pt 15

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El sol había hecho aparición nuevamente, pero los rayos de luz a penas se acercaban a aquella casa. Por dentro todo era silencio, los rastros de los objetos rotos ya no estaban; habían sido recogidos. Los muebles se encontraban en su sitio; era como si nada hubiera sucedido.

La señora Min miró el calendario sobre la pared; era trece de septiembre. Su esposo tardaría al menos dos días más en llegar.

Estaba deshecha, su cuerpo le dolía, su cabeza quería reventar por haber bebido demasiado el día anterior.
A pesar de haber dormido y tomarse un somnífero, pareciera no haberlo hecho. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar y ojeras muy notables. Se observó frente al espejo de su habitación de pies a cabeza. Analizaba cada parte de su cuerpo, se detuvo justo en sus ojos.

¿Quién era? Una mala madre, quizás...

No, no quizás. Siempre lo fue.

Los recuerdos cayeron como balde de agua fría, había tratado de... ¿dañar a su propio hijo? No, no su pequeño YoonGi.

Ella no podría hacer eso jamás.

Fragmentos seguían llegando a su cabeza y ya no pudo reconocerse. Su reflejo estaba allí pero ¿por qué no se sentía ella? Tantos años tratando de ser una madre que cuidara de su pequeño hijo porque, ¿no era eso lo que siempre estaba tratando de hacer?

Y recordó los maltratos físicos hacia su hijo cuando era infante, todas esas veces en las que no quería decirle a las demás madres que ella había procreado a un ser discapacitado. Recuerda sus miradas acusadoras, sus sonrisas burlonas, sus dedos señalándola. Ella se desquitaba con su propio hijo por culpa de los demás...

Entonces, el recuerdo vago de la primera vez que YoonGi le expresó que la quería y como ella lo mandó afuera para no verle la cara. Lo único que podía escuchar eran las risas de esas señoras detrás de su espalda cuando fue por YoonGi a la escuela, era una suerte que su esposo no se encontrara en casa.

Se hundía cada vez más, llena de rencor, resentimiento, ¿contra quién? ¿Tenía la culpa su propio hijo? ¿O era ella la culpable por haber engendrado a un bebé así? ¿Era un castigo divino por haberse casado con un hombre un poco más grande que ella?

Logró que las burlas no le afectaran demasiado, su camuflaje era ser una madre sobreprotectora, con cara seria, estricta a simple vista, muy observadora. Por dentro, era solo una víctima más del silencio, que buscaba una forma de desquitarse y la encontró... en su hijo.

¿Lo odiaba realmente?

Sacudió su cabeza, cerró sus ojos fuertemente. Comenzó a llorar, tenía todo un lío dentro de sí misma.

Eran las seis de la mañana, así que supuso que YoonGi se estaba preparando para irse a la universidad. Con ese pensamiento, se arregló un poco la cara y aún con la pijama puesta llamó a la puerta del pálido.

—¿Puedo pasar? —preguntó susurrando, con el picaporte entre su mano.

Su hijo se la quedó mirando seriamente, su boca era una delgada línea recta. Asintió para después volver su mirada a su mochila; guardaba cosas que necesitaría en clase.

Cerró la puerta tras de sí con delicadeza. Ayer al terminar de llorar antes de tratar de levantarse y fallar en el intento, besó la sien de YoonGi. Su hijo la ayudó a levantarse y estando en su habitación le pidió que se fuera, quería estar sola.

—¿Cómo estás? —preguntó tímida.

YoonGi la contempló durante varios minutos antes de asentir.

—¿Estás bien? —Siguió, recibiendo otro asentimiento por parte del contrario—. Tu padre viene en unos dos días, probablemente traiga regalos. —Estiro sus labios para tratar de sonreír, sin embargo parecía más una mueca.

«Háblame» [NamGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora