pt 28

2.3K 345 136
                                    


Si alguien le hubiese dicho a NamJoon que tener de novio a YoonGi sería una serie de preocupaciones y tragedias… Bueno, él sí lo creería.

El corazón le dio un vuelco cuando recibió la llamada de su suegra, informándole sobre el paradero de su novio. No es cosa fácil cuando te dicen que la persona amada se encuentra en un hospital, no lo es para nada.

La angustia recorrió cada parte de su cuerpo y sólo podía decir monosílabos para contestarle a la madre de YoonGi.

—¿Estarás bien? —preguntó preocupada al otro lado del teléfono.

—Sí.

—No es necesario que vengas, puedes venir mañana si gustas —dijo tratando de darle ánimos.

—No.

—¿Eh?

—Sí.

Al notar lo tonto que estaba siendo, salió de su trance y contestó que estaría tan rápido como pudiera. Así que se alistó, avisó a su familia lo sucedido y su padre compresivo se ofreció voluntario para llevarlo al hospital, mientras su madre le dio palabras de aliento.

Durante el trayecto, NamJoon iba callado, perdido en sus pensamientos. Miraba el paisaje a través de la ventana, y cómo las hojas de los árboles se movían con intensidad por las corrientes de aire. El pensamiento que tuvo hace meses lo invadió de nuevo, ¿es que acaso el destino estaba empeñado en arrebatarle a Yoonie?

«¿Te quedarás, verdad?», pensaba mientras respiraba pesadamente.

—Hey, Nam. —Le habló su padre—. Ya llegamos.

NamJoon paseó su vista alrededor, y sí, efectivamente, estaban fuera del hospital. Miró de reojo a su padre, tragando saliva fuertemente, mientras se preparaba para salir.

—Todo estará bien —dijo su papá, reconfortándolo, con las manos aún en el volante—, verás que estará bien.

Nam sólo pudo asentir velozmente. Salió del auto, inhalando aire por última vez. Su padre lo secundó, yendo tras él hasta la habitación donde se encontraba YoonGi.

El señor Kim fue quien se encargó de preguntar a una enfermera sobre el paradero de dicho cuarto, porque NamJoon simplemente no estaba ahí. Su mente divagaba cruelmente ante los diversos escenarios que podría enfrentarse, la madre de YoonGi había dicho que sí era grave, pero con un poco de fe todo mejoraría. No obstante, pudo notar que la señora Min había estado llorando, su voz se escuchó gangosa y triste.

—NamJoon, señor Kim —saludó la señora Min. Sus ojos hinchados, su expresión decaída; eso no era buena señal.

Ambos saludaron cordialmente a la mujer y fue NamJoon quien se atrevió hablar después—: ¿Y YoonGi? —preguntó. Odiando el tono en que había salido su voz; quebrada.

—No podemos pasar, el médico está haciendo una revisión —explicó—. Lo he visto antes… —Su labio inferior tembló y entonces se deshizo.

La mujer se puso a llorar amargamente y el señor Kim fue el primero en auxiliarla. La tomó por los hombros, atrayéndola hacia una serie de sillas plásticas pegadas a la pared para que se sentase. NamJoon escuchaba como su padre le murmuraba palabras de consuelo, y se le escapó una lágrima.

«¿Por qué carajos tiene que ser siempre él?», pensaba mientras intentaba no soltarse a llorar también. «¿Qué tanto tiene que sufrir para ser feliz

La señora Min agradecía el apoyo dado, la palma de su mano limpiaba descuidadamente sus ojos rojos e hinchados. Escuchaba como se lamentaba una y otra vez por no ser una buena madre.

«Háblame» [NamGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora