Mudez del latín "mutus" que significa silencio también llamada afonía o mutismo.
En un mundo donde las palabras son necesarias,
donde se requiere hablar para ser escuchado.
En un mundo donde se grita por el pan y se susurra por los suelos.
En un mundo donde la risa es un canto magnífico y cantar es la misma gloria.
En un mundo donde también las palabras hieren y a veces forman poemas.
En ese mundo no hay lugar para los que no hablan.Desesperación.
¿Cómo alguien podría escucharle? No había manera. Por más que intente y fuerce su garganta, no podrá nunca. Por más que desee con toda la fuerza de su corazón escuchar alguna vez la manera en que suena su voz, no podrá nunca.
Por más que su madre le esté gritando y arrojando cualquier cosa que encuentre a su paso para que lo haga, no podrá nunca.Porque ella había estado bebiendo y tenía la cara disgustada, las mejillas rojizas, el cabello alborotado, había dejado los zapatos descolados en la entrada y había anunciado su llegada con un portazo; sosteniendo en su mano izquierda una pequeña botella de vidrio.
Porque ella había estado bebiendo y quiso decirle a su hijo todo lo que se guardaba siempre que estaba sobria.
Porque ella no puede más y se lamentaba siempre que su esposo no estaba para no ser descubierta, al fin y al cabo YoonGi no hablará porque no puede y aún si lo hace en su lenguaje, aún si lo hace... Bueno, su padre jamás le creería. Porque la señora Min tenía demasiado amor que dar a su hijo y simplemente era sobreprotectora. El YoonGi de siete años estaba mintiendo cuando le dijo que su madre le había dado una bofetada por pedirle una galleta, a su modo, con señas. El YoonGi de doce años también estaba mintiendo cuando su madre lo tuvo todo un día de lluvia afuera de la casa para no verlo, sólo porque le había dicho que la quería, a su modo, con señas.
Sin embargo, el YoonGi de quince años comprendió que su padre nunca le creería porque era devoto a su madre como si fuera un dios o una virgen. Estaba bien, que su padre amara a su madre era estupendo, así que calló. No para no dañar la imagen de su madre sino porque no tenía sentido intentar hacer comprender a personas que no quieren escuchar.
Guardó silencio, jamás volvió a tachar de esa manera a su madre porque él tenía que dejar de ser un mentiroso.
Los niños buenos nunca dicen mentiras y respetan a sus padres.
El YoonGi de dieciséis años comprendió que no podía seguir viviendo ahí, así que una noche con la luna de compañía huyó. Había dejado una carta en la cabecera de la cama diciendo que iría a un lugar mejor y un "los amo" como despedida. Porque, aunque tuviera cierto tipo de remordimiento no podría dejar de amar aquellos seres que lo protegieron durante tanto tiempo. Sus padres lo hallaron al siguiente día en la banca de un parque comiendo galletas y leche, YoonGi no tuvo más opción que regresar porque su madre se había puesto a llorar y eso le partió el corazón.
Pero durante toda su vida, él jamás dejó el sentimiento de que haber nacido así era su culpa. Porque todo era culpa de YoonGi. El hecho de que su padre empezara a viajar más veces por causa del trabajo era su culpa, que las vecinas se burlaran de su madre por haber dado luz a un hijo así era su culpa, que los niños le pegaran era su culpa por ser raro, por no ser como los demás.
No entendía el comportamiento de su madre hasta ese momento. Ella siempre mostraba ser la mejor afuera con el mundo. Delante de su padre, delante de sus amigos, de los profesores, de su familia, pero dentro, ella era completamente distinta. Cuando su padre viajaba, cuando se quedaban ellos dos solos su vida era un continuo maltrato del que no podría decir ni una palabra.
Y allí estaba, tratando de esquivar los objetos que su madre lanzaba contra su cuerpo. Trataba de gritar y de su boca sólo salían pequeños ruidos extraños y llenos de terror. No quería hacerle daño a su progenitora, no quería golpearla, pero no sabía cómo detenerla porque esta vez ella parecía más fuera de sí que de costumbre.
—¡¿Por qué tenías que nacer así?! —gritó tirando la botella que traía en su mano contra el cuerpo de Yoon. Por suerte, lo esquivó y pedazos de vidrio se esparcieron por todo el piso.
[Mamá...]
—¡No me llames así!
La señora Min aprendió lenguaje de señas junto con su esposo, recordó la cara de felicidad del señor Min después de largos años para que pudiera sujetar una conversación digna de recordar con el pequeño. Hablaron de carros y perritos. YoonGi sonreía y su padre lo estrujaba entre sus brazos. Muy dentro de ella, el sentimiento de repulsión se estaba formando sin saberlo.
—¡Estoy harta de ti! —Sus palabras se escuchaban algo tropezadas, producto del alcohol que había estado ingiriendo, pero aún así logró gritarlas con toda la fuerza que tenía.
YoonGi tragó saliva, no sabía cómo lidiar con la situación. Estaba tratando de conseguir que se calmara, trataba de sujetar sus muñecas pero sólo consiguió un puntapié por su parte para lograr safarse. Se retorció un poco del dolor y ella retrocedió unos pasos.
—No sabes cuánto me arrepiento, debí abortarte —dijo mirándolo a los ojos con molestia.
Estaba en blanco, las palabras de su madre le habían llegado. Jamás habían salido de su boca hasta ahora, sus ojos ardían, las lágrimas se juntaban en las orillas de sus ojos.
—¿Vas a llorar? ¡Por favor! —gritó y lo empujó haciendo que golpeara su espalda contra la pared. No podía moverse, se encontraba atónito.
Sin pensarlo mucho, la señora Min dio manotazos en su pecho, en su cara; lo empieza arañar. Lo tomó de los cabellos aprovechando el estado de su hijo y lo tiró contra el suelo.
—¡Vamos! —gritó y pudo observar desde abajo como su madre comenzó a llorar—. ¡Defiéndete!
Pero no hizo nada, se mantuvo observándola.
—¡Dime algo!
Comenzó a mover sus manos en un intento por hacerla entrar en razón. Ella negó varias veces y se arrodilló junto a él sólo para golpear su pecho con sus manos convertidas en puños.
—¡Eso no! —sollozó—. ¡Háblame!
Se dejó tender ahí, sobre el pecho de YoonGi, empañando su camiseta con sus lágrimas. El pálido estaba desconcertado, tragó saliva, estaba temblando y se dio cuenta que todo éste tiempo estuvo llorando.
Las pesadas lágrimas que caían le impedían ver muy bien a la persona frente a él. Ella estaba llorando, hipando, manteniendo sus puños apretados fuertemente. Y en un intento desesperado por darle consuelo acaricia su cabeza, porque es todo lo que podía hacer. Porque aunque le pedía a Dios que oyera sus plegarias, parece ser que nada funcionaba.
Su madre reaccionó al gesto y lo miró, ya no había ira en sus ojos. Había una combinación extraña entre arrepentimiento y dolor.
—Háblame —le susurró mientras YoonGi trataba de sentarse sobre el suelo.
Él negó, en sus ojos había compresión. Entonces, la abrazó dejando que siguiera llorando. Porque ella también había sufrido, él también había sufrido. Todos habían sufrido, pero no había sido culpa de nadie, sólo quizás, del cruel destino.
En un mundo donde nadie dice nada
y los desafortunados sufren entre el silencio y la desolación.
En un mundo donde las personas se matan entre sí y la guerra mantiene su fuerza.
En un mundo donde las personas callan y no aprovechan su voz.
En ese mundo, quizás, la esperanza ya los abandonó.- - -
Gracias por su apoyo.
El vídeo del inicio, es parte de un soundtrack de una película: Como un domingo, como la lluvia.
Editado 16/07/19.
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«Háblame» [NamGi]
FanfictionEl amor que siente NamJoon se ha ido descubriendo poco a poco. ¿Cómo podría decirle "te quiero" a YoonGi sin arruinar su amistad? O ¿Cómo podría YoonGi amarse a sí mismo? ¿Cómo podría decir "te quiero"?