pt 29.5

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Las investigaciones estaban dando buenos resultados, la procesión del padre de SeokJin estaría —con buena suerte— al finalizar el mes. Sin embargo, ahora estaba en la fiscalía solucionando el problema de la denuncia.

Estaba intranquilo, con la mente pensando en los diferentes futuros alternos, porque hoy se decidiría su presente. Él podría ser mandado a la cárcel, quizás por un año o más, no lo sabía con exactitud. Lo único en lo que podía pensar era en su mayoría de edad y por lo tanto sería juzgado como adulto.

Él estaría dejando la universidad y sería arrestado… estaría dejando atrás todo lo que conocía, y ni siquiera había podido hablar con JungKook, que hasta ese momento no tenía noticias de él. Le mandó mensajes, le llamó, y no atendía a nada. El corazón le dolía. No podía respirar bien, inflaba sus mejillas para luego expulsar el aire con fuerza. Su madre había ido por algo de beber y su hermano al baño. Esperaba que al menos le trajera un poco de té o algo que lo ayudase a calmar los nervios.

Escuchó unos pasos por el pasillo, murmullos de personas hablando. Se tensó al identificar una voz; Kim NamJoon.

Quería que la tierra lo tragase ahora, ya no se sentía valiente como para darse a golpes con cualquier persona. Sólo sentía un ligero dolor en su pecho, y algo que de alguna forma lo hacía sentirse pequeño e insignificante.

Al primero que vio fue a YoonGi, quien iba en una silla de ruedas porque aún no podía caminar por su herida. Estaba siendo empujado por su novio, quién lo miró de forma seria al notar su presencia. Jin tragó saliva. Intercalaba la mirada de YoonGi hacia NamJoon, después observó como una señora se acercaba a ellos, supuso que era la madre de Yoon.

Jin no sabía ni dónde meter su cabeza, de repente el lugar era tan sofocante, y los dedos de sus manos temblaban ligeramente.

—Yoon. —Se escuchó la voz de JiMin desde el fondo del pasillo. Los presentes lo miraron, el susodicho se limitó a sonreír—. Es bueno verte.

YoonGi asintió, con una media sonrisa, levantándole un pulgar a modo de burla.

[Hay días buenos.] Expresó sabiendo que JiMin estaba mejorando en sus clases de lenguaje de señas. [A veces son tan buenos que no puedo levantarme de la silla.]

JiMin estaba anonadado por el sentido de humor que últimamente había adquirido su amigo. Dio un vistazo a NamJoon y pudo captar como éste se limitó a rodar los ojos, mientras la señora Min atendía una llamada telefónica.

[A veces incluso estoy tan feliz que no puedo ni hablar.] Sonrió mostrando sus encías.

La boca de JiMin quería abrirse en grande, ¿qué le había picado a YoonGi? ¿Acaso estaba nervioso?

Por otro lado, SeokJin sólo observaba con asombro como su hermano podía entenderlo, no se había enterado que podía hacer eso. No es como si hubiese tenido mucho tiempo libre como para saberlo de todas formas.

[¿Podrías reírte al menos? Estoy practicando mis chistes.] YoonGi frunció su ceño.

—Se reiría si hubiesen tenido gracia, Yoon —dijo NamJoon aún sujetando los manubrios de la silla—. Pero no, no la tuvo. —Sonrió burlón.

Pero JiMin sí rió un poco, no por los chistes sino por la forma en que ellos dos llevaban su relación.

No obstante, YoonGi pareció interpretarlo a su modo y sonrió sintiéndose el mejor contador de chistes. Nadie quiso bajarlo de su nube.

Después de unos minutos que parecieron eternos, su madre llegó con algo de té y le tendió el vaso a Jin, quien lo recibió aliviado. Podía percibir la intensa mirada de NamJoon sobre él, sabía que no le agradaba así que no tuvo el valor de mirarlos, ni siquiera podía mirar bien a su madre o hermano. Mantenía lo más que podía la mirada en el suelo, jugueteando con el vaso en su mano, veía las pequeñas manchitas en el suelo como si fuesen la cosa más interesante del mundo.

«Háblame» [NamGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora