de encima de su cabeza, dudo en responder y lo único que hago es dedicarle una forzada sonrisa de mi parte.

Busco el móvil en el bolsillo de mi pantalón y lo saco a un lateral de mi pierna para ojear el mensaje que Jimin me ha enviado hace un momento.

—Estás cavando tu propia tumba, Taehyung.— leo las líneas del texto sin entender.

Claramente se que está enojado conmigo por haberle dicho que no podría estar con Lía antes de partir de aquí, nunca le dije el motivo de mi partida, pero si lo hacia seguramente se lo diría a Lía.

Porque volvería por ella aunque tardase años en conseguirlo.

—Mi tumba está hecha desde hace mucho, Jimin.— tecleé y envié el mensaje.

Claramente el destino que no tuvo mi hermano, lo tendría yo.

PUPPET  [ T#1 TERMINADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora