pt 7

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—Mi amor, es hora de levantarte —susurró la señora Min a su hijo dormido todavía—. Ya salió el sol.

YoonGi abrió los ojos, pero no se movió. Estaba de lado, dándole la espalda a su madre.  Otro día más en esa casa, respiraba profundamente.

—Mi amor —habló de nuevo la mujer.

YoonGi se levantó, sentándose a la orilla de la cama. Seguía dándole la espalda a su madre, no quería verla.

—Ven —le dijo a YoonGi estando frente a frente, extendiendo para él una bata de seda.

Yoon se levantó dejando que su madre le pusiera la bata, para después atarla. Así comenzaban sus mañanas, su madre seguía tratándolo como un bebé. Se sentía un completo inútil. Ni siquiera podía bañarse él solo, era algo que sólo había conversado levemente con HoSeok hace mucho tiempo, no quiso hablarlo con Nam porque sentía vergüenza. No quería que lo que pensaba de él cambiara. Sin embargo, ambos amigos del pálido eran conscientes de lo repulsivo que eran ante los ojos de la señora Min, pues el día en el que YoonGi fue ingresado al hospital ella les dijo que no quería volverlos a ver con su "pequeño", cuando Yoon se enteró les aclaró que en ningún momento él se iba a separar de ellos. Porque eran sus amigos, porque lo ayudaron más de lo que pensaban, porque los quería. Eran sus mejores amigos, simplemente no podía dejarlos así como así, sobre todo con una madre que no lograba comprender los sentimientos de su hijo, y aunque su justificación fuera que siempre buscaba lo mejor para su retoño eso no le daba el derecho de tratarlo como un muñeco y manejar su vida como si de un peluche se tratase.

Inclusive, su madre fue una de las razones por las que no quería acercarse a HoSeok en un principio. Sus madre se conocían; evidentemente se contarían cosas acerca de sus hijos. YoonGi estaba seguro que su madre había dicho cosas fuera de lugar y por esa razón la señora Jung ya casi no la frecuentaba. Ese amor ciego que conservaba hacia su hijo era insano. El pálido ya no sabía qué hacer, se sentía en una burbuja pero cuando encontró a Nam y después a HoSeok sentía que esa burbuja se volvía más fácil de romper. Aunque no fuera cierto, pero quería mantener un poco de esperanza al menos.

Porque la esperanza es lo último que muere.

—Hijo, tienes una mancha ahí —dijo su madre señalando su cara. Estaban tomando el desayuno.

YoonGi hizo amago de querer limpiarse con la servilleta de tela pero para cuando se dio cuenta su madre estaba limpiándolo con la suya. Trató con todas sus fuerzas de no poner los ojos en blanco.

[Gracias.] Fue lo único que pudo decir.

Este día sería como los demás. Una rutina que lo mantenía atado a su madre, a sentir más que nunca que algo siempre le iba a faltar.

Él no podía hablar. Era mudo de nacimiento. ¡Era un ser humano incompleto, maldita sea!

Nunca podría saber cómo sonaría su voz, ni que se sentiría gritar con mucha fuerza, tampoco averiguaría lo que era quedarse afónico después de un concierto. Jamás podría confesarle de su propia voz un "te amo" a quien fuera su pareja.

Ese tipo de pensamientos siempre lo tenían mal, cuando se paraba a pensar detalladamente en ellos siempre terminaba mal.

—Ya casi acabamos —le mencionó su madre, tallando sus brazos con una esponja. Se encontraban en el baño, YoonGi sobre la tina y con sus brazos apoyados en la orilla.

¿Existiría alguna forma de salir de todo esto?

¿Alguna manera de resolverlo?

¿Por qué en lugar de sentirse vivo cada día pareciera morirse un poco más?

«Háblame» [NamGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora