«Háblame» [NamGi]

pt 11

Durante los siguientes días NamJoon estuvo al tanto lo más que podía de YoonGi, tuvo que conseguir el número de celular de JungKook para que este le mantuviera al tanto de su situación, aunque no sirvió de mucho pues este tampoco sabía demasiado.

Su padre había llegado cuatro días después de que azotara la puerta y causara que se desprendiera del marco. Tuvo que decirle que fue él porque la historia que se armó en su cabeza que "de pronto apareció así mientras estaba fuera de casa" ni el mismo se la creía.

—Te he dicho que seas más cuidadoso, NamJoon —dijo, sin embargo no había reproche en su voz.

—Lo siento, papá —dijo abatido. En realidad era cierto, debía de ser más cuidadoso. Siempre solía romper algo cuando se enojaba, más bien, debería tratar de controlar sus emociones.

—¿Quieres algo de desayunar? —preguntó a su hijo.

NamJoon se mostró preocupado.

—Vamos, como en los viejos tiempos. Yo bato los huevos y tú los pones en la sartén. —Sonrió su padre.

—No estoy muy seguro de eso, papá.

—Hay que agradecer que mamá no está. Así que si rompemos algo diremos que fue un ladrón. —Le guiñó el ojo. Rieron bajito.

Ambos se adentraron a la cocina, se equiparon con mandiles rosados, unos visores que habían comprado cuando fueron de vacaciones a una playa, y un guante de cocina cada quien.

—¿Listo?

—¡Listo! —gritó NamJoon como si fuera un grito de guerra.

Su padre empezó a romper los huevos, en el intento se le cayeron varios. Las cáscaras rodaban por el piso, una vez terminado NamJoon empezó a batir con una cuchara y segundos después algunas gotas estaban manchando todo a su paso. Su padre comenzó a reír, trastabillando por el líquido en el suelo.

—¡Eso estuvo cerca! —dijo exaltado, llevando una mano a su pecho.

NamJoon no hizo más que reír y seguir mezclando, su padre lo observó mientras seguía en lo suyo.

—Haz crecido mucho, ¿no es así? Mi hijo ya es todo un hombrecito. —Sonrió.

—¡Papá! —gritó Nam, algo sonrojado. Se sentía avergonzado cuando su padre le hablaba de ese modo.

—¿Qué? ¡Es la verdad! ¡Apuesto que tienes a muchas personas esperando por ti!

NamJoon carraspeó un poco. Vertió la mezcla en la sartén para que se empezara a cocinar.

—No lo sé... Quizás... —Se encogió de hombros.

—¿Siempre eres así de modesto?

—Lo he sacado de ti —dijo recalcando su parpadeo.

—Ah, a mí no me eches la culpa. ¡De seguro fue tu madre! Esa mujer siempre es de esa forma. —Sonrió y se perdió un momento como si recordara algo.

—¿Ya te fuiste o sigues conmigo? —NamJoon observaba divertido a su padre.

El señor Kim parpadeó para después sonreír ruborizado.

—Ya volví.

—¿De verdad? —Hizo una expresión de sorpresa—. ¿A dónde te habías ido? —rió.

—Cuando conocí a tu madre —suspiró—, sigue tan bella como aquel día.

—¿Cómo la conociste?

—¡Ya te he contado esa historia!

—Me gusta escucharla. —Se excusó.

—¿Sabes que no nos gustará? —NamJoon lo miró curioso—. ¡El desayuno se está quemando!